Un árbol de siete metros simboliza la dulzura que al corazón del mundo desea transmitir la bailarina y coreógrafa francesa Claire Ducreux en su espectáculo "Fleurir les abîmes", último de los 25 años de trayectoria de esta artista homenajeada en esta edición por el Festival Internacional de Teatro y Artes de Calle de Valladolid (TAC). EFE/Nacho Gallego

Claire Ducreux construye en el TAC Valladolid un universo de danza, poesía y humor

Valladolid (EFE).- Un universo de emociones constelado de danza, humor y poesía ha construido la bailarina y coreógrafa francesa Claire Ducreux en “Fleurir les abîmes”, su último espectáculo como protagonista después de veinticinco años de alternativa, que ha compartido con el público de Valladolid.

Las ruinas de la antigua Colegiata de Santa María la Mayor han amanecido este jueves con un árbol de siete metros, un nido en el suelo y cuatro ramas apuntando al cielo, un misterio que se ha encargado de desentrañar Ducreux dentro del 25º Festival Internacional de Teatro y Artes de Calle (TAC).

Abismo y esperanza

Desde el abismo terrenal, como insinúa el título de esta propuesta, la bailarina francesa emerge al trepar por el árbol para trasladar al mundo un mensaje de esperanza que ha simbolizado a través de la música y el delicado lenguaje de su cuerpo, todo ello subrayado por las notas de un piano y de un acordeón.

Los cipreses que escoltan los restos de la colegiata románica han tolerado la presencia de una intrusa que ha seducido a los espectadores con las imágenes creadas a partir de movimientos y contorsiones, bailes alrededor del tronco erigido como un tótem en danzas que han recordado la ancestral pleitesía a la naturaleza.

En ella se encuentra el origen y la vida, una plenitud que Claire Ducreux ha simbolizado en un nido recogido del suelo y depositado en una rama como alegoría de la pieza que faltaba, del lugar que debe ocupar cada uno para alcanzar un ecosistema pleno de felicidad, la que ella misma ha rubricado con sus gestos y sonrisa de mimo.

Compartido

Se lo ha explicado a los espectadores a través de una coreografía de media hora que ha compartido con algunos de ellos, un niño y un adulto, a quienes ha enseñado todo el proceso creativo en pasos y danzas.

Es el último espectáculo como protagonista de Ducreux, galardonada en 2000 durante la primera edición del TAC con el premio del jurado (“Fragile”) y en 2017 el galardón al mejor espectáculo de calle (“Silence”), también con un monólogo de teatro y danza, a los que se une ahora el homenaje este año por toda su trayectoria.

Lorca revisitado

En clave nacional, también dentro de esta segunda jornada del TAC, Producciones Imperdibles ha recuperado la figura de Federico García Lorca en una de sus versiones más amargas, oscuras y personales, la que vertió en los versos de su poemario “Poeta en Nueva York” (1929-1930).

Fue fruto de una experiencia en la ciudad de los rascacielos que le marcó por la deshumanización y alienación del hombre, un laberinto donde comparó al ser humano con un insecto por su dimensión y vulnerabilidad.

De todo ello habla “Esencia de Federico”, una producción que la compañía sevillana rescata ahora con motivo del 125º aniversario del poeta granadino a través de un montaje audiovisual al que accede el espectador mediante unos auriculares para escuchar los versos de Lorca en la voz de Joan Mora.

Son versos duros, llagados, sin la musicalidad y sensualidad de los años precedentes, reforzados por un monitor con la imagen del poeta buceando en el interior de una copa. Es la metáfora de una depresión de la que intenta evadirse por todos los medios, la búsqueda de una salida angustiosa ante la inminente amenaza de una asfixia existencial. EFE