En la imagen restos del caparazón y maqueta de la tortuga a tamaño real.EFE/ Ramon Gabriel

Encuentran en el Pirineo los restos de la tortuga marina más grande de Europa

Lleida, 17 nov (EFE).- Investigadores del Instituto Catalán de Paleontología Miquel Crusafont (ICP), del Museo de la Conca Dellà (MCD) y de la universidad checa de Masaryk, Brno (MU), han descubierto en el Pirineo leridano los restos de la tortuga marina más grande de Europa.

Según han explicado hoy jueves en rueda de prensa, se estima que el ejemplar de la nueva especie “Leviathanochelys aneigmatica” medía 3,7 metros de largo y que los fósiles, que se excavaron en el municipio de Coll de Nargó (Lleida), tienen una antigüedad de hasta 83 millones de años.

El hallazgo se ha publicado la revista Scientific Reports y el nombre científico del ejemplar significa “la tortuga leviatán enigmática”, en referencia a Leviatán, una “bestia bíblica marina de enormes dimensiones”.

El investigador del ICP y del MCD, Oscar Castillo, ha asegurado que “la sorpresa fue mayúscula, ya que no son habituales los restos de reptiles marinos en los Pirineos y todavía menos de estas dimensiones”.

En este sentido, destaca que los restos, de los cuales solo se conoce parte de su cascarón y la pelvis, permiten estimar una longitud total de 3,7 metros de largo, por lo que afirman que se trataría de la tortuga marina más grande de Europa y la segunda del mundo, solo superada por el género “Archelon” de América del Norte, que llegó a medir hasta 4,5 metros de largo.

Más allá de la dimensión de su cascarón, la tortuga hallada presenta unas protuberancias en la parte anterior de la pelvis “nunca vistas” en ninguna otra tortuga, ni terrestre ni marina, por lo que los investigadores creen que estas proyecciones óseas, ligadas a la musculatura que controlaba la contracción del vientre del animal, deberían de haber participado en funciones respiratorias del mismo.

De igual forma, sus características anatómicas delatan que tenía un estilo de vida pelágico y que “era capaz de llegar a grandes profundidades”.

Cabe destacar que fue un excursionista quien descubrió en julio de 2016 los restos en una zona cerca de Cal Torrades, en Coll de Nargó, y, después de notificar el hallazgo al Espacio Dinosfera, un equipo de profesionales se desplazó hasta el lugar para realizar una “intervención de urgencia” y preservar los restos que estaban al aire libre.

Seguidamente, se depositaron en el Museo de la Conca Dellà a la espera de ser estudiadas y, a raíz del estudio preliminar realizado por Castillo en el marco de su trabajo de máster, se llevaron a cabo nuevas campañas de excavación en el yacimiento.

Ahora, los restos fósiles se expondrán de forma permanente en el Espacio Dinosfera de Coll de Nargó con el fin de divulgar el “extraordinario” patrimonio paleontológico de los Pirineos y que se encuentra dentro del Unesco Global Geoparc Orígens.

Los investigadores recuerdan que, durante la era mesozoica, el Pirineo todavía no se había alzado y el mar bañaba los llanos costeros, por lo que los ríos, lagos y las playas eran el paisaje de muchas zonas de las comarcas del Berguedà (Barcelona), el Alt Urgell, el Pallars Jussà y la Noguera.

Por ello, pese a que los dinosaurios son las especies más representativas de este ecosistema, ocasionalmente también se encuentran restos de animales marinos, como ha sido este caso.

De hecho, en los últimos años se han descrito tres especies únicas de dinosaurios en esta región, como son el gran “Abditosaurus”, un titanosauro de más de 15 metros de largo, así como el diminuto y carnívoro “Tamarro” y el primitivo “Fylax”.

Estos tres son algunos de los últimos representantes de este grupo que vivió en Europa hace unos 70 millones de años, poco antes de que se extinguieran en todo el mundo.