La escritora mexicana Cristina Rivera Garza. EFE/ZOE CORPAS

La escritora mexicana Cristina Rivera Garza resalta la importancia del lenguaje en la lucha contra los feminicidios

ZOE CORPAS
Barcelona (EFE).- La escritora mexicana Cristina Rivera Garza, que mañana viernes recibirá el premio BBK Gutun Zuria Bilbao, ha hablado antes en Barcelona sobre su libro “El invencible verano de Liliana” y ha hecho hincapié en la importancia del lenguaje en la lucha contra la violencia de género y los feminicidios.
Rivera Garza ha ofrecido una conferencia a jóvenes estudiantes en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB), junto a la periodista Lolita Bosch y esta tarde acude a la Universidad de Barcelona para contar su experiencia personal con el feminicidio.
La hermana de Cristina Rivera Garza, Liliana, fue asesinada a manos de su pareja. Treinta años más tarde, la escritora publica el libro “El invencible verano de Liliana”, en el que le vuelve a dar voz a su hermana a través de sus diarios.
“Este tal vez es el más personal de mis libros”, cuenta Rivera Garza a EFE. La escritora había intentado en repetidas ocasiones escribir este libro, pero según ella era necesario que pasara un tiempo, tanto a nivel personal como a nivel social.
“El reto era el lenguaje”, expresa la escritora. Según Rivera Garza, nos ha llevado más o menos treinta años construir un lenguaje “lo suficientemente preciso y también compasivo” para contar estas historias fuera de la “narrativa patriarcal”.
La de Liliana “fue una historia que se contó a rumores, una historia forzosamente silenciada, que cuando se contó se hizo utilizando esta figura de lo que se conoce como un crimen pasional”, explica Rivera Garza entre los archivos del CCCB.
No fue hasta que accedió a las pertenencias de su hermana que consiguió encontrar la manera de contar la historia de Liliana. Entre los efectos personales de su hermana, Rivera Garza descubrió un amplio archivo documental en el que explicaba todos los detalles de su vida.
Con este hallazgo, la autora mexicana ha escrito pasajes de ficción y de no-ficción basándose en las anotaciones de su hermana para contar la historia de Liliana, que fue víctima de un feminicidio a los veinte años.

Una guerra contra las mujeres

Culpabilizar a la víctima y exonerar a los perpetradores es una narrativa recurrente en estos crímenes. Preguntas como: ¿Cómo iba vestida la chica? ¿Por dónde iba? ¿Había bebido?, son preguntas que responsabilizan a la víctima de un delito de las cuales ellas no son culpables.
“Hemos ido aprendiendo a decir las cosas por su nombre”, afirma la escritora. Pone como ejemplo los piropos que reciben las mujeres por la calle, que ya no son piropos, es acoso; o los romances de oficina, que en realidad son un abuso de las jerarquías laborales.

La escritora mexicana Cristina Rivera Garza participó en una charla en el CCCB de Barcelona. EFE/ZOE CORPAS


Las movilizaciones feministas han permitido no solo “la toma de espacios públicos sino también de espacios del lenguaje”. A partir de estas luchas se ha ido generando este vocabulario, que nos permite ver la realidad de otra manera.
No obstante, “tenemos muchas cosas por hacer”, dice Rivera Garza. En México hay una media de 10 víctimas de feminicidio cada día, según los datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía de México. Nos encontramos en una situación “que (la escritora) Rita Segato denominó como una guerra contra las mujeres”, ha apuntado Rivera Garza.
Por estos motivos, para ella es importante hablar de estos hechos, sobre todo con gente joven. La escritora explica que muchas veces es difícil identificar casos de violencia, ya que “el lenguaje con el que hablamos de ellos es casi el mismo que utilizamos cuando hablamos del amor”.
Separar estas dinámicas y aclarar “qué es el amor y qué no lo es, es un trabajo que debemos hacer todos”. “Nos tenemos que educar todos, hay que subvertir las narrativas patriarcales que se empeñan en no dejarnos ver”, comenta.
La escritora se alegra de que un tema como el feminicidio y la verdad de Liliana sean de interés para los jóvenes. Para ella, el triunfo de un libro no depende de las ventas, sino de que la historia forme parte de la vida del lector.