Barcelona, 29 mar (EFE).- Barcelona destaca por su “proactividad” a la hora de determinar qué grandes eventos “encajan” con la ciudad y, una vez ya instalados, la colaboración de administraciones y sector privado con sus promotores supera a la de otras ciudades europeas que se pueden considerar competidoras.
Es una de las principales conclusiones del debate que han protagonizado este miércoles, en el marco de las jornadas Barcelona React, el consejero delegado de la GSMA, la asociación que organiza el MWC, John Hofman; el director ejecutivo del salón audiovisual ISE, Mike Blackman; la vicepresidenta de la entidad organizadora de la Copa del América 2024, Aurora Catà; y la directora y fundadora de la institución cultural Manifesta, Hedwig Fijen.
Con distintos enfoques, los cuatro ponentes han explicado por qué sus eventos han elegido Barcelona como sede -permanente o puntual-, y entre los ingredientes enumerados se sitúan el “apoyo” de los distintos actores de la ciudad, sus infraestructuras de transporte público, hoteles y restaurantes, intangibles como la gente y su “atmósfera” y características destacadas como el sol y la comida -sumado a costes menores que en otros lugares de Europa-.
“UNA MEZCLA ÚNICA”
Hoffman, que atesora más experiencia que el resto de colegas de debate, pues el Mobile aterrizó en Barcelona en 2006, ha asegurado que Barcelona cuenta con “una mezcla única”, un “ecosistema” que no ha visto replicado en otras urbes.
Cuando el Mobile se mudó de Cannes (Francia) a Barcelona sus organizadores buscaban lo habitual en aquel momento: una ciudad con un espacio adecuado (Fira de Barcelona, especialmente el recinto de Gran Via), con suficientes restaurantes y hoteles y un transporte público eficiente.
Años después, alrededor 2011, según ha rememorado, “el criterio cambió un poco”: “Cuando llegamos éramos una especie de parásito”, ha ironizado, y el MWC resolvió que debía tejer “una relación de largo plazo” con la ciudad y dejar un “legado”.
Barcelona y el MWC seguirán ligados hasta 2030, si bien el contrato puede extenderse año a año a partir de entonces. Hoffman ha explicado, sin embargo, que el contrato cuenta con una suerte de “botón nuclear” que él puede apretar en caso de que “algo vaya realmente mal”.
Esa no es su voluntad, puesto que ahora “no hay nada que nos falte”, ha añadido.
“UNA PEQUEÑA GRAN CIUDAD”
Blackman, que ha suscrito todo lo apuntado por Hoffman, también ha incidido en el tamaño de Barcelona, lo suficientemente grande para el ISE -que abandonó Ámsterdam tras su edición de 2020-, pero no demasiado, a diferencia de otros candidatos como Londres.
“Si hubiéramos ido a Londres estaríamos desdibujados en medio de un mar de grandes eventos, mientras aquí somos los protagonistas”, ha dicho.
Ha sido él quien, además, ha citado elementos “que no se pueden medir”, como la “atmósfera” que rodea la ciudad, y ha abogado por minimizar el comprensible “enfado” de los ciudadanos cuando estos grandes eventos tienen lugar, por su impacto en el transporte y la movilidad.
Por eso es importante trabajar con las administraciones y remarcar que, en este caso concreto, la celebración del ISE ha hecho que siete empresas del sector audiovisual hayan instalado en Barcelona nuevas oficinas.
¿HAY QUE AMPLIAR EL AEROPUERTO?
Catà, que más allá de formar ahora parte de la organización de la Copa del América fue previamente presidenta de Barcelona Global, ha reivindicado lo “proactiva” que es la sociedad civil barcelonesa y, por otro lado, ha identificado como un debe de la ciudad su aeropuerto, que debería contar, a su juicio, con mayores conexiones intercontinentales.
Para Blackman, sin embargo, este es “un problema de ricos”. Aunque no ha querido entrar en el debate, ha subrayado que el de Barcelona es el octavo aeropuerto más grande de Europa y ha sostenido que no es una gran traba que en algunos casos para llegar a la ciudad haya que hacer escala.
Fijen ha ido más allá al defender que “existe un mercado para los transportes alternativos”, de modo que debería priorizarse el tren o aumentar los puntos de carga para vehículos eléctricos, al tiempo que ha recordado la urgencia de la crisis climática y los Acuerdos De París.
La directora de Manifesta también ha animado a Barcelona a repensarse más allá de su centro histórico: ha aconsejado mejorar las conexiones entre las urbes metropolitanas y llevar la cultura también a esos territorios.