Caín vuelve a estar cerca de la mano de Dios en el mural de Sant Climent de Taüll

Barcelona (EFE).- Cuando se cumplen cien años del arrancamiento y musealización de las pinturas murales descubiertas en varias iglesias del Pirineo, la figura de Caín vuelve a estar cerca de la mano de Dios en el ábside de Sant Climent de Taüll (Lleida), tal como lo estuvo durante siglos.

Los responsables del Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC) han dado a conocer este jueves las actuaciones que están realizando en la colección de arte románico, y que durarán hasta 2025, para añadir fragmentos de pintura mural, algunos conservados en las mismas reservas del centro, a los conjuntos de las iglesias de Sant Climent de Taüll, Sant Pere del Burgal y Sant Joan de Boí (Lleida).

El conservador Eduard Vallès, la jefa del servicio de restauración y conservación preventiva, Carme Ramells, y la conservadora de arte románico, Gemma Illa, han coincidido en rueda de prensa que otro destacado de estos trabajos es que han permitido “descubrimientos relevantes” sobre la forma de trabajar de los maestros medievales y sus técnicas pictóricas.

CAMBIARÁN LAS POSTALES DE ESTAS PINTURAS

Rectificando a “gente muy importante” e incluso sabedores de que se deberán imprimir nuevas postales y cambiar preguntas de exámenes de selectividad, los tres expertos han mostrado su seguridad respecto a la incorporación de estos fragmentos en sus nuevas ubicaciones, tras una década de estudios con todo tipo de documentación, tanto escrita como gráfica, y volviendo in situ a las iglesias.

La imagen de Caín que luce de nuevo en el ábside y que se había llegado a exponer enmarcada, con una cartela al lado en la que se le calificaba de “hombre apesadumbrado”, se concluyó que debía estar junto al Pantocrátor, después del descubrimiento de unos vestigios de pintura en Sant Climent por las intervenciones efectuadas allí en 2013, cuando se acordó recrear las pinturas con un “mapping”.

En la intervención de Sant Pere del Burgal no se incorporarán nuevas figuras, sino que se cambiarán de ubicación las de los dos profetas que hay, tras determinar los estudios realizados que su localización debe ser en el arco triunfal del ábside, gracias, principalmente, a una fotografía antigua.

Asimismo, se integrará un fragmento de cenefa del arco y otro de grandes dimensiones, hasta ahora nunca expuesto al público, que representa la parte inferior de cinco figuras, que se han podido restaurar.

En las salas de Sant Joan de Boí se reintegrarán cuatro fragmentos de decoración en las columnas de la iglesia, una vez acabe su restauración y se lleve a cabo una intervención para adecuarlas a estos elementos, puesto que también se habían exhibido enmarcadas.

Gemma Illa no ha escondido que por las vicisitudes de constitución del museo, con cambios de sede en sus primeros años o la guerra civil, entre 1936 y 1939, hubo fragmentos pictóricos que se desubicaron, mientras que otros se llegaron a perder.

Sin embargo, a lo largo de los años se ha “hecho un esfuerzo para colocarlo todo en su lugar”, hasta llegar a estas actuaciones en pleno siglo XXI.

Carme Ramells, por su parte, ha incidido en la importancia de los descubrimientos hechos a nivel de técnicas pictóricas, especialmente con los análisis de más de cuarenta muestras del ábside y del fragmento de Caín de Sant Climent de Taüll.

RESTOS DE ESTAÑO OXIDADO

Se han hallado restos de láminas de estaño oxidado en la cruz del nimbo del Cristo, iguales a los que se utilizaban para los frontales románicos para crear falsos dorados, además de minio mezclado con cinabrio para dar toques de luz a los colores rojos.

Además, se ha concluido que los colores originales se han mantenido con muy pocas alteraciones y que “la gama cromática es mucho más amplia” de lo que se sabía hasta ahora.

El blanco, el negro, el azul aerenita, junto con cuatro rojos diferentes y dos ocres eran usados solos o en complejas mezclas para “recrear la sensación de volumen”.

Por otra parte, gracias a los análisis químicos, se ha comprobado que las primeras capas de pintura son al fresco y las últimas, con detalles minuciosos, están pintadas al seco, y que el “brillo y la saturación de los colores se explica por “el proceso de carbonatación que se produce durante el secado del mortero”.

Las actuaciones, con andamios junto a las pinturas, se seguirán haciendo ante el público hasta que finalicen en unos dos años.

Carme Ramells cree que “ahora es como si llegáramos a la meta, tras una carrera de fondo muy larga, en la que ha intervenido mucha gente”, y ha advertido de que estas pinturas arrancadas de su lugar original ahora lo que necesitan es de “toda la infraestructura del museo”.