El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont, en la inauguración de la muestra "Contribución de Cataluña al progreso social y político de la UE" en Bruselas.-EFE/ Pablo Garrigós

Del ‘no’ preventivo a Sánchez a poner condiciones previas: las claves de la evolución de Puigdemont

Roger Mateos / Barcelona (EFE).- A ocho días de las elecciones generales del 23 de julio, Carles Puigdemont afirmó tajante que Pedro Sánchez no sería investido con los votos de JxCat. Menos de dos meses después, el expresidente de la Generalitat se abre a negociar, pero con cuatro condiciones previas y un puñado de matices a analizar.

Estas son las claves de su evolución y las puertas que deja abiertas, sin dar por hecho su aval a la investidura de Sánchez y sin renunciar a la “unilateralidad” si algún día la ve necesaria:

1.”Pedro Sánchez no será presidente con los votos de Junts”

“Pedro Sánchez no será presidente con los votos de Junts. No puede serlo, por muchas razones, pero le diré una muy clara: Pedro Sánchez miente e incumple. Y como ya lo ha hecho varias veces, ¿exactamente qué incentivo tenemos nosotros para hacer presidente a un mentiroso y un incumplidor?”: eso fue lo que dijo Puigdemont en una entrevista al diario Ara publicada el 15 de julio, la semana anterior al 23J.

Mientras la cabeza de lista de JxCat al Congreso, Míriam Nogueras, se mordía la lengua en los mítines para no ir tan lejos, Puigdemont parecía cerrar la puerta a hacer valer su influencia si las urnas le otorgaban la llave de la gobernabilidad, una rotundidad que incomodó entonces a los sectores más pragmáticos del partido.

2. La llave de JxCat: Ni “miedo a perderla” ni “sobreactuación”

La noche electoral, cuando todos los focos se dirigieron hacia él, publicó un mensaje en la red social X en el que advertía de que “Junts no debe nada a nadie más que a sus votantes”, pero ya no descartaba ningún escenario: empezaba a dejarse margen de maniobra.

El 29 de julio, tras el recuento definitivo de los votos, lanzó un nuevo mensaje, en el que pedía “discreción” y avisaba de que ni las presiones ni el “chantaje político” lo doblegarían, una advertencia implícita a PSOE y Sumar, si bien añadía un matiz reflexivo: “Tener la llave es circunstancial. Un día la tienes y al día siguiente no, y no lo podemos perder nunca de vista. Esto no nos puede hacer caer ni en las prisas ante el miedo a perderla, ni en la sobreactuación ante un poder que es inevitablemente efímero”.

El eurodiputado de Jxcat Carles Puigdemont este martes en Bruselas. EFE/EPA/OLIVIER HOSLET
El eurodiputado de Jxcat Carles Puigdemont este martes en Bruselas. EFE/EPA/OLIVIER HOSLET

3. Algo más que una foto

En el mismo mensaje del 29 de julio, Puigdemont dedicó un largo párrafo a enumerar las “amenazas”, las “campañas de difamación”, las tramas “delirantes” en que lo involucraron determinados dossieres policiales, el espionaje y los insultos de los que ha sido objeto en “cinco años y nueve meses en el exilio”.

Más de una vez ha dejado entrever su profundo malestar con los socialistas por el ninguneo hacia él y su partido, por no querer reconocerlo hasta hoy como interlocutor legítimo, y precisamente por eso la fotografía de este lunes con la vicepresidenta segunda del Gobierno y líder de Sumar, Yolanda Díaz, cobra valor para él, como gesto de reconocimiento y desagravio de una formación estatal, una imagen rehabilitadora que puede pedir que se repita con Sánchez.

4. Condiciones previas: Amnistía para poder empezar a hablar

Desde un principio, las dos condiciones de Junts eran amnistía y autodeterminación, pero en su conferencia de ayer martes en Bruselas Puigdemont matizó que, al menos la amnistía, no puede ser fruto de la negociación para apoyar la investidura de Sánchez, sino que debe ser una premisa previa: reclama pasos efectivos, en las próximas semanas, hacia la desjudicialización, por parte del Congreso y por parte del Gobierno a través de Fiscalía y Abogacía del Estado.

Sus otras condiciones previas son reconocer la legitimidad del independentismo sin someterlo a espionaje, incorporar una mediación para verificar el cumplimiento de los acuerdos y establecer como límite negociador no la Constitución, sino los tratados internacionales sobre derechos humanos y libertades.

5. Las condiciones que aún no quiere avanzar

Puigdemont -que en los últimos años ha defendido la vía de la confrontación, en contraste con la apuesta de ERC por el diálogo- ha fijado sus condiciones imprescindibles para sentarse a negociar, pero no ha desvelado cuáles serán sus exigencias para que JxCat invista a Sánchez, si bien ha dado a entender que habrá que avanzar en el reconocimiento del derecho a la autodeterminación.

Incluso ha dejado caer cuál sería el paraguas legal: el artículo 92 de la Carta Magna, que señala que “las decisiones políticas de especial transcendencia podrán ser sometidas a referéndum consultivo de todos los ciudadanos”, convocado por el Rey, a propuesta del presidente del Gobierno “previamente autorizada por el Congreso”.

El europarlamentario Carles Puigdemont.
El europarlamentario Carles Puigdemont. EFE/EPA/Julien Warnand

6. Sin renunciar al botón nuclear

“Estamos preparados por si hay elecciones”, alertó Puigdemont en su conferencia, para prevenir a Sánchez de que no dé por hecho el apoyo de Junts, porque, si no cumple sus reglas, a su partido no le temblará el pulso para forzar una repetición electoral.

Fuentes de su entorno consultadas por EFE recuerdan el “error” que cometió Mariano Rajoy en 2017 al “no creerse” que Puigdemont fuese capaz de organizar el referéndum y, ahora, “el PSOE cometería el mismo error” si pensase que no se atreverá a forzar nuevas elecciones si Sánchez desdeña sus condiciones.

7. Protagonismo de JxCat, eclipse de sus líderes

Laura Borràs ostenta la presidencia de JxCat y Jordi Turull es el secretario general, pero desde el 23J su liderazgo se ha visto completamente eclipsado, todo el mundo ha entendido que la negociación pasa por Puigdemont, que desde mayo de 2022 no tiene ningún cargo orgánico en la dirección del partido: “España, capital Waterloo”, resumió gráficamente Josep Lluís Alay, estrecho colaborador del expresidente catalán, la misma noche electoral.

La autoridad política y moral de Puigdemont -que pronunció su conferencia en un escenario sin el logotipo de JxCat- dentro de su partido sigue siendo máxima y, mientras tanto, ERC se ve relegada y sin protagonismo negociador, aunque sus votos son también claves.