Girona (EFE).- El alcalde de Castell-Platja d’Aro (Girona), Maurici Jiménez, enarbola la bandera del turismo como parte del ADN de la localidad, pero aboga por «disminuir la cantidad y subir la calidad».
En una entrevista con EFE, Jiménez precisa que no habla únicamente de que esos visitantes gasten más dinero, «pero masificación por masificación no aporta nada».
En su localidad, el objetivo es ir más allá del sol y la playa, con propuestas culturales y deportivas: «A mí lo que me preocupa es cuando un sábado de verano nos entran 30.000 coches por la mañana y salen 30.000 a las cinco de la tarde», precisa.
Un alcalde contra las visitas vacías
Desde su cargo al frente de uno de los municipios turísticos más destacados de la Costa Brava y de Cataluña, lamenta que, en casos como el descrito, se tensione a la población para una visita vacía.
«No se llevan nada de valor, solo han pasado un día de playa y lo que quiero es que también se lleven cultura, conocimiento, historia o patrimonio», señala.
El objetivo desde el ayuntamiento es que «la gente vuelva, que no se quede solo en la superficialidad», para lo que se ponen en valor desde rutas históricas en el núcleo de Castell d’Aro a senderismo al pie del macizo de Les Gavarres.
Pacificar la convivencia entre turistas y residentes
El modelo en el que trabaja Jiménez pasa también por pacificar la convivencia entre turistas y residentes, para lo que se aprobaron unas ordenanzas que prohíben las actitudes incívicas, como lucir disfraces sexuales en despedidas de soltero o ir sin camiseta fuera de la línea de costa.
Por infracciones relacionadas con esta normativa se impusieron 1.508 denuncias en 2024 y 438 este año a fecha de 1 de julio.
El alcalde ve clave la presencia de agentes interinos de verano que velan por la convivencia, cuya labor esta temporada arrancó el pasado mes de mayo.
Todavía se ven despedidas de soltero o patinetes por el paseo marítimo, «pero ha habido una reducción», puntualiza, antes de indicar que la primera de estas actividades no se ha prohibido, solo los comportamientos incívicos.
La idea es la de que «si no hay orden hay sanción» y que, además de unas ordenanzas, hay «unos agentes que hacen que se cumplan».
Considera que la ‘turismofobia’ no es un problema en Castell-Platja, ya que el consistorio lleva años analizando el tema con el tejido social y los vecinos saben que el sector permite en parte cubrir parte de los servicios de los que disponen.
Servicios a precios asequibles gracias al turismo
Jiménez subraya que, a cambio de algunas incomodidades durante dos meses y medio, el resto del año se ofrecen extraescolares y libros a precios asequibles.
También los aparcamientos son gratuitos para los residentes y lo que más preocupa al alcalde es la vivienda, para lo que ha puesto en marcha diferentes medidas como incorporar a la bolsa municipal pisos y casas que permanecen vacías.
El turismo aporta trabajo y servicios, pero «los que acaban la universidad o su ciclo formativo tiene que coger la mochila e irse a otro pueblo para construir un proyecto de vida».
Su esperanza es que este problema global se solucione desde la Unión Europea, el Gobierno y la Generalitat con políticas de vivienda que deriven en herramientas legislativas y en agilidad administrativa, porque «la situación es crítica». EFE