El expresidente catalán Carles Puigdemont (2d), acompañado por la portavoz de Junts en el Congreso, Míriam Nogueras (i), y el secretario general del partido, Jordi Turull (d), en una imagen de archivo en Waterloo. EFE/ Olatz Castrillo

El 2025 de JxCat: de la ruptura con el PSOE a la distensión para saldar «incumplimientos»

Santi Sánchez |
Barcelona (EFE).- En poco más de un año, JxCat ha pasado de advertir de su posible ruptura con el Gobierno a oficializar ese divorcio, dejando a Pedro Sánchez sin la mayoría que propició su investidura, lo que ha llevado al jefe del Ejecutivo a intentar reconstruir puentes para dar aire a la legislatura española.

Estas han sido las claves de un 2025 convulso para JxCat, que con sus siete escaños en el Congreso ha vuelto a condicionar la política estatal:

De la ruptura al intento de desescalada de Sánchez

Si 2024 terminó con la exigencia de una cuestión de confianza a Sánchez, 2025 acaba con la ruptura con Sánchez teóricamente consumada tras ser avalada por la militancia en una consulta.

En la práctica, esta ruptura -escenificada a finales de octubre- se ha traducido en el fin de las reuniones secretas en Suiza y de todo contacto con el PSOE: «Se enterarán de nuestro voto por el panel de votación», repetían dirigentes y portavoces de JxCat.

Sin embargo, un mes después, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, reconoció públicamente sus «incumplimientos» y, en privado, dirigentes de Junts admitieron que, si el presidente va en serio y cumple todo lo acordado, «hay margen para la desescalada».

Tras las palabras de Sánchez se ha desbloqueado en el Congreso la proposición de ley sobre la multirreincidencia registrada por Junts y ha llegado un decreto ley con varias reclamaciones pendientes, como la cobertura ante eventuales impagos de rentas en los contratos de alquiler, aunque la lista de compromisos pendientes aún es larga.

Entre ellos se encuentran la «amnistía total» -que permitiría el regreso a Cataluña del presidente de Junts, Carles Puigdemont-, la oficialidad del catalán en Europa, la delegación de competencias en materia de inmigración o la publicación de las balanzas fiscales.

En las últimas semanas del año, JxCat ha modulado su discurso y ha recuperado la idea de hacer un frente común en Madrid con ERC, para aprovechar la «debilidad» de Sánchez, aunque los republicanos ponen en duda la credibilidad de la línea estratégica de Puigdemont.

La portavoz de Junts, Míriam Nogueras, pasa ante el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús, durante un pleno del Congreso. EFE/ J.J.Guillen

Alcaldes de JxCat marcan perfil ante el auge de Aliança

Más allá de la influencia de sus diputados en el Congreso, el principal poder institucional que tiene JxCat radica en sus alcaldías en ciudades medianas como Sant Cugat del Vallès, Vic, Figueres o Martorell, cuyos alcaldes han marcado un perfil propio ante el auge de la formación islamófoba Aliança Catalana.

La inquietud por la evolución al alza del partido que lidera Sílvia Orriols -al que todas las encuestas auguran un crecimiento exponencial a costa principalmente de Junts- ha motivado que algunos de estos alcaldes hayan expresado en privado su descontento con el «rumbo» de la dirección del partido de Puigdemont.

A nivel interno, JxCat también ha experimentado movimientos de calado, con el ascenso de Mònica Sales a la presidencia del grupo en el Parlamento de Cataluña y Salvador Vergés al cargo de portavoz.

El hasta ahora líder en el Parlamento catalán, Albert Batet, ha pasado a ser, orgánicamente, la mano derecha de Puigdemont, encargado de «reforzar la interlocución» con el tejido empresarial y encabezar un comité de campaña que JxCat ya ha constituido.

En paralelo a estos cambios en el organigrama, la dirección del partido se ha visto obligada a sustituir al diputado David Saldoni, que ha abandonado la política activa, y al exconseller Jaume Giró, que dejó su escaño en el Parlament por discrepancias estratégicas.

Posible vuelta de Puigdemont y alcaldable por Barcelona

Tras un año de turbulencias, JxCat afronta 2026 con varias carpetas pendientes encima de la mesa, como el retorno de Carles Puigdemont una vez se le aplique la ley de amnistía, un escenario que las fuentes consultadas sitúan en la próxima primavera.

Si puede volver, se espera que Puigdemont recorra el territorio catalán y juegue el rol político que él decida, con la incógnita de si ocupará su escaño en el Parlament y si confrontará desde la cámara catalana con el presidente de la Generalitat, Salvador Illa.

También habrá que resolver la incógnita del alcaldable por Barcelona, con el vicepresidente de JxCat Josep Rius y el líder del partido en el consistorio, Jordi Martí, como posibles opciones -si no llega un fichaje de última hora- tras la negativa del expresident Artur Mas y el exconseller Joaquim Forn a encabezar la lista.