Jose Oliva | Barcelona (EFE).- El periodista y columnista británico John Elledge, autor del ensayo ‘Una breve historia del mundo en 47 fronteras’, considera que «Europa es un continente inventado, es una península de Eurasia».
En ‘Una breve historia del mundo en 47 fronteras’ (RBA), Elledge ofrece una mirada sorprendente sobre cómo los mapas han moldeado nuestra realidad.
En sus páginas, Elledge, que colabora en medios como The Guardian o New Statesman, relata desde los intentos romanos de definir los límites de la civilización. También menciona el acuerdo secreto entre británicos y franceses para repartirse el Imperio Otomano durante la Primera Guerra Mundial. Además, pasa por la razón de que Bolivia, a pesar de no tener salida al mar, mantiene una armada.

A veces basadas en la geografía física, otras veces completamente arbitrarias, estas líneas fronterizas podrían haber sido muy distintas. Esto hubiera pasado si una guerra, un tratado o las decisiones de un puñado de europeos agotados hubieran tomado otro rumbo, advierte Elledge en una entrevista con EFE.
Recuerda el autor que «las líneas que la humanidad ha trazado a lo largo de la historia son innumerables, pero hubo un tiempo en que no estaban. Llegará también el momento en el que dejarán de existir».
Sobre este punto, recuerda el periodista británico que se tiende a ver los mapas actuales como algo «eterno», cuando la historia demuestra que son «líneas en constante cambio».
En un tono entre humorístico y crítico, Elledge cree que Europa es teóricamente un «continente inventado» surgido de los límites de la geografía de la Antigua Grecia y el ascenso del Islam. Añade que su separación como continente es «una construcción cultural y política europea» para diferenciarse de Asia y África.
La primera frontera dividía el Alto y el Bajo Egipto
Según recoge en el libro, la primera frontera conocida de la que se tiene constancia documental es la que separaba el Alto y Bajo Egipto alrededor del año 3100 aC. Se sabe de su existencia por los registros de su abolición con la unificación de los faraones.
Respecto de las fronteras poscoloniales, denuncia su arbitrariedad. Constituyen el fruto de «decisiones tomadas por un puñado de europeos cansados», que trazaron las líneas divisorias de territorios que apenas conocían.
Las fronteras poscoloniales son el fruto de esa arbitrariedad del imperialismo. Esto tiene su constatación más evidente, apunta, en el reparto de África y Oriente Medio. Se realizó a través de tratados como el Acuerdo Sykes-Picot, un pacto secreto de 1916 entre Reino Unido y Francia, con aprobación rusa, para dividirse las posesiones del Imperio Otomano tras la Primera Guerra Mundial.

Frontera entre EE.UU. y México
Elledge analiza casos concretos como la frontera entre Estados Unidos y México, hoy uno de los puntos calientes en el planeta en torno a la inmigración irregular. «Se olvida habitualmente que gran parte del oeste estadounidense fue territorio mexicano hasta una guerra de agresión imperialista en la década de 1840».
Posicionado en favor de Europa y con un perfil liberal, John Elledge no oculta sus ideas en contra del Brexit. Piensa que las barreras físicas limitan la libertad de movimiento.
Concebida la escritura del ensayo casi como «un ejercicio de terapia», Elledge no puede evitar considerar el Brexit como «un error histórico». Remarca que, a pesar de la salida del Reino Unido de la Unión Europea, «todavía me siento muy europeo».