Las investigadoras de la Universidad de La Laguna (Tenerife), la geoarqueóloga contratada como investigadora postdoctoral Marie Curie en el mismo centro, en el Laboratorio de Micromorfología y Biomarcadores Arqueológicos (AMBI LAB), Natalia Égüez (i) y la geóloga, profesora e investigadora del Departamento de Biología Animal, Edafología y Geología de la Universidad de La Laguna, Margarita Jambrina (d); son las codirectoras del proyecto 'Impact', una investigación que determinará si durante el Antropoceno se han registrado cambios climáticos abruptos y la respuesta de la flora y fauna endémica antigua a este impacto. EFE/Ramón de la Rocha

Investigan el impacto de cambios climáticos abruptos durante el Antropoceno en Tenerife

Ana Santana

-Las investigadoras de la Universidad de La Laguna (Tenerife), la geoarqueóloga contratada como investigadora postdoctoral Marie Curie en el mismo centro, en el Laboratorio de Micromorfología y Biomarcadores Arqueológicos (AMBI LAB), Natalia Égüez (i) y la geóloga, profesora e investigadora del Departamento de Biología Animal, Edafología y Geología de la Universidad de La Laguna, Margarita Jambrina (d); son las codirectoras del proyecto 'Impact', una investigación que determinará si durante el Antropoceno se han registrado cambios climáticos abruptos y la respuesta de la flora y fauna endémica antigua a este impacto. EFE/Ramón de la Rocha

La Laguna (Tenerife)(EFE).- En el árido paisaje volcánico del Malpaís de Rasca, al sur de Tenerife, ha comenzado la recogida de muestras para ‘Impact’, una investigación que determinará si durante el Antropoceno se han registrado cambios climáticos abruptos y la respuesta de la flora y fauna endémica antigua a este impacto.

El proyecto se prolongará hasta abril de 2025 y está codirigido por Margarita Jambrina, geóloga, profesora e investigadora del Departamento de Biología Animal, Edafología y Geología de la Universidad de La Laguna (ULL), y por Natalia Égüez, geoarqueóloga contratada como investigadora postdoctoral Marie Curie en el mismo centro, en el Laboratorio de Micromorfología y Biomarcadores Arqueológicos (AMBI LAB).

Ambas investigadoras explican en una entrevista a EFE que el objetivo es determinar el impacto climático y las crisis medioambientales en la biodiversidad terrestre de Tenerife a través de la evidencia de paleoregistros.

No se trata sólo de determinar si hace 20.000 o 5.000 años había un clima húmedo o seco, sino que, dentro del último interglacial que es el Holoceno, “buscamos los cambios climáticos que se han producido de manera abrupta”, señala Margarita Jambrina, al tiempo que Natalia Égüez precisa que, aunque en líneas generales se ha estudiado el paleoclima, lo que ‘Impact’ pretende es precisar en qué momento concreto se ha producido una rápida variación climática.

La clave es averiguar si ha habido cambios climáticos rápidos en el pasado en la isla y si tuvieron la misma intensidad y frecuencia que en otras zonas del norte de África o de la Península porque “no sabemos si los cambios climáticos rápidos del Holoceno han sido más secos o más húmedos en Canarias” detalla Jambrina.

Al respecto, Natalia Égüez recuerda que en Europa se produjeron eventos climáticos destacables como el “Periodo Cálido Medieval” o la “Pequeña Edad de hielo” por lo que ahora se trata de determinar cómo fueron esos episodios en Tenerife, por ejemplo.

“Esa es nuestra pregunta: cuándo empezó y acabó el Periodo Húmedo Africano en Canarias?, ¿ha habido más o menos intrusión de polvo sahariano durante ese tiempo?, apostilla Jambrina.

Para ello ha comenzado este mes el trabajo de campo de ‘Impact’ en el malpaís de la Rasca, en Arona, una zona bien conservada al ser reserva natural especial y en la que hay zonas de acumulación de sedimentos, además de que es muy rica en yacimientos arqueológicos.

Allí hubo un poblamiento aborigen intenso, sobre todo alrededor de La Laguneta “y nos interesa saber en qué momento del año vivían y qué recursos obtenían en esa zona del malpaís, porque quizá en el pasado había mucha más humedad y mejores condiciones de habitabilidad”, precisa la geoarqueóloga Natalia Égüez.

Los trabajos han comenzado en La Laguneta con la caracterización del entorno geológico de la mano de Ramón Casillas y Candelaria Martín, geólogos de la ULL, y la recuperación de testigos de sedimento con máquina de perforación en una antigua zona de naturaleza lacustre, para luego continuar en la segunda fase del proyecto con la excavación de yacimientos arqueológicos para estudiar los sedimentos y hacer la reconstrucción paleoambiental.

Margarita Jambrina precisa que en un estudio paleoambiental hay que discernir si un cambio que se percibe en el sedimento o en el paisaje se debe al clima o al impacto humano, y este último factor debe ser tenido en cuenta en el Malpaís de Rasca por las actividades de los aborígenes, como el pastoreo de ganado y el marisqueo.

Uno de los aspectos que se van a investigar es qué tipo de cabaña ganadera había en el lugar y para ello se utilizan biomarcadores, para lo que se cuenta con la colaboración de ganaderas de razas autóctonas, que ceden muestras de excrementos de sus animales para buscar la referencia molecular en el sedimento analizado mediante comparación.

De hecho, se utiliza una técnica multi-indicador que incluye sedimentología, geoquímica elemental e isotópica, biomarcadores lipídicos y la cronología de registros sedimentarios naturales y arqueológicos combinados con el estudio de restos de fauna endémica extinta o en peligro de extinción.

Precisamente la paleontóloga Penélope Cruzado-Caballero ha recogido muestras de sedimento para buscar microfósiles de vertebrados para ver qué tipo de fauna había en el malpaís, como pueden ser posibles restos de lagartos gigantes, y en mayo se planea excavar algún conchero aborigen en colaboración con los arqueólogos de la ULL Carolina Mallol, Cristo Hernández y Enrique Fernández-Palacios.

Posteriormente se recogerán muestras vegetales para análisis de biomarcadores que se compararán con la materia orgánica del sedimento estudiado.

“Es una especie de puzzle” en el que hay que discernir si un indicador revela la presencia de cabras y/u ovejas, por ejemplo, o incluso de deforestación o aportes de combustible” y Natalia Égüez precisa que los marcadores moleculares de algunas familias o especies vegetales y animales se pueden “ver” en el sedimento.

En el proyecto ‘Impact’, que está financiado por CajaCanarias y la Fundación laCaixa, también colaboran Blas L. Valero Garcés (Instituto Pirenaico de Ecología) e Ildefonso Armenteros (Universidad de Salamanca) en los trabajos de reconstrucción paleoclimática, Roberto Casado Vara (Universidad de Burgos) en el tratamiento de los datos con inteligencia artificial y Francesc C. Conesa (Institut Català d’Arqueología Clàssica) para el análisis espacial del territorio y el paisaje.