València (EFE).- Acciones sencillas como consumir agua del grifo, que presenta innumerables controles para garantizar su potabilidad, es más barata y su sabor es “indistinguible” a la del agua embotellada, es la manera más sostenible de consumir un recurso tan limitado como el agua.
Así se ha puesto de manifiesto durante el encuentro informativo ‘Cogobernanza en la transición ecológica‘, en el marco de los Diálogos EFE Medio Ambiente, en el que la concejala de Ciclo Integral del Agua del Ajuntament de València y presidenta de la Entidad Metropolitana de Servicios Hidráulicos (Emshi), Elisa Valía, ha defendido que “el agua es un derecho básico, fundamental”.
Abrir el grifo tiene un coste
La concejala ha considerado que “abrir el grifo y que salga agua tiene mucho valor pero tiene un coste también”, y ha llamado a “ser honestos” sobre el precio de la factura del agua.
Elisa Valía ha apostado por “poner en valor el agua del grifo” y “visibilizar el agua tan controlada y segura que llega a nuestras casa y empresas”.
Para ello, el Ayuntamiento de València hace “un ejercicio” en forma de catas que llevan a las plazas y mercados de la ciudad, y cuyos resultados son “muy reveladores”, puesto que el 70 % de las personas que consumen agua embotellada diariamente no saben distinguirla del agua del grifo por su sabor”, a pesar de que esa es la razón que esgrimen para no consumirla.
Otra de las acciones recientes de la Concejalía ha sido la instalación de fuentes que ofrecen a la ciudadanía agua del grifo refrigerada.
Justicia social en el agua
Para Valía, “evidentemente, hay aspectos de justicia social en cómo se gestiona el agua, se suministra, y en quién tiene acceso”,y por ello València ha puesto en marcha un fondo social para garantizar el acceso al agua a las personas que no pueden afrontar sus costes.
“Pero además de gestionar mejor hay que reducir la demanda, porque se ha estado utilizando más cantidad de recursos naturales que los que el planeta es capaz de reponer por sí mismo”, ha añadido.
Por su parte, la directora del grupo de meteorología y climatología del Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo (CEAM), Samira Khodayar, ha defendido la necesidad de que “la gente entienda el valor del agua, por supuesto, pero también el hecho de que es un recurso vital pero no es ilimitado”.
Efectos irreversibles
En este sentido, ha advertido de que “el cambio climático tiene efectos irreversibles” y, aunque podemos intentar que nuestro futuro sea mejor con acciones de mitigación y adaptación, hay cuestiones que ya no van a cambiar, como la escasez de agua”.
“Sufrimos un proceso de desertificación que va a ir avanzando en paralelo al aumento de progresivo de la temperatura”, ha afirmado Khodayar, que ha añadido que “es un futuro que podemos llamar cierto” y ha apostado por “prepararse para este futuro y que la gente entienda que el agua es un recurso vital pero es limitado”.
Por su parte, la directora del área técnica de la Confederación Empresarial Valenciana (CEV), Elisa Del Río, se ha referido a la labor del tejido empresarial en la mejora de la calidad del agua del grifo.
Colaboración público-privada
Así, ha considerado “paradigmática” la colaboración “de las empresas del agua codo a codo con la administración”, y mientras esta tiene el control y la gestión “la parte privada aporta la parte de profesionalización, digitalización, tecnología avanzada y de eficiencia y rapidez en la ejecución”.
Por su parte, el decano del Colegio de Arquitectos de la Comunitat Valenciana, Luis Sendra, ha lamentado que “el agua parece que es el bien menos escaso de los bienes escasos que tenemos”.
“Parece que a la gente no le importa tener el grifo abierto”, y ha defendido que “los ciudadanos tienen que pensar que estamos gastando algo que es muy importante”.
Para Sendra, “tenemos la sensación de que el agua del grifo no es buena, cuando realmente es fantástica”, por lo que ha abogado por más acciones de concienciación sobre sus beneficios frente a la embotellada. EFE
