El escultor uruguayo Pablo Atchugarry durante la entrevista con EFE con motivo de su exposición en València. EFE/Biel Aliño

La “eternidad” escultórica de Atchugarry dialoga con la arquitectura futurista de València

Eva Batalla | València (EFE).- El artista uruguayo Pablo Atchugarry defiende el sentido de “eternidad” de la escultura, capaz de dialogar con la Roma clásica o con la arquitectura contemporánea y reivindica con su trabajo la necesidad de volvernos a “amigar” con la naturaleza a la que “tanto hemos dañado”.

El escultor, nacido en Montevideo en 1954, inaugura este jueves en la Ciudad de las Artes y las Ciencias de València la muestra ‘Atchugarry. Hacia el futuro’, una exposición al aire libre en el exterior del complejo arquitectónico neofuturista de siete esculturas de gran tamaño, realizadas en los principales materiales con los que trabaja el artista: mármol, bronce y acero.

La intervención establece un diálogo entre la arquitectura y la escultura que es también una conversación “entre la luz y el espacio” que forman parte de la esencia de ambas disciplinas, explica el artista en una conversación con EFE tras finalizar la instalación de las obras en el complejo, por las que ya transitan y se fotografían numerosos turistas.

Varias personas pasan junto a una de las siete obras de gran formato realizadas en bronce y mármol del escultor uruguayo Pablo Atchugarry que se exhiben desde este jueves en la Ciudad de las Artes y las Ciencias de València en la exposición "Hacia el futuro". EFE/Biel Aliño

Un repaso al mundo escultórico de Atchugarry

“En la muestra está presente todo mi mundo escultórico”, detalla Atchugarry, ya que las piezas realizadas en mármol de Carrara, el que usaba Miguel Ángel, ofrecen un claroscuro que contrasta con el blanco impoluto de la arquitectura de Santiago Calatrava; o la fundición a la cera perdida con colores más contemporáneos, de automóviles, en rojo y azul; el acero inoxidable ilustrado a espejo, y el mármol rosado de Portugal.

Atchugarry defiende la necesidad para un escultor de “sentir la materia”, que es la esencia también de su trabajo, desde ir a escoger el mármol (“los hijos de la montaña”) a las canteras a esculpirlo directamente en el taller. “Sin tecnología, sin máquinas de control numérico, para que todo pase por el circuito virtuoso de la mente, el corazón, los sentimientos y todo ello traducido a través de las manos”, señala.

La escultura, asegura el artista, tiene un sentido de “eternidad, puede dialogar con la Roma de 2.700 años atrás hasta la Ciudad de las Artes y las Ciencias tan contemporánea”, un “puente intemporal” que a su juicio abarca todo el arco de la creatividad humana.

En la obra del artista uruguayo está también muy presente la naturaleza y reivindica la necesidad, en el momento histórico actual, de “amigarnos” con nuestro entorno.

“Somos testigos de la deforestación y tenemos la obligación de recorrer el camino inverso, reforestar”, afirma, un espíritu que defiende en el Museo de Arte Contemporáneo Atchugarry (MACA) en Manantiales (Maldonado), el proyecto más reciente de su fundación en Uruguay.

El escultor uruguayo Pablo Atchugarry durante la entrevista con EFE con motivo de la exposición "Hacia el futuro" en la que exhibe desde este jueves en la Ciudad de las Artes y las Ciencias de València siete obras de gran formato realizadas en bronce y mármol. EFE/Biel Aliño

La escultura como artesanía

El escultor recuerda que empezó a pintar con 8 años y lleva ya 62 trabajando la escultura como un artesano, un camino que inició con una figuración que fue sintetizando hasta llegar a la abstracción.

Cree en la obra de arte como “un hijo muy apegado”, y las piedras que selecciona en las canteras de Carrara para su escultura como “los hijos que salen de la montaña y que la montaña entrega al escultor”.

“La responsabilidad de ese nacimiento y de ese criar, de esa educación, está en manos del artista y si el artista lo delega a su vez a una máquina le falta algo a la obra de arte”, reflexiona.

En su caso, trabaja sus piezas de escultura “en modo vertical, tal vez como los sueños del ser humano”, señala, al igual que la “energía de las plantas” que crecen también hacia arriba “buscando la luz, el cielo, la libertad”. “Tal vez mi obra busque las mismas cosas”, concluye.

Atchugarry se declara un admirador de escultores españoles como Chillida y Oteiza, del Picasso escultor o de Julio González, y considera que debería haber una mayor relación entre los artistas españoles y los latinoamericanos.

“España es la gran puerta de América Latina y hay que fortalecer ese vínculo a través de las artes” por ser “las mejores embajadoras de la cultura de un pueblo”, reivindica.