El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (d), y el presidente francés, Emmanuel Macron (i), visitan la exposición que el Museo Picasso de Barcelona dedica al marchante de arte Daniel Henry KAHNWEILER, al término de la Cumbre Hispanofrancesa, este jueves.

Nace el Tratado de Barcelona entre arte románico y un mural de Miró

Barcelona.- Las salas del Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC), con uno de los fondos de arte románico más importantes del mundo y un mural de cerámica de Joan Miró, han sido escenario de la firma del tratado de amistad y cooperación entre Francia y España, bautizado como “Tratado de Barcelona”.

El clasicista Palau Nacional, construido para la Exposición Universal de 1929 en la montaña de Montjuïc de Barcelona y hoy sede del MNAC, ha sido el emplazamiento elegido para la celebración de la cumbre hispanofrancesa, protagonizada por los presidentes Pedro Sánchez y Emmanuel Macron y una veintena de ministros.

Tanto en las reuniones bilaterales entre ministros como en la sesión plenaria han lucido las obras del MNAC, que acoge el conjunto de arte románico de los siglos XI-XIII -pinturas murales y fondo de pintura sobre tabla- más numeroso y antiguo de Europa.

Entre las más de 500 obras del románico, gótico, renacimiento, barroco y arte moderno expuestas en las salas que han acogido las reuniones, destacan, por ejemplo, las pinturas del ábside central de Sant Climent de Taüll (1123), la pintura mural “La lapidación de San Esteban” de Sant Joan de Boi (1100), el Frontal de Avià (1200), así como obras de El Greco, Zurbarán, Jaume Serra o Lluís Dalmau.

REUNIÓN CON VISTAS

Tras la foto de familia entre los ejecutivos español y francés, cada ministro español se ha reunido con su homólogo francés y los presidentes Sánchez y Macron han hecho lo propio en una parte del museo que hoy es el restaurante Òleum, con unas de las mejores vistas de Barcelona y que hace 94 años era el Salón del Trono.

Desde la balconada de este salón del primer piso, el propio rey Alfonso XIII inauguró la Exposición Internacional de 1929 y, por este motivo, era la estancia decorada con mayor riqueza del edificio.

El plenario de la cumbre, con las delegaciones gubernamentales española y francesa, se ha celebrado en la Sala de la Cúpula, otro de los lugares destacados del museo, ya que allí se encuentra un gran mural cerámico de Joan Miró que llegó al MNAC en 2013 y que el pintor catalán y el ceramista Joan Gardy hicieron en 1978 por encargo de la empresa IBM.

La Sala Oval, gran plaza pública de este museo, ha concentrado a toda la prensa y allí se han ubicado los atriles para la firma del tratado y la comparecencia pública de ambos presidentes, que han destacado en sus intervenciones lo impresionante de la localización.

UNA EXCELENTE RELACIÓN PERSONAL

Pero la amistad entre ambos países va más allá de lo político y hoy Sánchez y Macron han vuelto a evidenciar su excelente relación personal, que como en anteriores ocasiones se ha hecho visible en el contacto físico entre ambos mandatarios, ya sea los dos besos con los que se han saludado al inicio o el abrazo cariñoso en el que se han fundido tras la rúbrica del tratado.

Ambos han bromeado e intercambiado risas mientras sus ministros firmaban los respectivos acuerdos de colaboración sectorial y, esta tarde, compartirán una visita juntos al Museo Picasso de la ciudad, antes de que Macron se reúna con comunidad francesa en Barcelona.

La otra anécdota de la jornada residía en si Sánchez y el presidente catalán, Pere Aragonès, conversarían durante la recepción institucional previa a la cumbre, mientras al pie de la montaña de Montjuïc se manifestaban unos 6.500 independentistas.

Finalmente, y gracias a que Macron se ha hecho esperar, ha habido tiempo de sobras: Sánchez y Aragonès han compartido casi tres minutos de charla por separado y ocho más junto a las alcaldesas Ada Colau y Núria Marín, la delegada del Gobierno Maria Eugènia Gay y Manuel Busquier Sáez, inspector general del Ejército.

Más de diez minutos juntos que solo se han roto cuando Macron ha llegado: tras los saludos al presidente galo, Aragonès se ha apartado del grupo y, tras dirigirse a su coche oficial, ha abandonado la zona, justo antes de que sonaran los himnos de España y Francia.