El periodista Jordi Évole, posa durante la presentación del polémico documental "No me llame Ternera", este sábado en el 71 Festival Internacional de Cine de San Sebastián. EFE/Juan Herrero

Jordi Évole: Me decepcionó que Josu Ternera no mostrara un posicionamiento más conciliador

San Sebastián (EFE).- Jordi Évole y Màrius Sánchez presentan este sábado “No me llame Ternera” en el Festival de San Sebastián, documental en el que el exdirigente de ETA José Antonio Urrutikoetxea (Josu Ternera) se sometió a sus preguntas “sin condiciones”, aunque las respuestas decepcionaron a sus directores, a los que les hubiera gustado “un lenguaje más conciliador”.

“Fue decepcionante que no tuviera un posicionamiento más conciliador”, ha manifestado Évole en la rueda de prensa previa a la primera proyección de la película para el público del Festival, tras haber producido “un ruido” mayor del que esperaban los dos directores del documental.

Carta firmada por más de 500 personas

Évole ha asegurado que, aunque están acostumbrados a las polémicas, nunca imaginaron una carta como la firmada por más de 500 personas, entre ellas el filósofo Fernando Savater, el escritor Andrés Trapiello y la europarlamentaria de Ciudadanos y víctima de ETA Maite Pagazaurtundúa.

“No estábamos preparados para ese ruido”, ha señalado el periodista, que ha lamentado que se criticase el filme sin verlo y que se le enmarcase en un proceso de blanqueamiento de ETA.

“Es un tema siempre espinoso. Lo cojas por donde lo cojas puedes pinchar, pero habríamos preferido que se hubieran dicho las cosas después de ver la película”, ha apostillado.

Ha explicado que grabaron la entrevista con Urrutikoetxea en mayo de 2022 y que, como el exdirigente etarra se autoinculpó del crimen del alcalde de Galdakao en 1976, decidieron buscar a la otra víctima de este atentado, el policía municipal Francisco Ruiz, que sobrevivió tras haber sido tiroteado, y que accedió a participar en el documental.

El periodista Jordi Évole (d) posa junto al director y guionista, Márius Sánchez (i), durante la presentación del polémico documental sobre Josu Ternera.
El periodista Jordi Évole (d) posa junto al director y guionista, Márius Sánchez (i), durante la presentación del polémico documental “No me llame Ternera” este sábado en el 71 Festival Internacional de Cine de San Sebastián. EFE/Juan Herrero

“No me llame Ternera”, entrevista a un exlíder de ETA

Los directores de “No me llame Ternera” han visto en Urrutikoetxea, al que filmaron durante nueve horas, a un “militante que pone a la organización por encima de todo” y que “habla mucho más para dentro que para fuera, a los presos, a la militancia”, lo que, según Sánchez, “anula la posibilidad de un discurso más conciliador”.

“Un militante fanático se me ocurre también”, ha dicho Évole tras la intervención de un periodista que ha señalado que el exjefe de ETA era también un asesino, aunque el director de “No me llame Ternera” entiende que a ellos tampoco les corresponde entrar en esas calificaciones.

Évole piensa que entre los miembros de la izquierda abertzale hay “cierta cobardía en decir todo lo que piensan” para no ser considerados “disidentes”.

Sánchez ha señalado que la entrevista se gestó “a base de picar mucha piedra”.

“Pasamos de la negativa inicial a que accediera. Fue complicado”, ha asegurado.

“Ahora voy a hablar yo”

No planteó condiciones ni que se pasaran líneas rojas. En ese caso, los directores no habrían aceptado hacerla, ha remarcado Évole, que cree que Urrutikoetxea está “obsesionado por la imagen que se tiene de él en los medios”.

“Hasta ahora otras personas han hablado por mí, ahora voy a hablar yo”, dice Ternera al comienzo del documental, durante el cual afirma además que de él se ha hecho “un trofeo”.

“Me sitúan entre los malos porque se ha hecho un relato de vencedores y vencidos”, comenta.

Évole ha indicado que su propósito al pensar en el documental era “arrojar luz donde nunca había habido luz”.

“Queríamos tener el punto de vista que jamás habíamos visto, el punto de vista de ETA. Para nosotros era importante conocerlo por muy doloroso que pudiera ser. Era nuestro deber periodístico, es un orgullo absoluto haberlo hecho”.