El catedrático de Medicina de la Universidad de Harvard Stefanos Kales, en la Universidad de Navarra. EFE/Jesús Diges.

Catedráticos reivindican la dieta mediterránea y no demonizar el consumo moderado de vino

Pamplona (EFE).- Catedráticos del ámbito de la salud han reivindicado este lunes la dieta mediterránea y han pedido no demonizar el consumo moderado de vino, en una mesa redonda sobre dieta mediterránea, salud y estilo de vida que ha tenido lugar en la Universidad de Navarra.

El catedrático de Medicina de la Universidad de Harvard Stefanos Kales ha asegurado a EFE que “no hemos encontrado nada en lo que nos afecte para mal” la dieta mediterránea.

Ha mencionado los beneficios para la prevención de enfermedades cardiovasculares, la lucha contra el cáncer, la prevención de la diabetes o la mejora en la calidad de vida de quienes la padecen, así como el cuidado de la salud mental como aspectos fundamentales de esta forma de vida.

“Esto se logra en gran medida mediante la práctica de una dieta mediterránea”, con la que “vivimos más años y con mejor calidad de vida”, ha afirmado Kales.

Sin embargo, ha alertado sobre el retroceso que ha vivido el estilo de vida mediterráneo en los últimos años: “Soy de origen griego y hemos visto que en todos los países -España, Italia, Grecia, Chipre…- hemos perdido mucho lo que practicaban nuestros abuelos y bisabuelos”, ha comentado.

Según ha relatado, “eran personas humildes, con menos educación, pero tenían mucho mejores conocimientos sobre cómo vivir”, un estilo de vida que no era simplemente por costumbre o falta de alternativas, sino por “necesidad de sobrevivir”.

“Su dieta era saludable, basada en la agricultura, y destacaba el consumo abundante de aceite de oliva, una variedad de verduras y frutas, frutos secos, legumbres en abundancia, con una modesta cantidad de carne y pescado, además del vino consumido con moderación”, ha explicado Kales.

Más actividad y mejor descanso

Por eso, ha propuesto “practicar un poquito” la vida de ellos: “Nuestros abuelos eran campesinos y por necesidad tenían que caminar muchísimo, un promedio de ocho kilómetros al día, mientras nosotros estamos sentados”.

Asimismo, “practicaban la siesta y descansaban mejor de noche porque no tenían móviles y otros dispositivos, y realmente tenían mejor calidad de vida”.

Catedráticos del ámbito de la salud han reivindicado este lunes la dieta mediterránea. EFE/Jesús Diges.

“Hace 50 años la gente dormía ocho o nueve horas cada noche y ahora la mayoría de los adultos duerme menos de seis”, ha alertado.

La paradoja es que “el estilo de vida que antes tenían los pobres lo quieren ahora los ricos”. “Es irónico, pero el estilo de vida de los pobres en las décadas de los 50 y los 60 la quieren ahora los ricos, los más informados, los más educados”. Sin embargo, “nosotros, que tenemos esa herencia, nos hemos desviado mucho de ese patrón al que deberíamos volver”.

Una de las principales causas para el abandono paulatino del estilo de vida mediterráneo se encuentra en el ámbito laboral: “Cada persona pasa como promedio un tercio de su vida en el trabajo”. Además, ha señalado la variedad de estímulos que acaparan nuestra atención y afectan al sueño.

Empezar desde pequeños

En su caso, Kales ha propuesto empezar por las escuelas, poniendo comida más sana a los niños y promoviendo más actividad física, además de evitar los móviles y dispositivos electrónicos.

“Los padres influyen muchísimo en lo que comen los niños y es muy importante que todo el mundo sepa cocinar, que sepa hacer las compras sanas, porque comiendo siempre fuera y cosas encargadas hay más peligro de comidas procesadas y con menor calidad de los ingredientes”, ha dicho.

Por su parte, Miguel Ángel Martínez, catedrático de Salud Pública de la Universidad de Navarra, ha negado que el “consumo excelente” de alcohol para la salud sea “cero”.

“Depende mucho de la edad y del nivel subyacente de riesgo cardiovascular que una persona tenga, además del patrón de consumo”, ha apuntado.

“Por supuesto que en la gente joven lo mejor es recomendar cero”, ha dicho, pero ha pedido no “demonizar” el consumo de una copa de vino al día para personas que ya han cumplido los 40.

“El vino puede ser una sustancia adictiva y tóxica, claro, pero hace falta investigar más, porque la evidencia que hay ahora no es suficiente”, ha dicho a EFE.