Madrid (EFE).- Los cuartos del reloj de la Puerta del Sol llevan unos días sin sonar, sus tres relojeros -Jesús, Santiago y Pedro- han desmontado su “sonería”, los han dejado mudos, y la semana próxima será el turno de enmudecer las horas y parar durante siete o diez días esta máquina que lleva 30 años sin descansar, marcando el paso de los madrileños y el cambio de año del país.
Durante estos días las piezas encargadas del movimiento del reloj se limpiarán, una a una, y se engrasarán para poder seguir funcionando con perfección durante otras tres décadas.
Jesús López-Terradas es uno de los encargados del reloj más importante de España. Todos los días del año, él y sus dos compañeros artesanos trabajan por su funcionamiento, “porque no tiene vacaciones”, le cuenta a EFE entre engranajes.

Jesús asegura que en estos 30 años no tiene anécdotas, está máquina de 1866 no les ha dado sustos, pero por esto mismo se para. Para limpiarlo, porque “ya lo estaba pidiendo”.
“El reloj te va diciendo que es el momento, procuras que no sea en un momento como la Nochevieja, pero una vez pasado eso, es cuando el reloj manda”, cuenta.
«Ahora toca la parte más delicada»
Hasta ahora ya han restaurado parte de esa “sonería” que tantos nervios levanta el día 31, ahora toca “la parte más delicada”, el movimiento: «La parte más delicada de toda máquina siempre es el movimiento porque, si se para, se para toda, es lo que hace funcionar los cuartos, luego las horas”.
Por esto insiste en que el movimiento “tiene que estar perfecto, aunque hace muy poca variación a la semana”.
“Afortunadamente es verdad, con los relojes no vale mentir porque si hubiera algún problema habría dejado de sonar, se habría parado y la gente lo habría notado”, ha añadido.
“Por eso lo paramos ahora, para que se tire un montón de años sin que pase nada”, añade este relojero que lleva estos treinta años encargado del mantenimiento y que explica que, “como toda máquina, aunque se cuida, se engrasa y se mima, llega un momento que empieza a perder”.
No habrá cambios ni modernizaciones
De cara a su futuro, Jesús cree que “no tiene sentido” que pueda sufrir ninguna modernización, alguna digitalización, o algún cambio porque “una máquina como ésta, con la calidad que tiene y funcionando como funciona —de maravilla— no tendría sentido cambiarla”.
Jesús defiende que, más allá de que ahora estén enluciendo sus piezas, este reloj gusta tal y como es, “para Madrid y para toda España el reloj de la Puerta del Sol, el de las campanadas, es fundamental” y cree que en esto “no hay discusión, nos gusta y ya está”.

Sobre el relevo de estos tres profesionales, Jesús confía en que habrá quien le vaya a permitir jubilarse, coger su testigo, pero reconoce que “hay menos cantera que antes”. Y, en un 19 de marzo—Día del Padre— explica que él, nieto de relojeros, no tiene descendientes a quien enseñar este oficio que ha aprendido en la relojería familiar, la Relojería Losada.
Y precisamente es en el taller de esta relojería cercana a la Puerta del Sol a la que durante estos días van llegando cuidadosamente las piezas que van limpiando para que, insiste, el reloj de la torre de Sol no se pare por sorpresa.