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Luces en el Madison, precariedad en España

Sergi Escudero |

Castellbisbal (Barcelona) (EFE).- Sant Esteve Sesrovires es una población conocida mundialmente gracias a Rosalía. También creció allí Jana Fernández, defensa del Barcelona. Y ahora le ha aparecido otra hija ilustre: Tania Álvarez, la primera boxeadora española en pelear en el Teatro del Madison Square Garden de Nueva York. Pero, a pesar del hito, este deporte aún no le permite llegar a final de mes.

La boxeadora de 21 años compagina el boxeo con otros empleos. “El sábado trabajo como recepcionista en el gimnasio donde entreno y otro día a la semana limpio una casa durante unas horas”;, explica Álvarez a EFE en una entrevista realizada en el Gimnasio Castellbisbal, su segunda casa. Aún permanece una sombra en sus ojos que da testimonio del combate del pasado sábado.

Álvarez es el reflejo de un hecho: a día de hoy, ninguna boxeadora española puede vivir exclusivamente de pelear en un ring.

Los empleos extras le sirven a la joven boxeadora para pagarse la gasolina del trayecto en coche que realiza a diario entre su casa, en Sant Esteve Sesrovires, y su lugar de entrenamiento, en la cercana localidad de Castellbisbal, ambas ubicadas en el noroeste de Barcelona. Son 15 kilómetros que completa en 20 minutos.

“Prevalecen mis entrenamientos al hecho de gastar mi energía física y mental en otros trabajos. Hago lo mínimo para pagarme la gasolina para venir a entrenar. Por suerte, no tengo que pagar un alquiler o la comida porque me ayudan mis padres”;, expone Álvarez, quien perdió en el Madison ante Skye Nicolson.

La australiana, de 27 años, se convirtió en la campeona del mundo del peso pluma silver de la WBC por decisión unánime de los jueces.

“No tienen nada que ver las bolsas de dinero que cobro en España con la que cobré en el Madison. Esta oportunidad me ha generado más visibilidad. Poco a poco pueden ir surgiendo más oportunidades con bolsas económicas mayores”, explica Álvarez.

El 28 de enero se celebró en Barcelona el campeonato de España femenino del peso súpergallo entre Karla Mérida y Marian Herrería. El promotor fue Barcelona Boxing Nights, que ofreció una bolsa de 2.500 euros por boxeadora, un precio alto comparado con la media que se suele pagar en el boxeo femenino español.

“Fue una gran experiencia ver cómo tratan al boxeador en Estados Unidos, cómo los medios de comunicación apoyan al boxeo. Lo hacen al mismo nivel que en España pasa con el fútbol”, asegura Álvarez.

“El hecho de no haber tanto interés mediático en España provoca que haya poca gente que te apoye económicamente y que aparezcan pocos patrocinadores”, lamenta.

Ella tan solo tiene uno. La marca Charlie, que le proporciona todo el material de boxeo con el que entrena y compite.

“Creo que el combate en el Madison me abrirá puertas. He conocido a mucha gente y la repercusión que ha tenido ha comportado que haya crecido mi número de seguidores en las redes sociales, algo muy importante a la hora de que las marcas se interesen por ti”, explica la boxeadora catalana.

Antes del Madison, Álvarez compitió en siete combates profesionales. Todos ellos terminaron con victoria para ella. “Eso me posicionó entre las 10 primeras del mundo y mi mánager supo hacer su trabajo para estar en el momento adecuado en el lugar adecuado”, explica.

Álvarez empezó a ir a clases de boxeo con 14 años. Previamente, probó la natación, el ballet, el fútbol, el taekwondo, la gimnasia rítmica y la hípica. Pero ninguno de estos deportes le motivó suficientemente.

“En esa época, mi madre vio que había un gimnasio de boxeo cerca de casa y le propuso a mi hermano probarlo. Pero yo también quise probar. Es el único deporte que me ha enganchado desde la primera vez que lo practiqué”, sentencia.

En la familia, la preocupación llegó cuando Álvarez decidió que se quería dedicar a boxear como modo de vida.

“Mi padre me encerró en una habitación durante tres horas y me puso todas las noticias que encontró sobre lesiones de boxeadores. Esas tres horas no sirvieron para nada”, explica con una sonrisa.

Más allá del peligro físico que comporta el boxeo, los padres de Tania Álvarez tenían otra preocupación. “Cuando ya vieron que estaba decidida a hacerlo sí o sí, lo que les preocupó fue el hecho de que si no tenía unos estudios o algo más a la larga me pudiese quedar sin nada”.

Además de sus múltiples trabajos, ahora está estudiando un ciclo formativo de nutrición y dietética.

Su entrenador y mánager es Toni Moreno, quien ha vivido el crecimiento del boxeo femenino durante los últimos años.

“Yo tuve una campeona de Europa de peso gallo, Melania Sorroche, que se movía en unas cifras muy pequeñas. Ahora, en cambio, las campeonas de Europa y del mundo se mueven en unas cifras astronómicas”, relata a EFE.

Moreno considera que “plataformas audiovisuales como DAZN están apostando por el boxeo femenino y este hecho, entre otras cosas, ha provocado que haya crecido mucho económicamente en España”.

Aunque las cifras aún están a años luz de lo que se está pagando en otros países. “En Nueva York hay boxeadoras que están cobrando bolsas de hasta un millón de euros, algo impensable hace unos años”, sentencia.

¿Por qué hay tanta diferencia entre España y otros países? “En Estados Unidos o en Inglaterra tienen el boxeo mucho más identificado con su sociedad. En Inglaterra hay muchos colegios en los que en la asignatura de educación física practican boxeo. Además, continuamente dan boxeo en la televisión”, responde.

La aparición de nuevas referentes como Tania Álvarez es un primer paso para que la historia empiece a cambiar.