Kyrie Irving (i), durante su etapa como jugador de Boston Celtics, salta para encestar frente a Kristaps Porzingis (d), entonces jugador de los de New York Knicks, en 2017. EFE/Cj Gunther

Kyrie Irving y Porzingis, la venganza de los ‘ex’

Por Andrea Montolivo |

Chicago (EE.UU.) (EFE).- Las Finales NBA entre Dallas Mavericks y Boston Celtics supondrán un choque particular entre dos grandes ‘ex’ de estas franquicias: Kyrie Irving en los texanos, en su mejor momento de forma en años, y el letón Kristpas Porzingis, que tras alejarse de los focos al pasar de los Mavs a los Wizards, está ahora a un paso del anillo en Boston.

Irving, de 32 años y campeón de la NBA en 2016 con los Cleveland Cavaliers de LeBron James, fue la apuesta de los Celtics 2017, pero su experiencia en Boston no terminó de funcionar y acabó solo dos años después entre polémicas.

Y eso que Kyrie llevó a los Celtics a la postemporada en su primera temporada en Boston luciendo un gran rendimiento junto a un jovencísimo Jayson Tatum, en su año de novato, antes de que un problema de rodilla le impidiera competir en las grandes vitrinas de los ‘playoffs’.

Irving y su renacer junto a Doncic

Tras asegurar inicialmente que planeaba quedarse en Boston, Irving fue perdiendo peso en el vestuario y en la temporada siguiente se gestó el que sería su ‘traición’, con su fichaje por los Brooklyn Nets de Kevin Durant.

“No le debo nada a nadie”, llegó a decir Irving, que desde entonces es considerado como un enemigo en Boston.

Su etapa en el TD Garden se saldó con un promedio de 24,1 puntos, 4,4 rebotes y 6,1 asistencias en 127 partidos.

Los jugadores de los Dallas Mavericks Kyrie Irving (i) y Luka Doncic (d) celebran tras ganar las finales de la Conferencia Oeste de la NBA, el 31 de mayo de 2024. EFE/Craig Lassig
Los jugadores de los Dallas Mavericks Kyrie Irving (i) y Luka Doncic (d) celebran tras ganar las finales de la Conferencia Oeste de la NBA, el 31 de mayo de 2024. EFE/Craig Lassig

Tras un paso muy deslucido en Brooklyn, marcado por largos períodos de ausencia por su negativa a vacunarse contra el coronavirus, Irving fichó el año pasado por los Dallas Mavericks.

Su adaptación no fue de las más rápidas y la dupla formada con Doncic no se clasificó para los ‘playoffs’ del año pasado. Pero todo cambió este año, sobre todo después del parón del All-Star. Irving disparó el nivel competitivo y su afinidad con Doncic creció notablemente hasta formar una de las mejores parejas de estrellas en la actual NBA.

El largo camino de Porzingis hasta las Finales de la NBA

El otro ‘ex’ de las Finales será Porzingis, quien está ultimando su proceso de recuperación tras un problema muscular en una pantorrilla sufrido en la serie de primera ronda ganada a los Miami Heat.

Porzingis jugó en Dallas de 2019 a 2022 tras llegar a la NBA de la mano de los New York Knicks después de su experiencia en España con el Sevilla.

El pívot letón salió del equipo en 2022 con destino Washington Wizards, un cambio que le alejó notablemente de los focos por las modestas ambiciones de la franquicia capitalina.

La operación vio la llegada a Dallas de Spencer Dinwiddie y Davis Bertans.

El jugador de los Boston Celtics Kristaps Porzingis (i), en una fotografía de archivo. EFE/Cj Gunther
El jugador de los Boston Celtics Kristaps Porzingis (i), en una fotografía de archivo. EFE/Cj Gunther

Porzingis, que también en Dallas había convivido con una larga serie de lesiones, promedió 20 puntos y 8,8 rebotes con los Mavericks.

Su paso por Washinton solo duró un año y medio y el pasado verano los Celtics sacudieron a la NBA al incorporarle a su proyecto. Formaron un equipo estelar en el que el letón se suma a Jayson Tatum, Jaylen Brown y Jrue Holiday.

Porzingis ha dado una valiosa aportación en la temporada regular de los Celtics, que fueron el mejor equipo con un balance de 64 victorias y 18 derrotas.

Promedia 20,1 puntos y 7,2 rebotes por partido y está más cerca de ultimar su recuperación del problema de pantorrilla. Su peso en el quinteto de Boston es enorme, también por la capacidad de liberar espacio para Brown y Tatum, así como su polivalencia táctica.