Bruselas (EuroEFE).- El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, ha pedido por carta a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que mantenga el veto a la venta de coches nuevos con motor de combustión en 2035, en vísperas de que el Ejecutivo comunitario presente el próximo martes una propuesta para aliviar a la industria de la automoción.
«Rechazamos que los vehículos con motor de combustión u otras tecnologías sin viabilidad probada puedan seguir comercializándose más allá de 2035», escribe Sánchez en la misiva, a la que ha tenido acceso EFE, fechada el jueves 11 de diciembre.
El jefe del Gobierno español aboga además por aboga también por favorecer la producción europea, electrificar las flotas de empresa e impulsar el uso de acero verde.
Sánchez recuerda que la Comisión ya introdujo hace un año flexibilidades en las normas de CO2 para los fabricantes entre 2025 y 2027 y asegura que «cualquier relajación adicional conllevaría el riesgo de provocar un retraso significativo en la descarbonización de las inversiones».
Añade que avanzar por esa senda reduciría la demanda de coches eléctricos, lo que afectaría a la competitividad futura de la industria europea del automóvil y de los componentes e incrementaría «la probabilidad de cierres de plantas y pérdidas de empleo en toda la UE».
Bruselas se plantea retrasar el objetivo a 2040

La Comisión Europea presentará el martes una batería de propuestas para apoyar a la industria del motor y el Ejecutivo baraja medidas para aliviar a la industria europea, que está en dificultades por la competencia de los eléctricos chinos más baratos, los aranceles de Estados Unidos y unas ventas inferiores a lo esperado.
Según un borrador, la Comisión propondría que en 2035 se permitiría que el 10 % de las ventas fueran aún de vehículos que emitan CO2, y el límite se trasladaría a 2040.
El Ejecutivo podría optar además por flexibilizar ese umbral de forma que en las flotas se contabilicen como «cero emisiones» los híbridos enchufables y los vehículos con extensores de autonomía (eléctricos que incorporan un motor de combustión que no impulsa el vehículo, sino que funciona como generador).
En su carta a Von der Leyen, Sánchez defiende que se limite la producción de híbridos enchufables a partir de 2035, porque lastraría la demanda de eléctricos puros.
Los borradores que circulan podrían variar respecto a la propuesta que la Comisión hará pública el martes, es decir, una semana después del calendario previsto inicialmente, lo que ilustra la intensidad de las negociaciones y presiones de última hora sobre ese ajuste normativo, crucial para un sector que representa el 7 % del PIB de la UE.
España, en el campo contrario de Alemania o Italia
España se pronuncia en cada uno de los puntos abiertos, ejerciendo presión sobre los detalles de una propuesta en los que la Comisión Europea seguirá trabajando durante el fin de semana, indicaron a EFE fuentes comunitarias.
La posición de España contrasta con la de Alemania, primer fabricante europeo, que ha presionado mucho por mover la fecha de 2035 y por permitir también los motores híbridos.
También están en el campo contrario Italia, Hungría, Polonia, Bulgaria, la República Checa y Eslovaquia, que el pasado 4 de diciembre pidieron a Bruselas en una carta consultada por EFE «que la UE abandone, de una vez por todas, el dogmatismo ideológico que ha llevado a sectores productivos enteros al borde del colapso».
En cambio, Francia comparte la posición de España y ambos han redactado un documento conjunto en el que abogan por «mantener el rumbo», rechazan que la ventas de híbridos nuevos a partir de 2035 se computen como coches limpios y piden a Bruselas incentivos para la fabricación local europea.
Por su parte, el sector del motor reclama una revisión general de la hoja de ruta con un «enfoque pragmático, realista y tecnológicamente neutral» del marco legislativo para coches, furgonetas y camiones, además de incentivos para impulsar las ventas de coches eléctricos, como la creación de redes e infraestructura.
En paralelo, Bruselas trabaja, entre otros aspectos, en un plan para establecer cuotas de eléctricos en las flotas de coches de empresa, confiando en dinamizar el mercado de primera y de segunda mano de los vehículos de cero emisiones.


