Madrid/Mérida (EFE).- La Audiencia Provincial de Cáceres ha iniciado este miércoles el juicio a los dos acusados del robo de 45 botellas de vino de gran valor en el restaurante Atrio, en Cáceres, para quienes la Fiscalía solicita una pena de cuatro años y seis meses de prisión.
Se trata de un hombre de 48 años y con doble nacionalidad (rumana y neerlandesa), y una mujer de 29 años y natural de México, a quienes se les acusa de un delito de robo con fuerza, agravado por el alto valor de los vinos presuntamente sustraídos.
De hecho, solo una de esas botellas, un “Chateau d´Yquem” podría alcanzar un precio de 350.000 euros; además, entre otras, de 38 “Romanée Conti”, cuyo precio medio es de 12.000 euros en la carta de Atrio, y un “Montrachet Grand Cru 1999 Magnum”, de unos 25.500 euros,
El Ministerio Público pide cuatro años y seis meses de prisión para ambos acusados, en prisión preventiva desde el 4 de agosto, quince días después de que fueran detenidos en el puesto fronterizo croata de Karasovici Sutorina, procedentes de Montenegro.

Mientras, la acusación particular, que representa a la compañía aseguradora de las botellas de Atrio y que ya indemnizó a los propietarios del restaurante cacereño, solicita cinco años y una indemnización de 800.000 euros.
Por su parte, la defensa pide la libre absolución al entender que los derechos fundamentales de sus clientes fueron vulnerados y, por ende, insta a la nulidad del procedimiento.
El tribunal rechaza la nulidad y retomará el juicio el 27 de febrero
La vista oral continuará los días 27 de febrero y 1 de marzo, según ha fijado este miércoles el titular de la Sección Segunda de la Audiencia Provincial, tras abordar las cuestiones previas planteadas por las partes.
Por tanto, la esperada declaración de los dos acusados por este robo, Constantin Dumitru y Priscila Guevara, tendrá lugar en la primera sesión de las dos nuevas fechas, tal como se preveía al inicio de la vista judicial celebrada este miércoles, a no ser que opten por “guardar silencio”.
“Probablemente continúen en silencio, más cuando se nos ha denegado que puedan declarar al final de la vista”, ha dicho su letrada, Sylvia Córdoba, tras concluir la vista de este miércoles.

Previamente, y después de que las partes no alcanzaran un acuerdo de conformidad penal, el tribunal ha hecho un receso para analizar las propuestas planteadas por las partes durante la fase de exposición de cuestiones previas.
La más importante y con mayor calado ha sido elevada por la defensa de los acusados, que ha planteado la nulidad de las actuaciones del procedimiento, pues “se han llevado a cabo diligencias desproporcionadas e invasivas en los derechos fundamentales de sus representados”.
En este sentido ha aludido a las diligencias de geolocalización de los teléfonos móviles de sus dos representados y de uso del contenido de los mismos, lo que supone una vulneración del derecho a la intimidad.
Tanto la acusación particular, representada por la compañía aseguradora de las botellas, como la Fiscalía han rechazado dicha nulidad al entender que todas las diligencias de investigación se acometieron “bajo un escrupuloso cumplimiento de la ley” y siempre autorizadas por el juez instructor de la causa.
El delito cometido refleja “un alto grado de especialización”, lo que supone un “agravante”, ha expuesto el letrado de la acusación particular (actor civil), Rafael Mateos.
Tanto esta cuestión de nulidad como otras también elevadas por la defensa, como una certificación de que la acusada tiene permiso de residencia en Holanda y otra relativa a que no fue detenida en una causa en la que estuvo involucrado Constantin en Madrid, han sido rechazadas por el tribunal.
Estuvieron alojados en el hotel
Según las conclusiones provisionales del Ministerio Público, la pareja, puesta “de común acuerdo” y guiada por un “ánimo de lucro”, se alojó el 26 de octubre de 2021 en el Hotel Atrio “con intención de poder acceder a su bodega y hacerse con vinos de elevado valor”.
Tras cenar en el restaurante del hotel, que el pasado año logró la tercera estrella Michelin, la pareja realizó una visita guiada a la bodega. Ya de madrugada, la acusada llamó a recepción y pidió una ensalada, a la vez que se interesó por el tiempo en que tardaría en ser servida. El empleado de recepción le informó que estaba solo y que tardaría unos 10 minutos.
El hombre aprovechó ese momento para dirigirse a la recepción y coger una llave electrónica “con la que acudió a la bodega”, pero no pudo abrir al no tratarse de “la llave adecuada”, por lo que volvió a la recepción tras subirle la ensalada a la mujer, y minutos después ella volvió a llamar para pedir que le sirvieran un postre.
Entonces, su acompañante acudió nuevamente a la recepción donde se apoderó de la llave maestra, con la que abrió la bodega y accedió a la sala de catas donde sustrajo las botellas de vino.
Horas después, la pareja abandonó el hotel con las botellas, que siguen sin aparecer, pues los acusados niegan los hechos. El valor de las 45 botellas se fijó en 1,6 millones de euros.