El exdiputado del PSOE en el Congreso Juan Bernardo Fuentes Curbelo en una imagen de archivo. EFE/Ramón de la Rocha

La cena en pleno estado de alarma: Otro frente para el PSOE del caso Mediador

José María Rodríguez |

Las Palmas de Gran Canaria (EFE).- En los preparativos de la cena organizada por uno de los actores clave del caso Mediador en el restaurante Ramsés de Madrid “solo para personas del PSOE” hay un detalle que ha pasado casi desapercibido: ¿Por qué tanta insistencia en que les cerraban un reservado a partir de las 23.00 “hasta la hora que fuera”, al margen de ojos indiscretos y de fotógrafos?.

Porque, si esa cena finalmente se produjo, como el intermediario que da nombre al caso asegura que ocurrió, los quince comensales y los dueños del local se estaban haciendo “un Boris Johnson”, como podría definirse en argot coloquial, pero también político, a la conducta que puso al primer ministro británico en la picota hasta forzar su dimisión: despreciar las normas sanitarias que su propio Gobierno dictaba en la etapa todavía dura de la pandemia de covid-19.

No más de seis personas en la misma mesa y solo hasta las once

En las conversaciones que la Guardia Civil recoge en el sumario, el intermediario Marco Antonio Navarro Tacoronte asegura que la cena que organizó para el exdiputado Juan Bernardo Fuentes Curbelo, el empresario Antonio Bautista Prado y doce personas más tuvo lugar el 21 de octubre de 2020, todavía con el estado de alarma vigente.

De acuerdo con el repositorio histórico de medidas sanitarias durante la pandemia que puede consultarse en la web de la Comunidad de Madrid, ese día en la capital española los restaurantes tenían limitado el aforo al 50 %, no podían servir en la barra, no podían sentar a más de seis personas en la misma mesa y tenían prohibido aceptar clientes a partir de las 22.00, debiendo cerrar a las 23.00.

Siempre según el sumario, así contó los preparativos Navarro Tacoronte a Fuentes Curbelo, al que la trama se refería tanto como “Don Bernardo” como “Tito Berni”: “Me van a pasar un menú (por) si quieres pasárselo a los compañeros. El menú de cena y las copas, ¿vale? Porque ustedes van a salir cansados, no les va a dar tiempo a cenar y el Ramsés a las 11 cierra las puertas”.

Dado que Navarro Tacoronte se dirige en esa conversación a un diputado, se supone que de donde iban a “salir cansados” era del Congreso, ya que había pleno. De hecho, se debatía la primera moción de censura de Vox contra Pedro Sánchez y la sesión terminó a las 20.55 horas, como recoge el Diario de Sesiones de aquel día.

“Yo tengo reservado dentro del Ramsés, tranquilamente, para quince personas”, continúa el mediador, “solo para nosotros (…) Sobra decirte que tu comida, la de Antonio (Bautista, otro de los imputados, dueño de una consultora de energías renovables) y la mía van a cargo de las empresas mías, ¿vale?”.

Tranquilidad entre biombos

Cuando finalmente Fuentes Curbelo accede al plan de cena, a 60 euros por cabeza, de los que 20 ponía “la empresa”, Navarro Tacoronte le da los detalles finales de cómo va a estar organizada la reunión: “Oye, el reservado está de puta madre. Tranquilidad total. Hay unos biombos puestos. Nadie tiene acceso a nosotros y hasta la hora que queramos, ¿vale? ¿Me explico? Nadie va a poder acceder a nosotros, ni fotografías, ni rollos raros, ¿vale? Tranquilo”.

El sumario no detalla qué otros miembros del PSOE fueron a esa cena, ni menos aún si sabían que compartirían mesa con un empresario que buscaba contactos para establecerse en la Zona Especial Canaria (el área de baja tributación fiscal de las islas), para intentar lograr contratos de instalación de energías renovables, presuntamente con la ayuda de Fuentes Curbelo y el general de la Guardia Civil Francisco Espinosa, el único de los imputados que está en prisión.

Pero, si esa cena se produjo, todos los comensales debían saber que las normas del estado de alarma vigentes aquel día les obligaban a no ser más de seis (tanto en la mesa, como reunidos para “cualquier evento familiar o social”) y a dejar el Ramsés a las once.

El general Espinosa guardaba en casa 61.110 euros en billetes al ser detenido

El general de la Guardia Civil en prisión desde hace una semana por su presunta implicación en el caso Mediador, Francisco Espinosa Navas, guardaba en su casa de Madrid cuando fue detenido 61.110 euros en billetes, en fajos escondidos en una caja de zapatos y entre la ropa de un cajón, dinero que la juez al cargo de la causa cree de “procedencia ilícita”.

En un auto dictado el pasado 16 de febrero, pero hecho público este miércoles, la juez María de los Ángeles Lorenzo-Cáceres describe los indicios que le hacen sospechar que ese dinero proviene de las comisiones que, presuntamente, cobraba el general a empresarios a cambio de facilitarles negocios con otras sociedades mercantiles o con el proyecto europeo de asistencia en materia de seguridad a los países del Sahel, que dirigió en los últimos años de su carrera.

Subraya, en este sentido, que se han revisado los ingresos que el general recibió desde 2019 en sus cuentas bancarias, tanto de la Guardia Civil, como de la fundación pública española que administraba el proyecto GAR-SI Sahel o como de la Seguridad Social una vez jubilado, con la conclusión de que “no justificarían el origen de los 61.110 euros”, por lo que presupone su “ilícita procedencia”.