Enrique Rodríguez de la Rubia |
Madrid (EFE).- Elegidos los presidentes del Congreso y el Senado, así como las Mesas de ambas cámaras, se abre ahora un calendario incierto, en el que el rey tendrá un papel protagonista, ya que tiene la misión constitucional de proponer un candidato a la investidura después de hablar con los portavoces de los partidos.
Una vez constituidas las Cortes y antes de ese debate de investidura, para el que no hay fecha, se abre un plazo de cinco días para que los diferentes partidos pidan formar grupo parlamentario.
Estación 1: constitución de los grupos parlamentarios
El reglamento del Congreso determina que podrán constituirse en grupo los partidos con más de 15 escaños o aquellos que, con un mínimo de 5, superen el 5 por ciento de los votos en toda España o el 15 en las circunscripciones en las que hayan concurrido.
Por el primero de los requisitos, más de 15 diputados, tienen grupo asegurado en esta nueva legislatura el PP, PSOE, Vox y Sumar, mientras que por el segundo, mínimo de 5 y más del 5 por ciento allí donde se han presentado, EH Bildu y PNV.
En principio, no cumplen con las exigencias ni ERC ni Junts porque aunque tienen más de cinco diputados, no llegan al 15 por ciento exigido en algunas de las circunscripciones en las que han concurrido en Cataluña.

No obstante, la nueva Mesa del Congreso, en la que la izquierda tiene mayoría gracias precisamente a los votos de ERC y Junts, es soberana para interpretar el reglamento y permitir la formación de grupos parlamentarios que no cumplen con alguno de los mínimos exigidos.
Es lo que ocurrió por ejemplo tras las elecciones de 2011, cuando se permitió a UPyD tener grupo propio pese a que los cinco diputados que consiguió no alcanzaron el 5 por ciento de voto nacional.
Todo indica que en esta ocasión pasará lo mismo, máxime teniendo en cuenta la capacidad decisoria que podrían tener ERC y Junts a la hora de investir al candidato del PSOE, Pedro Sánchez.
Estación 2: la ronda de consultas del rey
El segundo paso en el camino hacia el debate de investidura será el que protagonice Felipe VI con su ronda de consultas con los partidos.
Al rey le corresponde proponer un candidato para que se someta a la sesión de investidura una vez oídos a los portavoces de las formaciones políticas con representación en el Congreso.
Tradicionalmente hay partidos que declinan reunirse con el monarca, como ERC, que ya ha anunciado que tampoco acudirá en este ocasión.

Será la décima ronda de consultas de Felipe VI en sus nueve años de reinado, cuando su padre, Juan Carlos I, protagonizó diez durante los 38 años en los que estuvo en el trono.
La celebración de esas entrevistas en el Palacio de la Zarzuela deben tener lugar después de la constitución de las Cortes, pero no tienen una fecha tasada.
Lo habitual ha sido que el monarca cite a los partidos una o dos semanas después de que el nuevo Congreso eche a andar, lo que llevaría la ronda a la próxima semana o a la última de agosto.
Estación 3: el rey designa a un candidato a la investidura
Tanto el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, ganador de los comicios, como el presidente del Gobierno en funciones y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, han mostrado su disposición a someterse a la investidura, aunque por ahora, ninguno de los dos ha cerrado los acuerdos para tener una mayoría suficiente.
Sí es cierto que, a priori, Sánchez tiene más opciones, tras el acuerdo alcanzado con ERC y Junts para la Mesa del Congreso, pacto que debería ampliarse a la investidura.
En enero de 2016, se dio una situación inédita cuando el entonces presidente del Gobierno y líder del PP, Mariano Rajoy, que había obtenido 123 escaños, declinó la propuesta de Felipe VI de intentar formar gobierno, lo que obligó a otra ronda de entrevistas.
Estación 4: el debate de investidura
El nombre que proponga el jefe del Estado se someterá a la sesión de investidura, que prosperará si logra mayoría absoluta del Congreso. De no alcanzarla, habrá una nueva votación 48 horas después, en la que sólo será precisa la mayoría simple, es decir más votos a favor que en contra.
La fecha de esa votación determinará a su vez, la fatídica jornada de una hipotética repetición electoral en caso de que ningún candidato lograra ser investido.
Y es que, de celebrarse esa sesión de investidura durante la primera quincena de septiembre, la nueva cita con las urnas coincidiría con las fiestas de Navidad y Año Nuevo.
¿Fin del camino?
La ley es taxativa. De no investirse a ese primer candidato, se abre un plazo de dos meses para elegir presidente del Gobierno y, si nadie lo consigue, se disuelven automáticamente las Cortes y se convocan elecciones generales, que se celebrarán 47 días después.
Es por ello que fuentes parlamentarias apuntan que para evitar el riesgo de una elecciones en Navidad, el debate de investidura debería celebrarse la última semana de agosto o ya dejarlo para la última parte de septiembre.
Así se alejaría el peligro de unos comicios en fechas tan señaladas, una amenaza que ya se contempló en 2016 y obligó a modificar la ley electoral para reducir la campaña electoral de 15 a 8 días.