Rabat (EFE).- El ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, se reunió este jueves en Rabat con el presidente marroquí, Aziz Ajanuch, con el que trató asuntos comerciales, migratorios y el Mundial 2030 que acogerán ambos países junto con Portugal.
Según informaron fuentes de departamento de Albares, la reunión duró una media hora, se celebró en la sede de la Presidencia marroquí y en ella abordaron temas económicos, concretamente los intercambios comerciales entre ambos países, así como migratorios y políticos.
Asimismo, hablaron de la Copa del Mundo que se celebrará en 2030 en España, Marruecos y Portugal, el primer Mundial que tendrá lugar en dos continentes.
La visita de Sánchez
En un comunicado, la Presidencia marroquí también informó del encuentro, afirmando que se celebra “en el marco del fortalecimiento de las relaciones entre Marruecos y España en diversos ámbitos, particularmente en el aspecto político, económico y cultural”.
Durante la reunión, indica la nota, “las dos partes saludaron las relaciones privilegiadas de amistad y de cooperación que unen a los dos países”.
La Presidencia marroquí añade que Albares y Ajanuch también elogiaron “la calidad de la asociación bilateral, basada en la buena vecindad, la confianza mutua y el diálogo permanente y constructivo”.
Ello después, añade, de la visita realizada en abril de 2022 a Marruecos por el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, invitado por el rey Mohamed VI, que selló el final de una crisis bilateral de casi un año.
A partir de esa visita, la Presidencia de Marruecos enfatiza que la relación bilateral “se estableció como una asociación estratégica multidimensional que abarca todos los ámbitos de cooperación”.
La visita de Albares se produce en un momento de armonía bilateral después de que Sánchez defendiera el plan de autonomía presentado por Marruecos para el territorio del Sáhara Occidental, excolonia española controlada por Rabat pero reivindicada por los saharauis del Frente Polisario.
Los intercambios comerciales entre ambos países alcanzaron una cifra récord de 20 billones de euros y las empresas españolas pugnan por conseguir contratos en sectores como el agua, el ferrocarril y las infraestructuras.
