Una lancha de las fuerzas marroquíes en los alrededores de la froontera de Ceuta, en una imagen de archivo.. EFE/EFE-TV

Marruecos refuerza la vigilancia marítima en el entorno de la frontera de Ceuta

Ceuta, (EFE).- La armada marroquí ha reforzado la vigilancia en el entorno marítimo de la frontera con Ceuta para evitar la salida de inmigrantes a nado desde las costas de ese país, que ha aumentado de forma exponencial en los últimos días.

Fuentes policiales han informado a EFE de que una patrullera marroquí ha sido destinada de forma permanente al espigón fronterizo norte de Benzú mientras que también se ha advertido un mayor control en la frontera del Tarajal.

Ninguna entrada en la ciudad en las últimas horas

Esta circunstancia ha motivado que en las últimas horas no se haya registrado ninguna entrada a nado en la ciudad, después del importante incremento producido en las jornadas precedentes.

De hecho, la última borrasca, denominada Karlotta, ha tenido su efecto en las costas del litoral de Ceuta donde hasta 135 inmigrantes, de ellos 57 menores marroquíes, han desafiado las adversas condiciones meteorológicas para entrar ilegalmente en la ciudad.

Entradas por los espigones fronterizos

Todas las entradas se han producido de forma “constante y continua”, según las fuentes, a través de los espigones fronterizos norte de Benzú y sur del Tarajal, si bien otro pequeño grupo de inmigrantes ha aprovechado estos días para saltar el doble vallado fronterizo que separa la ciudad de Marruecos.

Según han explicado a EFE fuentes policiales, en estos casos han confluido varios factores: por un lado la falsa creencia de estos inmigrantes de entender que el mal tiempo les favorece para llegar a Ceuta, sobre todo por el empuje de las olas y las corrientes, y, por otro lado, la también falsa creencia de que en estos días se suele relajar el control fronterizo.

El fuerte viento hace saltar las sensores

Además, también coincide el hecho de que el fuerte viento reinante, con rachas de más de 100 kilómetros por hora, perjudica notablemente los sensores de los 8,2 kilómetros de perímetro fronterizo terrestre, lo que produce que salten constantemente las alarmas y no se pueda determinar, a ciencia exacta, si se está produciendo un intento de entrada por el vallado o no.