La central nuclear José Cabrera, en Almonacid de Zorita (Guadalajara). EFE/Beatriz Retuerta

Los pueblos del entorno de la central nuclear de Zorita piden ayudas para reactivarse

Beatriz Retuerta |

Almonacid de Zorita (Guadalajara) (EFE).- La central nuclear José Cabrera, en Almonacid de Zorita (Guadalajara), afronta la fase final de lo que será el primer desmantelamiento integral de una central nuclear en España, y los pueblos de su entorno sienten ya los efectos negativos del cierre de este motor económico y piden un plan de ayudas integrales para paliarlos e impulsar el crecimiento en la comarca.

“Hemos aportado al desarrollo energético español de una manera muy importante. Aquí ha habido grandes esfuerzos humanos y técnicos y eso hay que devolverlo y continuar con ello”, afirma a EFE el alcalde de Almonacid de Zorita, José Miguel López, quien insta a poner en marcha “algo parecido” a lo que se hizo con la desindustrialización en el norte de España e insiste en que la zona cuenta con “recursos y medios naturales importantes que deberían ser aprovechados”.

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La central nuclear José Cabrera, en Almonacid de Zorita (Guadalajara), afronta la fase final de lo que será el primer desmantelamiento integral de una central nuclear en España. EFE/Beatriz Retuerta

Por ejemplo, indica que el poblado de la nuclear se puede aprovechar para una residencia de ancianos válidos que sea “satélite a la actual” y añade que el poblado de Bolarque “está intacto y parece un decorado de cine”, con el que no se ha hecho “absolutamente nada”, por lo que propone que se enfoque “para otros servicios”, desde turismo u otros que permitan dinamizar la zona.
En el municipio se ha impulsado alguna iniciativa, como el polígono de Retamar, pero nada que pueda suplir la envergadura de la central.

Piden ayudas para evitar la despoblación

“Tenemos la residencia de mayores Virgen de la Luz que es el principal motor del municipio actualmente. Confiamos en asentar y crecer, pero la cabeza de león que eran los saltos hidráulicos y la central tienen que ser sustituidos por otras industrias que estén relacionadas con la producción de energía y es ahí donde pedimos ayuda a las instituciones para cambiar la tendencia que tenemos y que haya un punto de inflexión que nos haga llegar a buen puerto y evite la despoblación en la zona”, reclama López.

Aunque Almonacid de Zorita alberga la planta nuclear, muchos otros pueblos de la comarca como Sayatón, Illana, Pareja, Almoguera, Buendía, Escopete, Pastrana y Yebra, entre otros, se ven igualmente afectados por su desaparición.

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El alcalde Almonacid de Zorita, José Miguel López, posa durante una entrevista con EFE. EFE/Beatriz Retuerta

Por ello, si bien agradecen las ayudas puestas en marcha desde el Instituto de Transición Justa, consideran que son insuficientes.
“Necesitamos un impulso mucho mayor y efectivamente han sido tardías y por lo menos debería haber una planificación anterior para evitar parte de lo que ha pasado”, reflexiona López.

Más planificación con los próximos desmantelamientos

En esta misma línea se pronuncia el presidente de la Asociación de Municipios en Áreas Nucleares (AMAC) y alcalde de Yebra, Pedro Sánchez, que insta a la administración a diseñar planes con mayor antelación y planificación de cara a los próximos desmantelamientos, con los que no se muestran de acuerdo.

En este sentido, esta misma Asociación, conformada por más de 60 municipios de toda España, ha lanzado un manifiesto en defensa de la vida de las centrales nucleares en el que recuerdan que es una energía que no emite CO2 a la atmósfera, lo que supone una ayuda a la lucha contra el cambio climático, además de ser un motor de desarrollo, ya que genera cerca de 30.000 empleos en España.

14 años en desmantelamiento

La central nuclear José Cabrera dejó de estar operativa el 30 de abril de 2006 tras 37 años de funcionamiento y fue en 2010 cuando arrancó su desmantelamiento, a cargo de Enresa.

La fase actual comenzó a finales de 2022, con el inicio de la restauración, tras la demolición de edificios y en lo que trabajan 99 personas, según explica a EFE el director de desmantelamiento de Zorita, José Campos.

“Se ha pasado de 300 personas a 99 en esta fase, el 31% es gente de la zona y otro 30% de áreas limítrofes y el resto de otros puntos España, sobre todo personal para realizar trabajos especializados”, explica Campos, que dirige esta fase final que permitirá entregar los terrenos a su propietario como estaban antes de la nuclear.

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José Campos, director de desmantelamiento de la central nuclear José Cabrera, en Almonacid de Zorita (Guadalajara), durante una entrevista con EFE. EFE/Beatriz Retuerta

Campos explica que los trabajos actuales pasan por demostrar que los terrenos no tienen contaminación y para ello hay que ir midiendo, “una labor tediosa y pesada” y que se debe documentar y constatar ante el Consejo de Seguridad Nuclear, entidad vigilante del proceso, tras lo cual se rellena el terreno para dejarlo como estaba antes de la instalación de la central.

Reconoce que hay cierta incertidumbre a la hora de marcar los plazos, teniendo en cuenta el tipo de trabajos, ya que “hay unos trabajos que no se pueden hacer cuando se quiere, como la restauración del canal de descarga”.

En este caso, se debe contar con unas autorizaciones que dependen de la Junta y de la Confederación Hidrográfica del Tajo, señala Campos, quien apunta que el proceso se está desarrollando en los términos previstos pese a ser la primera experiencia en el país.

La previsión es que en 2026 estén concluidos

La previsión es que en 2026 estén concluidos, momento en el que el CSN tendrá que emitir el correspondiente informe final para dar por terminado el desmantelamiento y poder entregar los terrenos a su propietario.

“Somos los primeros en España y de los primeros en Europa, pero en Estados Unidos ya tienen experiencia”, apunta Campos al ser preguntado por dónde se han apoyado para abordar el desmantelamiento.

En este sentido, indica que EEUU, “facilita la información de todos los desmantelamientos que han hecho allí y han resultado útil”.
Campos afirma que esta primera experiencia servirá también para abordar los próximos desmantelamientos y señala que “la metodología se va a hacer igual pese a las problemáticas distintas que tienen”.

En el caso de Garoña, indica que “está en un meandro del río y es una central de ebullición, mientras que esta es de presión, además de ser mucho más grande”.