El presidente de la Fundación Euroamérica, el socialista español Ramón Jáuregui, durante una entrevista con EFE en Madrid este viernes. EFE/Fernando Villar

Jáuregui: «Si no firmamos con Mercosur, la pérdida de credibilidad será irrecuperable»

Madrid (EuroEFE).- El presidente de la Fundación Euroamérica, Ramón Jáuregui, ha conversado con EFE sobre las dificultades de última hora en torno la firma del Acuerdo de Asociación entre la Unión Europea y Mercosur, y sobre el futuro de las relaciones entre Europa y Latinoamérica:

Pregunta (P).- Antes de valorar lo ocurrido en el Consejo Europeo del viernes 19, en Bruselas, ¿por qué es importante, desde el punto de vista geoestratégico, un acuerdo con Mercosur?

Respuesta (R).– Mercosur es el único espacio de América Latina con el que Europa no tiene un acuerdo comercial regulado de libre comercio.

Mercosur son 750 millones de personas, son cuatro países muy importantes, especialmente Brasil, y yo diría que en este momento un acuerdo con Mercosur implica un acto, una decisión europea por hacerse presente en el contexto internacional de aranceles, guerras comerciales y tecnológicas, a través de lo que es nuestro modelo de vida, una ordenación del comercio, un pacto, una cooperación que establece un marco de relación importantísimo para muchísimos años de Europa con el continente latinoamericano.

P.- Algunos, tal vez malintencionadamente, han planteado que este tipo de acuerdos de libre comercio se negocian ‘contra’ la agricultura europea, y de este argumento se aprovechan opciones populistas. ¿Qué hay de cierto en esa oposición entre el campo europeo y lo que llaman ‘la élite globalista’?

R.- El campo europeo no va a salir tan perjudicado como se dice. Realmente, las previsiones de importación de carne -de vaca o de aves- es una cuota que está limitada y que no va a perjudicar objetivamente a las granjas europeas. Si hay algún perjuicio, este va a ser compensado y, en todo caso, hay unas salvaguardas para asegurar que, si ese libre comercio empezara a producir efectos importantes en el agro europeo, se para.

De manera que lo que la Comisión Europea ha hecho es establecer una especie de reglamento, una ley europea de entrada en vigor inmediata, que establece toda una serie de compensaciones y de salvaguardas para evitar que el agro europeo pueda ser perjudicado. Inclusive, cuando se dice ‘es que van a exportar de esos países productos agrícolas que se producen en condiciones fitosanitarias más débiles o más atenuadas que las que se exigen en Europa’, eso no es verdad.

No se va a importar ningún producto agrícola que esté producido en condiciones menores que las que Europa tiene establecidas para el agro europeo.

Jáuregui habla sobre la agricultura europea. En la imagen, Banderas de los Estados miembros de la UE desplegadas en la sala de llegadas del Consejo de la UE en Bruselas, Bélgica. EFE/EPA/OLIVIER MATTHYS  /Archivo
Banderas de los Estados miembros de la UE desplegadas en la sala de llegadas del Consejo de la UE en Bruselas, Bélgica. EFE/EPA/OLIVIER MATTHYS /Archivo

P.- Entonces, como valoración de lo ocurrido, de la decisión de posponer unas semanas la firma del acuerdo, ¿debemos entender que fue una decisión más bien de tipo táctico, que no es el anuncio de un nuevo bloqueo, otra vez, por años?

R.- A mí me parece una decisión lamentable y penosa, porque Europa está necesitada de mostrarse ante el mundo como un agente que opera, que actúa, que tiene firmeza, que tiene decisión. Y en este contexto geopolítico que nos ha marcado (Donald) Trump con sus aranceles, en este marco de guerras comerciales y tecnológicas, Europa tiene que dar una muestra de su firmeza en su creencia con estos pactos.

Y digo más: si no firmamos Mercosur, no sé cuándo, el mes que viene, y no firmamos con India, Europa va a sufrir una pérdida de credibilidad internacional como entidad negociadora irrecuperable. Va a hacer un daño brutal a lo que es la fuerza de la Unión Europea en el mundo.

Yo espero que esto se pueda arreglar, pero cabe pensar que el aplazamiento es una búsqueda de alguna garantía mayor a los sectores que protestan. Y espero que se produzca el acuerdo suficiente para que, en un mes o máximo mes y medio, se firme. Si no se firma, repito, es una decisión que la vamos a pagar gravemente en términos de crédito internacional como Unión Europea.

P.- Aparte de rematar ya estos 26 años de negociaciones con el bloque Mercosur, ¿qué le quedaría a la UE por hacer en relación con América Latina el año que viene?

R.- Nosotros tenemos en este momento una cumbre (UE-CELAC) recién celebrada en Santa Marta, en Colombia, que establece lo que llamaríamos una hoja de ruta. Para mí lo más importante en este momento es que Europa mantenga un diálogo político mayor con las regiones latinoamericanas, es muy difícil hablar con el conjunto de América Latina.

Tenemos que aproximar posiciones geopolíticas en común, porque no tenemos un amigo de valores y de creencias en el orden internacional más fuerte que América Latina. Juntos somos mucho, separados no somos nada. Y al mismo tiempo creo que hay que desarrollar más nuestra hoja de ruta de la Global Gateway, que es un plan de inversiones económicas europeas en el desarrollo de infraestructuras muy importantes en América Latina. Esto está por hacer.

La agenda está marcada, pero vamos muy lentos. Y por último, yo diría que lo más importante es preparar bien la siguiente cumbre que se celebrará en 2027 en Bruselas. Para mí estos son los tres objetivos básicos del momento.

P.- Mucha gente se pregunta por qué es tan difícil la integración en América Latina, a pesar de compartir lenguas, tradiciones, cultura… ahora incluso vamos a una división todavía más clara derecha-izquierda. ¿Por qué es tan difícil?

R.- En primer lugar, porque América Latina está objetivamente muy fracturada políticamente, porque no han desarrollado nunca organizaciones que integren sus mercados y sus políticas. Hay una división nacional muy grande.

No hay mercado común entre los países latinoamericanos. Políticamente, están muy divididos y yo diría que actualmente están bajo una presión política brutal de la doctrina Trump. Toda América Latina está pendiente de ellos. Ya sea por aranceles o porque les devuelven inmigrantes irregulares atados de pies y manos, o porque tiene la flota en el Caribe, toda América Latina está pendiente de Estados Unidos.

Yo creo que eso obviamente no es bueno para ellos y por eso creo que Europa tiene que ofrecerse con una política de relación fraterna y de colaboración real. Porque nuestras inversiones no son para extraer litio y hacer baterías en Hamburgo o en España, sino para hacer que los recursos naturales que tiene América Latina tengan valor añadido.

Y, por tanto, hay una manera distinta de ofrecernos los europeos, para que la inversión económica produzca valor añadido, transfiera tecnología y desarrolle productividad en América Latina. Esa es para mí la tarea que tiene que hacer Europa en este momento para que América Latina no esté tan dependiente de los Estados Unidos.

Jáuregui  habla de la situación de América Latina en una entrevista con EFE.
El presidente de la Fundación Euroamérica, Ramón Jáuregui. EFE/ Mariscal / Archivo

P.- Si nos fijamos en la experiencia europea, la ‘construcción’ empieza con una integración económica y a partir de materias como el carbón y el acero, que fueron fundamentales para las guerras. ¿Existe eso en América?

R.- No existe un embrión de unidad económica y los que se han ido creando -la Alianza del Pacífico, la propia Mercosur, la coalición centroamericana, etcétera- no han desarrollado lo que llamaríamos la integración de sus mercados. Es decir, un dentista chileno no puede trabajar en Bogotá. Un abogado peruano no puede trabajar en Buenos Aires.

Entonces, para que el mercado interior efectivamente ofrezca una espectacular perspectiva de inversión porque lo que inviertes genera un amplio espacio, tienen que integrarse sus mercados y América Latina no ha hecho eso.

El dato más revelador es que los europeos, que tenemos un mercado interior, vendemos el 45% de nuestros productos dentro del mercado europeo y los latinoamericanos no llegan al 10% de lo que venden en América Latina.

P.- Tras las elecciones en Chile parece que bascula América Latina hacia la derecha. ¿Esto ayuda o dificulta el diálogo con Europa en los próximos años?

R.- En cierto modo lo dificulta porque hace que esos países sean mucho más dependientes de Estados Unidos que de Europa. Y, sin embargo, las ciudadanías, las opiniones públicas son democráticas. La cultura de esos países es una cultura más próxima a la forma en la que concebimos nuestra convivencia los europeos: sistemas democráticos, sistemas limpios, contrato social, libertades, diálogo social, orden mundial más ordenado valga la redundancia, comercio internacional regulado.

Nosotros tenemos una convergencia no solamente cultural o histórica, sino también política con los latinoamericanos y yo creo que eso tenemos que explotarlo y tenemos que fortalecerlo.

Por eso el diálogo entre nuestras dos regiones es tan importante para las dos partes, porque, repito, juntos somos bastante, somos 60 países, somos una tercera parte de Naciones Unidas, tenemos varios países en el G 20 -Argentina, Brasil, México y Europa-, podemos converger en construir un mundo distinto al que nos quieren imponer los nuevos imperios, que son los Estados Unidos, los chinos y los rusos.

P.- ¿Y quién debería asumir en América Latina el liderazgo? ¿Es una cuestión de un único gran país?

R.- No, yo creo que hay dos países claves que son Brasil y México. Brasil lo ejerce en cierto modo, pero tiene una bis, por así decirlo, propia, para ejercer su papel internacional vía BRICS, sin, digamos, celebrar una integración mayor de América Latina. Y México opera poco en el ámbito exterior.

Los dos países son claves. Yo creo que no habrá avances de integración real en América Latina, si México y Brasil no se lo toman en serio y no se ponen a ello.

P.- Y ya una última pregunta, ¿qué es la Fundación que diriges? ¿Cuál es vuestro plan de acción para el año que viene?

R.- Somos una fundación que está integrada desde hace 25 años por muchos intereses entre Europa y América Latina. Empresas, por supuesto, también; acuerdos comerciales, política exterior del Gobierno español, política exterior de la Unión Europea.

Colaboramos con ellos. Tenemos un convenio de colaboración con la Comisión Europea. Acabamos de estar en México celebrando un gran evento junto con el comisario y con diferentes autoridades europeas. Lo que hacemos es un poco favorecer esa relación, intensificar los contactos entre los think tanks, entre los líderes, entre el mundo económico y empresarial y hacemos cosas que los gobiernos necesitan, pero que ellos directamente no pueden hacer.

Por eso somos una fundación al servicio de la política exterior española y europea en relación con América Latina.

P.- Y, como se dice ahora, ¿con transversalidad ideológica?

R.- Sí, somos una organización muy partisana, digo yo. En fin, nadie cuestiona que yo soy una persona que procede del PSOE, pero el vicepresidente de la Fundación se llama (José Ignacio) Salafranca y también fue diputado del PP y, juntos, expresamos una manera de hacer que supera partidismos en una política exterior que, en mi opinión, no debe de tener esa connotación partidista, porque sinceramente, España pierde mucho cuando se proyecta al exterior dividida.

Por el contrario, cuando vamos unidos somos percibidos como una potencia mucho más amistosa que lo que ocurre desgraciadamente en este momento, que aparecemos demasiado fracturados.

P.- Y esa superación del partidismo ¿sería una receta también para otras cosas?

R.- Bueno, yo creo que no hay que superar el partidismo. El partidismo forma parte de la democracia, porque los partidos somos los que vertebramos la democracia. Lo que creo que hay que superar es el ‘bloquismo’. En mi opinión, en España estamos con una grave situación de bloqueo político, como en dos grandes bloques, y lo que más me preocupa es que se pueda prolongar mucho tiempo.