Mérida (EFE).- “El haber perdido la vista me ha hecho ver muchas cosas que antes no veía”. Así de claro lo tiene José Ramón Vázquez Díaz, un fisioterapeura de 46 años, que se vio obligado a dejar su profesión por la ceguera y que se ha “reconstruído” a sí mismo para, entre otras muchas actividades, dirigir el Coro Virgen de Aguasantas de Salvaleón (Badajoz), una agrupación que “no es el Orfeón Donostiarra”, pero que regala al pueblo la música y sus infinitas emociones.
José Ramón empezó a perder visión de forma muy acusada pasados los 30 años, “en el esplendor físico y mental de la vida”, según ha relatado a Efe, y poco después llegó el diagnóstico de “retinosis pigmentaria” y con él, la certeza de que en unos años se quedaría ciego.
Reconoce que no fue nada fácil asumirlo y agradece a los “ángeles” que la vida puso en su camino para ayudarle a “hacer el duelo”, en especial su familia, su médica de cabecera y su psicóloga, así como el fraile franciscano Nicolás Segurola, al que conoció como paciente en la clínica de fisioterapia y que, curiosamente con el mismo diagnóstico que él en una enfermedad tan minoritaria, le acompañó y le enseñó “lo que podía ser vivir sin ver”.
“Potencia tus virtudes y aprende a llevar con elegancia tus limitaciones”, le repetía Segurola, un mensaje que ahora conduce la vida de José Ramón Vázquez, aunque para ello primero tuvo que romperse la nariz con una farola y reconocer que ya era invidente, que era necesario plantearse su existencia en el mundo de otra manera.
El regreso a Salvaleón
En el peor momento anímico, este treintañero, que residía y aún vive parte del año en Vitoria, adonde sus padres emigraron desde Salvaleón, decidió volver al pueblo, algo que llevaba sin hacer más de diez años y ahí comenzó lo que él mismo define como una relación de amor.
“Salvaleón me abrazó en el momento en que yo necesitaba ser abrazado”, dice de su pueblo, un pueblo que ahora presume de tener el único director ciego de una coral en España, como suelen presentarle.
Todo empezó por Mateo, él que ahora es su amigo, pero entonces solo era el entrenador y coordinador del gimnasio municipal, que le ayudó a perder 16 kilos, le enseñó a cuidarse y le transmitió el mensaje de que era necesario “pelear, luchar y tirar para adelante”.
Entonces, decidió centrarse en la que era su pasión, la música, y empezar a formarse. Así aprendió a tocar el piano y tuvo profesores de canto, armonía y composición arreglista, para tratar de capacitarse al máximo.
José Ramón Vázquez formó primero, hace unos 5 años, con la familia García de Salvaleón, el grupo musical Pan, Leche y Chocolate, donde él es el guitarrista rítmico y la voz, un grupo “un poquito verbenero” que de hecho se presenta como “la verbena del rock”.
Una coral inclusiva y solidaria
Después llegaría el ofrecimiento del sacerdote del pueblo para dirigir el coro parroquial y de ahí, al año siguiente, se empezó a generar una iniciativa mucho más amplia y que trascendía a la propia parroquia, el Coro Virgen de Aguasantas, una agrupación coral inclusiva y solidaria integrada en la actualidad por 25 personas y que crece cada año, ya que en ella “nadie sobra”.
El coro agrupa a cuatro generaciones de porrineros, la más mayor, María Portillo, que acaba de cumplir 96 años; y de todas las capacidades, pues también cantan en él una persona con discapacidad intelectual, otra que padece esquizofrenia y un hombre que sufre hemiplejia a causa de un ictus.
La solidaridad es otra de las señas de identidad de este coro, que, además de cantar en el pueblo y alrededores, suele llevar su música a centros de la tercera edad o de personas con discapacidad de Extremadura.
Para dirigir, según explica José Ramón, él es capaz de oído de discriminar perfectamente cada una de las voces, “igual que un director de orquesta distingue cada uno de los instrumentos”, y “de ir corrigiendo incluso en el momento”.
Reconoce que tanto él como sus cantantes tienen quizás que estar más concentrados porque muchas veces transmite sus mensajes con la boca y la cabeza, ya que, además, suele tocar la guitarra al tiempo que dirige.
Desde música tradicional extremeña a Bob Dylan
El repertorio del Coro Virgen de Aguasantas se compone de dos partes, una de música tradicional extremeña, “con la recuperación de canciones de otras generaciones que quizás estaban ya un poco perdidas”, y una segunda parte de temas famosos en inglés como “Blowin’ in the wind” de Bob Dylan, “The sound of silence” de Simon and Garfunkel, “Le it be” de los Beatles, “Can t help falling in love” de Elvis Presley, “Aleluya” de Leonard Cohen, o “Imagine” de John Lennon.
Para ello, él las traduce y las arregla, en el ánimo de “romper todas las barreras”, también las idiomáticas y comprobar la emoción que en muchas personas que llevan 30 ó 40 años oyendo estas canciones supone el entender lo que sus letras transmiten.
Además, para el próximo verano, José Ramón Vázquez ya tiene numerosos planes, el estreno del tema compuesto por él, “Veteranos de Salvaleón”, dedicado a la generación de la postguerra y de la emigración, la grabación de un videoclip o un encuentro de hermanamiento de los pueblos de la comarca a través de la coral.
José Ramón valora todo lo que ha podido hacer desde que perdió la vista y en ningún momento se lamenta por nada. Simplemente, reconoce, su vida “ahora es diferente” e incluso se atreve a decir que es mejor, más auténtica, al estar centrada en lo que de verdad importa: “las emociones, los valores, los principios”.
“Soy ciego, pero no pasa nada, no dramaticemos”, añade este amante del universo Marvel, para quien los superhéroes reales son quienes “abrazan y se hacen fuerte en sus vulnerabilidades”, en su caso en la ceguera, esa que, como él mismo afirma, le ha hecho ver muchas cosas que antes no veía.