Imagen de la plantación de hoy en el Festivalino de Pescueza. EFE/Eduardo Palomo

El Festivalino, el más pequeño del mundo, cierra con buen rollo y respeto a la naturaleza

Pescueza (Cáceres), 14 abr (EFE).- El Festivalino de Pescueza, el festival musical “más pequeño del mundo”, según se autodefine, ha bajado este domingo el telón de su decimoséptima edición arropado por sus principales hitos: la música, el respeto, el “buen rollo” y la conservación de la naturaleza.

Y es que una de las actividades más importantes de este evento, que tiene como protagonista a un pueblo cacereño de apenas 150 habitantes, es la plantación de árboles que cada año realizan en la dehesa de la localidad los artistas que previamente han sido elegidos como “padrinos” y “madrinas” del Festivalino.

Los padrinos

Este año la plantación ha estado protagonizada por las cantantes Tamara Alegre y Cecilia Zango, y el grupo gaditano Decai.

Dirigidos por la Asociación para la Recuperación del Bosque Autóctono de Extremadura (ARBA), han cumplido a la perfección -emocionados y agradecidos- con su papel de padrinos y han plantado distintas especies en el paraje conocido como laguna de Las Sanguijuelas.

Hablamos de la celebración de un festival consolidado en el panorama musical de la geografía extremeña que no para de crecer y cuyas señas de identidad son el respeto, la abundancia de público y la mentalización ante el objetivo de luchar contra la despoblación el medio natural.

La alcaldesa de Pescueza y directora del Festivalino, Agustina Fernández, se ha mostrado este domingo “muy satisfecha por el trabajo y el esfuerzo de todo el pueblo” y ha defendido que “cuando las cosas se hacen de corazón, al final siempre salen”.

Los objetivos

Los tres objetivos principales del Festivalino son la lucha contra la despoblación, poner en el mapa las zonas rurales y concienciar sobre el medio ambiente.

De esta forma, este evento lleva aparejado la recuperación y conservación de la naturaleza, sobre todo de la dehesa del municipio,.

Así como un intento de recuperar las costumbres, tradiciones, los oficios, el folclore y la gastronomía de Pescueza, y todo eso se adereza con música y cantantes comprometidos con la defensa del medio rural, la lucha contra la despoblación y la conservación de la naturaleza.

Doce mil visitantes

Bajo estas premisas nació el Festivalino de Pescueza, el más pequeño del mundo pero a la vez muy grande, sobre todo por el hecho de que un pueblo de apenas 150 habitantes se atreva a organizar un evento que durante tres días ha reunido a cerca de 12.000 personas y actuaciones musicales de categoría.

A esto se le une la citada plantación de árboles, en la que, además de las madrinas y padrinos ha participado la vicepresidenta primera de Territorio, Igualdad y Cultura de la Diputación de Cáceres, Esther Gutiérrez, quien ha destacado que “el pueblo de Pescueza ha conseguido crear un evento que se ha consolidado, que va mucho más allá de un festival”.

“Es el altavoz de toda la provincia y de toda la comunidad autónoma de Extremadura reivindicando nuestras zonas rurales, defendiendo el mundo rural y pudiendo poner en valor la identidad de cada uno de nuestros pueblos”, ha afirmado Gutiérrez.

Tras la plantación, los cantantes han vuelto a su faceta artística y han subido al pequeño escenario ubicado en la Plaza Mayor, que en esta edición ha visto pasar, además de a las madrinas y a los padrinos, a Tanxugueiras, Los Niños de los Ojos Rojos, Canchalera, Diván Du Don, The Refrescos y MT80-We Rock.