Mercedes Salas I
Madrid (EFE).- Las inminentes vedas en 87 zonas del Atlántico noreste acentuarán la escasez y los costes de la oferta, uno de los problemas principales de la industria pesquera, un sector globalizado que navega entre las amenazas y las oportunidades.
La industria pesquera afronta las consecuencias de la inflación, agravada por la guerra en Ucrania y la pérdida de poder adquisitivo del consumidor, pero con más resistencia y potencial exportador que otras actividades y así lo han puesto de manifiesto empresas y analistas en la Feria internacional Conxemar, de Vigo.
La feria ha congregado a 700 empresas, a 104 países, a más de 26.000 compradores y ha servido para tomar el pulso al estado y al rumbo de la pesca mundial.
En el diagnóstico figuran problemas como el gasto energético, los ecos de la crisis logística o la bajada del consumo, pero sin duda destaca la escasez de materia prima y con ella tiene relación el que ha sido el asunto protagonista, políticamente, de Conxemar y de la actualidad pesquera en los últimos días: el veto a las artes de fondo en el Atlántico noreste.

Repercusiones de los vetos
El próximo domingo, la Comisión Europea (CE) prohibirá la pesca de fondo, a más de 400 metros de profundidad, en 87 zonas del Atlántico noreste, ubicadas en caladeros como el Gran Sol, el Golfo de Cádiz o el Cantábrico.
La decisión ha provocado el rechazo unánime del Gobierno español, de las administraciones autonómicas y locales, de la flota, de los sindicatos y de las propias fábricas.
Según las últimas informaciones, la CE ha ofrecido al Gobierno español aclaraciones a las dudas sobre el impacto real en la flota española de la prohibición de faenar por debajo de los 400 metros, y respecto a una decisión legal cuya redacción ha sido criticada por “confusa y contradictoria”.
La Alianza Europea de Pesca de Fondo (EBFA, por sus siglas en inglés) cifró inicialmente en 10.000 los pescadores afectados en aguas comunitarias y en España 500 buques y más de 2.500 pescadores, pero a fecha de hoy los armadores españoles no pueden evaluar el impacto real.
Después del anuncio ayer del ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, sobre las aclaraciones de Bruselas, cabe pensar que las cifras de la flota afectada cambien, según ha declarado este viernes a EFE el presidente de EBFA, Iván López.

Pero López ha reconocido que las vedas recortarán la oferta de especies como el besugo (de fondo) o las gambas, precisamente en la antesala de la campaña de Navidad, momento importante para la facturación del sector pesquero: “Con decisiones como esta vendrá más pescado de otros orígenes a la UE, que es deficitaria”.
En 2021, España importó 1,8 millones de toneladas de pescado y marisco, un 5 % más que el año anterior, por 7.483 millones de euros, un 16 % superior al de en 2020; por el contrario, exportó 1,2 millones de toneladas, por valor de 4.700 millones de euros, un 20 % más respecto al ejercicio anterior.
Impacto de la guerra
La guerra ha apuntalado la “fuerte dependencia” del sector pesquero, muy globalizado, y la escasez de insumos, con un mayor impacto en la UE y en la seguridad alimentaria de África y menos en EEUU, mientras que Latinoamérica partía de una situación inflacionista diferente, según ha expuesto la presidenta de la Asociación Europea de Economistas Pesqueros, Leyre Goti.
También ha aludido a los amarres de flotas por el coste del gasóleo o al encarecimiento del pienso o del oxígeno gastado por las piscifactorías.
La bajada del euro frente al dólar también se añade a las dificultades, al igual que el relevo generacional.

Oportunidades
Goti aboga por ver en la situación actual una “oportunidad” para ganar en eficiencia y en innovación, aunque las empresas deben reaccionar, y en la misma línea opina el catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de A Coruña, Fernando González Laxe.
“Se espera que la producción de pescado crezca de 178,8 millones de toneladas a 201 millones de toneladas en 2030, un 1,2 % anual, lo que supone un crecimiento más lento que la última década, motivado por la acuicultura”, según Laxe, quien ha resaltado la contribución del sector y de sus 58 millones de trabajadores en todo el mundo al empleo, al comercio y al desarrollo económico.
González Laxe ha augurado buenas perspectivas de futuro al sector si revisa sus estrategias, pero “es obligado” mantener a las comunidades de pescadores y mejorar la sostenibilidad. EFE
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Edición web: José Carlos Rodríguez