ISLA DE SAN SIMÓN (PONTEVEDRA) (ESPAÑA), 26/07/2025.- Vista de un momento del Festival Sinsal este sábado, en la Isla de San Simón (Galicia). El pacto con el tiempo del Sinsal, el evento de música con cartel secreto, implica una apuesta por la cultura con memoria y un reconocimiento del pasado junto con una mirada al futuro con compromiso y conciencia. La isla de San Simón y la pequeña San Antón (Redondela, Pontevedra), unidas por un puente, tienen mucha historia detrás y una estrecha vinculación a 'La leyenda del beso', la centenaria zarzuela en cuya composición participó Reveriano Soutullo, vecino de la zona. EFE/ Cris Padín Sinsal

El pacto con el tiempo del Sinsal: cultura con memoria y futuro con conciencia

Miguel Álvarez |

Isla de San Simón (Pontevedra) (EFE).- El pacto con el tiempo del Sinsal, el evento de música con cartel secreto, implica una apuesta por la cultura con memoria y un reconocimiento del pasado junto con una mirada al futuro con compromiso y conciencia.

La isla de San Simón y la pequeña San Antón (Redondela, Pontevedra), unidas por un puente, tienen mucha historia detrás y una estrecha vinculación a ‘La leyenda del beso’, la centenaria zarzuela en cuya composición participó Reveriano Soutullo, vecino de la zona.

Ese legado está vivo durante la celebración del Sinsal, que hace un esfuerzo por recordar lo que ocurrió a lo largo de los siglos y evitar recaer en los errores del pasado.

En la historia de Soutullo y su cuñado y amigo Diego San José -que ayudó en la música de la zarzuela- están la cara y la cruz del lugar, una isla en plena ría de Vigo que acoge a las ochocientas personas que cada día asisten al festival.

Para el primero fue el escenario de un homenaje por otra obra posterior, ‘Amores de aldea’, y para el segundo fue una prisión, pues ingresó a finales de 1940 en el campo de concentración franquista de la isla y estuvo allí hasta su cierre en 1943.

Todo este pasado es presente en el festival, que cuida de mantener vivas unas raíces históricas y también musicales.

Lo último lo hace de la mano del británico Aleksander Kolkowski, que graba a los artistas en cilindros para fonógrafo, el primer método para grabación y reproducción de sonido que inventó Edison en 1877.

Con esto, los grupos actuales hacen un viaje al pasado y pueden comprobar cómo sonaría su música con la tecnología de hace más de un siglo.

Compromiso y conciencia de futuro

Junto con ese eco del pasado que resuena en la isla de San Simón, Sinsal muestra un fuerte compromiso con un futuro con nuevas melodías que no insista en los acordes rotos del pasado.

Eso se nota en su vertiente medioambiental, en la que trabaja desde hace años para identificar los residuos que genera el evento y constató que la mayoría de desperdicios los trae el público cuando desembarca.

Por eso ha cambiado el modelo gastronómico: potencia los vasos y los platos reutilizables -devuelve el dinero de los adquiridos en el evento- y minimiza los envoltorios de los productos.

Eso hace que el festival no genere residuos de cartón, papel o envases, por lo que ha eliminado las papeleras de forma paulatina hasta la actualidad, en la que están deshabilitadas excepto en un punto en que la separación de los desperdicios la realiza el personal.

Con ello, limita toda la basura de la zona de comida de todo el festival a poco más de un contenedor, una opción más responsable que también es más fácil de gestionar a la hora de sacarlo de la isla.

Este año, por primera vez, no produce sus icónicos vasos con el cartel de cada día, pues entiende que el compromiso medioambiental obliga a no generar más plásticos.

Durante este sábado han sonado Chicharrón, Dasom Baek, Good Sad Happy Bad, Sahra Halgan, Guedra Guedra y Throes + The Shine, con estilos como pop costumbrista, afrobeat, krautrock y electrónica llegados de lugares como Angola, Corea del Sur, Marruecos, Portugal, Somalilandia y Reino Unido, además de Galicia.

Solo queda un día de festival, un evento singular enmarcado en el sello Fest Galicia, con formaciones de España, Suecia, Uganda, Reino Unido, Argentina, Austria y Marruecos cuyos nombres no se conocerán hasta el desembarque de mañana. Mientras, lo que fue no deja de sonar para un florecimiento que será. EFE