SANTIAGO DE COMPOSTELA, 06/08/2025.- La joven arquitecta Marta Morato acaba de completar una gira por Asia, Oceanía y Europa tras haber sido una de las tres personas -la única de España- seleccionadas por el premio Renzo Piano World Tour. Desde Santiago de Compostela cuenta a EFE la experiencia vivida y sus reflexiones sobre arquitectura. EFE/Xurxo Martínez

Marta Morato, la arquitecta gallega tras la huella de Renzo Piano: «No necesitamos más iconos»

Carlos Alberto Fernández


Santiago de Compostela, (EFE).- La joven arquitecta gallega Marta Morato acaba de regresar a Santiago de Compostela después haber completado una gira de 40 días por Asia, Oceanía y Europa tras la obra de Renzo Piano, un premio al que solo acceden tres personas.

Morato vuelve convencida de que se necesitan «espacios verdaderos que respeten los lugares y a quienes los habitan».


Ella ha sido este año la única española seleccionada para el premio Renzo Piano World Tour, una experiencia casi exclusiva que le ha dado «un impulso para seguir buscando una arquitectura que no solo sea forma, sino también contenido, memoria, silencio y tiempo largo», tal y como reflexiona en una entrevista con EFE.


A sus 28 años, esta gira a la que optaron estudiantes de arquitectura de 12 escuelas de prestigio internacional, como la Politécnica de Madrid, la reafirma en la idea de que «no necesitamos más iconos, sino espacios verdaderos que respeten los lugares y a quienes los habitan».

El objetivo del tour que ha realizado Marta Morato «no es solo mostrar la obra» del arquitecto italiano ganador del Premio Pritzker Renzo Piano, precisa la gallega, sino «transmitir su forma de entender la arquitectura como un oficio profundamente humanista, donde la técnica está siempre al servicio de la vida».

Para ella, «más que un premio, ha sido un viaje de aprendizaje» que en Europa le ha llevado por ciudades como París, Londres, Lisboa, Roma, Zúrich, Basilea, Berna, Bilbao o Santander, pero que también le ha trasladado a Asia y a Oceanía.

Una de las paradas más significativas fue el Centro Cultural Jean Marie Tjibaou de Nueva Caledonia, una construcción que «de repente, desaparece entre el bosque».

Defiende que los edificios tienen que ser diseñados «para el lugar en el que están», que las intervenciones de un arquitecto deben estar «relacionadas con el entorno», y advierte de que en Galicia es algo que «hay que tener presente».

Relación con el agua

Su viaje acabó en Génova, donde las construcciones tienen «mucha relación con el mar», como también sucede con el Centro Botín de Santander, edificaciones que para ella son inspiradoras porque su «proyecto soñado» guarda relación con el agua: un embarcadero o un centro náutico.

Morato admite que la Inteligencia Artificial «a veces da miedo» porque el trabajo que «cuesta realizar» una renderización para ver un proyecto la máquina lo ejecuta «en dos segundos», pero el resultado no es el mismo, no es original, por eso confía en que la gente «sepa» valorar esa diferencia y el trabajo humano.

Después de la aventura con el premio de Renzo Piano, que también apoya la Fundación Botín y Vitra, la santiaguesa regresará a su trabajo en Nueva York, como parte del equipo de Grimshaw Architects, un estudio especializado en grandes proyectos de infraestructura y espacio público.

Allí echará de menos los paseos por las calles y plazas de Compostela y ver esos «cambios» que se van produciendo en la ciudad, pero al otro lado del océano seguirá teniendo presente en sus proyectos «todo» lo que aprendió en Galicia sobre «el tiempo, la lluvia, la piedra y la escala humana». EFE