Algunas personas que se contagiaron de coronavirus mantienen, años después, diferentes síntomas que les incapacitan para hacer una vida normal, lo que se denomina covid persistente, aunque la administración, principalmente la laboral, no lo reconoce como una causa de incapacidad, ante los que los afectados se sienten solos.
Así lo han expresado varios de los representantes de los pacientes de covid persistente en Logroño, en un acto convocado de forma simultánea en varias ciudades coincidiendo con el tercer aniversario de la declaración del estado de alarma.
Dado que no es una patología reconocida como tal no existe un registro oficial de quienes se encuentran en esta situación en La Rioja, aunque al menos medio centenar de personas forman parte de un grupo en el que ponen en común sus experiencias.
Muchas de ellas son coincidentes, han relatado, y comenzaron cuando se contagiaron de covid; tras superar la enfermedad vieron como algunas de sus consecuencias no remitían, en especial una gran cansancio que incluso les llega a impedir el caminar más de media hora al día.
Por ello no pueden incorporarse a sus actividades profesionales, pero en la mayoría de los casos la Seguridad Social no reconoce su incapacidad.
“Ni podía caminar”
Este es el relato de Tamara de la Horra, una enfermera madre de tres hijos que se contagió de la covid meses después de vacunarse con la pauta completa y después de pasar la enfermedad “no podía ni caminar, ni caminar y casi ni hablar” aunque “todas las pruebas decían que yo estaba bien”.
“Pasé la enfermedad otra vez y tras esa los brazos y las piernas no me respondían y apenas podía retener en la memoria las cosas”, ha detallado y ha recalcado que “aunque haya mejorado, mi situación no tiene nada que ver con la de antes”.
Ha incidido en que es consciente de que “hay que tener una actitud positiva” pero “también necesitamos una ayuda de la administración, que no solo nos digan que las pruebas dan bien” y “también necesitaríamos una unidad especializada en esta cuestión” y “a todo esto se une que la Seguridad Social es quien decide si te tienes que reincorporar a tu puesto de trabajo” y “eso supone que hay gente que lo pierde”.
Otra sanitaria que se encuentra en la misma situación es Noemí Pascual, que pasó la covid tras contagiarse en su centro de trabajo en enero de 2021 “y desde entonces me quedé con taquicardia y disnea” y “estuve un año en tratamiento” hasta que “el Instituto de la Seguridad Social me dio el alta y me mandó a trabajar” y “duré seis días porque me volví a contagiar y fue peor”.
“Poco a poco he mejorado, pero tengo una fatiga muscular con la que no puedo hacer nada ni ir a ningún sitio y apenas puedo andar un cuarto de hora”, ha relatado y ha admitido que mentalmente “se pasa mal, hay días que te da por llorar, porque piensas que nadie te entiende, porque de aspecto estoy bien”.
Por ello cree que son “los grandes olvidados de la covid” y “por eso hace falta un equipo especializado que estudie nuestra situación y más sensibilidad de la Seguridad Social, que no nos manden a trabajar sin más”.