Rebeca Palacios |
Logroño, (EFE).- Las metodologías educativas “activas” que potencian emociones positivas consiguen alumnos “más atentos e implicados” en el aula, que logran “un aprendizaje más duradero”, ha asegurado a EFE la investigadora y docente de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) Carmen Romero.
Esta profesora del Grado en Maestro en Educación Infantil de UNIR ha defendido el uso de las metodologías activas, como el aprendizaje por proyectos, para favorecer la competencia emocional y el aprendizaje en los niños.
“Las emociones ocupan un aspecto fundamental en nuestras vidas y, por consiguiente, en el desarrollo integral del niño. Como parte de su desarrollo, los menores deben aprender a identificar y expresar emociones”, ha subrayado esta experta.
En la etapa de Educación Infantil, los docentes diseñan actividades para reconocer y expresar sus propias emociones, ha precisado, como la simbolización de las emociones a través de los colores.

Colores y emociones
Las asociaciones entre colores y emociones pueden variar según la cultura y las experiencias personales, ha reconocido Romero, pero existen algunas creencias generales en la forma en que los colores son percibidos y cómo pueden influir en el estado de ánimo.
Así, el rojo se asocia con la energía, la pasión y el poder, pero también puede evocar emociones intensas, como el amor, la ira o la excitación. El azul suele transmitir calma, tranquilidad y serenidad: y se asocia con la confianza, la estabilidad y la seguridad.
El amarillo evoca alegría, felicidad y optimismo; puede estimular la creatividad y la actividad mental; mientras que el naranja refleja entusiasmo, vitalidad y creatividad. Por otro lado, el verde recuerda esperanza, angustia y envidia; el negro miedo y sobriedad; y el blanco, paz y calma.
Para Romero, “el color es algo cercano al niño”, de modo que “asociar un color específico a un estado de ánimo o emoción le ayudará a desarrollar un mayor autoconocimiento emocional y a expresar sus emociones de manera más efectiva”.
De esta forma, el color se convierte en “una herramienta de comunicación”, incluso cuando los pequeños no tienen sus habilidades verbales desarrolladas.
En la etapa infantil se puede trabajar esta asociación con actividades grupales, juegos de rol y discusiones en clase, ver emociones y asociar a un color, lectura de cuentos y explorar sus personales.

Estimular el aprendizaje
Un color asociado a emociones positivas provoca una estimulación que puede ayudar a captar la atención y despertar el interés de los estudiantes en el contenido de aprendizaje.
Algunas asignaturas, como matemáticas y ciencias, generan en los estudiantes, desde edades tempranas, rechazo, que se asocia a emociones negativas (miedo, nerviosismo, inseguridad o frustración), generadas cuando se enfrentan a las tareas de aprendizaje, ha explicado esta experta.
Si se perpetúa este mecanismo, aparecen actitudes negativas, como rechazo o evitación de la tarea, que tienen su origen en métodos no adecuados, según Romero, investigadora principal de un grupo de UNIR sobre medotologías activas en la formación de maestros y profesores.
Por ello, ha defendido el uso de metodologías activas, que se caracterizan por la participación del estudiante y el trabajo en equipo, de modo que conectan los contenidos, matemáticos o ciencias naturales con su vida cotidiana, usando creatividad y autonomía.
Entre estas metodologías se incluye el aprendizaje basado en proyectos, en el que el alumno parte de una pregunta guía, cuya respuesta implica un proceso investigación con actividades; mientras que, en el aprendizaje cooperativo, los estudiantes trabajan en grupos pequeños para resolver problemas, cada uno tiene un rol y todos contribuyen.