Logroño, (EFE).- El profesor jubilado, cuyo cadáver apareció en su casa de Logroño el 18 de febrero de 2020, murió desangrado por la hemorragia que le produjeron las heridas en el cráneo y la cara a causa de los golpes que le propinó su agresor, al menos, con un objeto de peso, sin ser un arma blanca; y sin que se descarte que fue maniatado.
Así lo han indicado este viernes, durante el juicio con jurado que se celebra en la Audiencia de Logroño, las dos forenses que le practicaron la autopsia a este profesor, de 73 años y quien residía solo en su domicilio, donde fue encontrado muerto en el suelo de la cocina, rodeado de un charco de sangre y con la cara y cabeza ensangrentadas.
Las forenses han señalado que el tipo de lesiones de la víctima puede asociarse a causas homicidas.
Algunas de las heridas pudieron ser provocadas por, al menos, dos objetos diferentes, uno de ellos de peso, bordes contusos, dentado y en alguna parte con filo, pero sin ser armas blancas; y otra de las lesiones en la cara fue por un puñetazo en la boca, han detallado.
Mecanismo para defenderse
La autopsia también ha determinado que la víctima, de complexión fuerte, fue inicialmente golpeada en el pasillo de su vivienda, donde ya sufrió algunas heridas en las extremidades que reflejan que pudo emplear algún mecanismo para defenderse, y, desde allí, fue arrastrada a la cocina.
Otra de las hipótesis que apuntan las forenses es que el profesor pudo haber sido maniatado por su agresor, ya que en la cocina, junto al cadáver, aparecieron restos de una cinta de embalar con sangre y el rollo sobre la encimera.
Por estos hechos es juzgado un hombre de 34 años como presunto autor de un delito de homicidio y de otro de obstrucción a la justicia, por los que el fiscal pide una pena de 16 años de prisión.
También se juzga a una mujer que, según el fiscal, tenía una relación personal con la víctima, quien había prestado a la imputada 54.000 euros y a la que denunció por estafa; y para la que el fiscal pide 4 años y medio de cárcel como presunta autora de los delitos de obstrucción a la justicia y de encubrimiento, dado que ayudó a huir de España al acusado.
La acusación particular solicita para cada uno de los dos imputados 15 años de cárcel por homicidio o, subsidiariamente, 25 por asesinato, al entender que hubo alevosía y ensañamiento; más 4 para cada uno por obstrucción de la justicia; mientras que las defensas de ambos piden la absolución.
Las partes elevarán a definitivas sus conclusiones el próximo lunes, 20 de mayo, durante una nueva sesión del juicio.