Logroño, (EFE).- Unas 200 personas han arropado este viernes a la comunidad ucraniana asentada en La Rioja en la concentración celebrada en la plaza del Ayuntamiento logroñés con motivo del primer aniversario de la invasión rusa de Ucrania.
Logroño se ha sumado así, con cinco minutos de silencio, a los actos convocados por la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) en una iniciativa plagada de banderas de Ucrania y presidida por el alcalde logroñés, Pablo Hermoso de Mendoza.
Los presidentes del Ejecutivo regional, Concha Andreu, y del Parlamento riojano, Jesús María García; la delegada de Gobierno de España en La Rioja, Beatriz Arraiz; concejales y también alumnos del instituto Sagasta, algunos de ellos ucranianos, han acudido al acto.
“Ha sido un año muy difícil para mí y para mi hijo, porque tiene 10 años, estudia en un colegio de Logroño y no habla español”, ha relatado a EFE Yuliia Bilichenko, una de las refugiadas ucranianas que llegó a la capital riojana tras el inicio del conflicto bélico.
Bilichenko ha señalado que el resto de su familia, tanto su marido como sus padres, continúan en Ucrania, por lo que ha agradecido la ayuda que los logroñeses le han ofrecido durante este tiempo en forma de comida y de un lugar en el que alojarse junto a su hijo.
Ha pedido a la sociedad logroñesa que le den la oportunidad de trabajar, ya que necesita una ocupación laboral.
Alona Kamenetska, otras refugiada ucraniana que reside en Logroño, ha reconocido que echa mucho de menos a su familia que sigue en Ucrania, en concreto, a su madre.
Apoyo institucional a la comunidad ucraniana
“Cada vez estamos más preocupados por ellos, aunque tenemos comunicación y podemos hablar cada día, lo que ayuda mucho”, ha apuntado.
Por su parte, Hermoso de Mendoza ha destacado que el Consistorio logroñés y el Gobierno de La Rioja están poniendo todo de su parte en sus políticas de inclusión para que “este periodo tan complicado pueda llevarse de la mejor manera posible”.
La finalidad, ha explicado, es que sientan esa acogida y esa hospitalidad que “permita sostener esta vida en un momento difícil donde las familias de las personas que están aquí refugiadas lo están pasando muy mal y otras están combatiendo todavía en el frente”. EFE
