Un hombre herido por un coche bomba en la provincia de Paktika (Afganistán). EFE/EPA/Jawad Jalali/Archivo

La falta de doctoras ahonda la crisis médica en el sureste de Afganistán

Kabul (EFE).- La falta de doctoras y las restricciones impuestas por los talibanes a los estudios superiores de las mujeres han profundizado la crisis sanitaria en la provincia de Paktika, en el sureste de Afganistán, una región de un millón de habitantes que apenas cuenta con tres hospitales.

“Es un problema, necesitamos doctoras y en esta provincia solo están trabajando dos médicas profesionales junto con unas pocas generalistas, comadronas y enfermeras”, reconoció el director adjunto de salud pública de Paktika, Mohammad Qasim Nayel.

Esta situación implica que solo un pequeño porcentaje de las decenas de miles de habitantes de la provincia tienen acceso a profesionales cualificadas, que en el caso de enfermeras y comadronas se limita a una atención sanitaria básica, y menos aún visitan a doctores en caso de enfermedad grave.

Peligrosos desplazamientos, largas distancias y enfermedades que no mejoran, las consecuencias de la falta de doctoras en Afganistán

“No podemos llevar a nuestras hijas o a nuestra nuera a doctores hombres e intentamos resolver los problemas con las enfermeras disponibles, pero la mayoría de las veces la enfermedad no mejora”, dijo a EFE una residente del distrito de Gayan, Wadafara, de 55 años.

“Por supuesto, muchas veces ignoramos las enfermedades ginecológicas por la falta de doctoras, y para visitar un hospital tenemos que viajar más de dos horas en condiciones muy difíciles”, explicó.

Dewa Katawazaim, una de las doctoras de la región, señaló a EFE que “con frecuencia” se producen muertes de pacientes de camino al hospital por las largas distancias que buena parte de las residentes se ven obligadas a recorrer.

A la falta de doctores se suma la escasez de centros de salud en Paktika, con apenas tres hospitales para una provincia que cuenta con 24 distritos y que las autoridades tratan de suplir con otros centros de salud y equipos móviles para “mantener el sistema de salud activo”, según Nayel.

Sin embargo, la propia fuente reconoce que buena parte de estos centros de salud carece de los equipamientos y suministros adecuados, o no dan a basto para cubrir la demanda de los habitantes.

La realidad, lamentó a EFE el activista Qudratullah Katawazai, es que la provincia se ha quedado atrás incluso a nivel nacional en materia de desarrollo.

“Por desgracia, el conflicto continuo ha sido uno de los principales obstáculos al desarrollo en esta provincia, incluyendo la educación femenina, y Paktika se ha quedado muy atrás en comparación con otras regiones”, denunció.

Las restricciones a mujeres acentúan la crisis

Sin universidad ni centros de estudios superiores para mujeres incluso antes de la llegada de los talibanes al poder, en agosto de 2021, Katawazai ve pocas razones para que la situación cambie ante la decisión de los fundamentalistas de prohibir la educación superior femenina en todo el país.

“Por desgracia, la prohibición de la educación secundaria y superior de las niñas profundizará la crisis sanitaria y otros problemas en esta provincia”, dijo le activista.

Los talibanes han impuesto una plétora de restricciones a las mujeres afganas desde que llegaron al poder, entre las que se encuentra la prohibición de trabajar en ONG nacionales y extranjeras, provocando una caída de la ayuda internacional en un país que ya estaba sumido en una crisis económica y humanitaria.

Muchos grupos detuvieron además sus operaciones en el país asiático, al menos de forma parcial, dificultando el suministro de ayuda necesaria y de servicios sanitarios clave.

Las restricciones van desde cubrirse el rostro para salir para salir a la calle, ir acompañadas por un familiar masculino para realizar viajes o la imposibilidad de estudiar o trabajar en ciertos puestos de empleo.

Esta semana un nuevo veto de los talibanes que impide el trabajo las empleadas mujeres de la ONU en todo Afganistán supone también otro riesgo para los servicios humanitarios en este país, que depende en entre un 30% y un 40% de su trabajadoras femeninas.

La Oficina de la ONU para la para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) afirmó el pasado febrero que 17,6 millones de personas en Afganistán necesitarán asistencia sanitaria en 2023, para lo que serán necesarios 450 millones de dólares.