Tras seis días de intensos combates en Sudán, el Ejército cerró hoy completamente la puerta a negociar con el poderoso grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), al que solo dio dos opciones: “la rendición o la destrucción total”.
Los enfrentamientos han continuado a ritmo frenético en el país africano, especialmente en la capital, Jartum, donde las Fuerzas Armadas y las FAR se disputan el Palacio Republicano y la comandancia del Ejército, unas instalaciones vitales que de ser controladas podrían determinar hacia dónde se decanta la balanza.
La jornada de este jueves estuvo marcada por algo que ya empieza a ser habitual: el incumplimiento de una tregua de 24 horas que fue acordada ayer entre ambas partes enfrentadas y que se anunció al expirar una tregua pactada en la jornada anterior, también violada desde el minuto uno.
En total, dos días consecutivos de tregua sobre el papel no han hecho ningún favor a los sudaneses, que desde el sábado sobreviven con severos cortes de electricidad y de agua potable, sin acceso a productos básicos y, cada vez menos, a hospitales, que están siendo destruidos por los bombardeos y disparos de artillería.
Casi 330 personas muertas y 3.200 heridas
La oficina de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para el Mediterráneo Oriental, que cubre Sudán, informó hoy de que casi 330 personas han muerto y 3.200 han resultado heridas como consecuencia de los enfrentamientos entre el Gobierno sudanés y el grupo paramilitar de las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) desde el pasado sábado.
“Desde el 15 de abril, casi 330 personas han muerto y casi 3.200 más han resultado heridas como consecuencia de los enfrentamientos entre el gobierno y las fuerzas armadas de la oposición en Jartum y otros estados, incluidos los de Darfur”, dijo en rueda de prensa virtual el director regional de la OMS, Ahmed Al Mandhari.
Agresiones sexuales
Según el responsable de la organización, “los informes de agresiones sexuales a trabajadores humanitarios internacionales son también muy preocupantes, al igual que los informes de ataques a la asistencia sanitaria, incluidas agresiones a trabajadores sanitarios, ocupación militar de hospitales, saqueo y secuestro de ambulancias”.
Al Mandhari indicó que la inseguridad “restringe la circulación en Jartum”, lo que dificulta el acceso de médicos, enfermeras, pacientes y ambulancias a los centros sanitarios, y pone en peligro la vida de quienes necesitan atención médica urgente.
A fecha de hoy, según el Ministerio de Sanidad, 20 hospitales se han visto obligados a cerrar debido a los ataques o a la falta de recursos, y otros ocho centros de salud corren el riesgo de cerrar debido al cansancio del personal o a la falta de médicos y suministros.

Pausa humanitaria
Sin embargo, el Sindicato de Médicos de Sudán asegura que el 70 % de los hospitales situados en Jartum y en los estados aledaños al conflicto se encuentran fuera de servicio: “De los 74 hospitales en la capital y los estados aledaños a las zonas de combates, 52 hospitales no pueden aceptar pacientes”.
“Pedimos a todas las partes que pongan en marcha una pausa humanitaria sostenida lo antes posible para que las personas atrapadas por los combates puedan buscar refugio”, aseveró Al Mandhari.
La OMS también destacó que actualmente circulan por el país “múltiples brotes de enfermedades, como el sarampión, el poliovirus, el primer brote de dengue de la historia en Jartum y el aumento de los casos de paludismo en todo el país”.
Antes de la crisis actual, 15,8 millones de personas en Sudán -un tercio de la población- necesitaban ayuda humanitaria y ahora, están observando “un deterioro traumático de lo que ya es una situación humanitaria muy difícil”.
Sudán es uno de los siete países del Cuerno de África afectados por la inseguridad alimentaria y más de una cuarta parte de la población se enfrenta ya a una crisis alimentaria, según la OMS.