El reformista Pezeshkian, ayer durante la votación. EFE/EPA/STRINGER

Un reformista y un ultraconservador se jugarán la presidencia iraní en la segunda vuelta

Teherán (EFE).- El reformista Masoud Pezeshkian y el ultraconservador Saeed Jalili se disputarán la presidencia iraní en una segunda vuelta electoral después de que ninguno de los dos candidatos lograse el 50 % de los votos en la primera, informó la Comisión Electoral del país.

La República Islámica de Irán registró la participación más baja en unas elecciones desde su fundación en 1979, con solo un 40 % de los votantes que acudieron a las urnas en las pasadas presidenciales.

Las elecciones presidenciales se celebraron ayer tras la muerte del mandatario Ebrahim Raisí en un accidente en mayo.

Pezeshkian pertenece al bloque reformista que busca una apertura gradual del país.

ELECCIONES IRAN
El ultraconservador Saeed Jalili,. EFE/EPA/STRINGER

Pezeshkian, cirujano de 69 años de la minoría azerí y exministro de Sanidad, comenzó con pocas expectativas pero ha ido ganando peso con un mensaje de acercamiento a Occidente y críticas al velo, a lo que se ha sumado el apoyo del bloque reformista.

El ultraconservador Jalili, ex jefe negociador nuclear iraní de 58 años, ha sido descrito como un “verdadero producto de la Revolución Islámica” y se muestra opuesto a Occidente.

Funciones del presidente iraní

El presidente iraní tiene capacidad de decisión en cuestiones nacionales y en menor medida en política exterior y de seguridad en Irán, donde Jameneí ejerce de jefe de Estado con vastos poderes.

El ganador de las elecciones tendrá que hacer frente a un momento geopolítico muy complejo, con la guerra en Gaza y las tensiones por el acelerado programa nuclear iraní, entre otras cuestiones.

Las elecciones se celebran en medio del descontento popular por la mala situación económica, la falta de libertades y un profundo desapego a la República Islámica, que apuntaban a una baja participación.

Esta apatía entre los 61 millones de votantes preocupa a la República Islámica, que otorga una gran importancia a la participación en las elecciones como muestra de su legitimidad y respaldo popular.

En las elecciones parlamentarias de marzo se registró la participación más baja en los 45 años de la República Islámica, cuando solo un 41 % del electorado acudió a las urnas, mientras que en las presidenciales de 2021 votó un 48 %.