Gyeongju (Corea del Sur) (EFE).- El presidente de Corea del Sur, Lee Jae-myung, dijo este viernes que el libre comercio se enfrenta a un futuro «tumultuoso» y deseó que la cumbre de líderes del Foro de Cooperación Económica de Asia-Pacífico (APEC) consiga tender puentes hacia la «cooperación y la solidaridad», una cita en la que el presidente chino, Xi Jinping, ocupa un papel protagonista.
«La situación a la que nos enfrentamos es bastante complicada», dijo Lee al inaugurar la cumbre de APEC en la ciudad meridional de Gyeongju, «el orden del libre comercio se enfrenta a un futuro tumultuoso» y «la competencia es cada vez más feroz».
Ante este panorama turbulento, el mandatario surcoreano expresó su deseo de que el espíritu de «cooperación y solidaridad» predominen durante una cumbre que se extenderá hasta mañana con la participación de Xi pero con la ausencia del mandatario estadounidense, Donald Trump.

Entre los presentes en el encuentro que arranca hoy, además del anfitrión presidente surcoreano, Lee Jae-myung, se encuentran el presidente de China, Xi Jinping; la primera ministra de Japón, Sanae Takaichi; el presidente de Chile y único mandatario latinoamericano de la cumbre, Gabriel Boric, y su homólogo filipino, Ferdinand Marcos Jr.; así como el primer ministro canadiense, Mark Carney.
Xi llama a «proteger conjuntamente» el libre comercio
La reunión de líderes de Asia y el Pacífico se extenderá hasta el sábado en la ciudad meridional de Gyeongju, entre la ambición del país miembro de fomentar una comunidad más conectada e innovadora ante las incertidumbres en el comercio mundial.
El mandatario chino llamó a «proteger conjuntamente» el libre comercio y presentó un plan para promover una globalización «beneficiosa e inclusiva», según la agencia Xinhua.

China «no cerrará sus puertas al mundo exterior, sino que las abrirá aún más», añadió Xi según Xinhua, antes de avanzar una propuesta de cinco puntos para promover «una globalización económica inclusiva y beneficiosa», sin aportar más detalles sobre la iniciativa.
Por otra parte, se conoció que el presidente chino celebrará este viernes una reunión bilateral al margen del Foro con el primer ministro de Canadá, Mark Carney, con el objetivo retomar el diálogo económico en medio de la tensión entre Ottawa y Washington.
Se anticipa que también aborden cuestiones comerciales, incluida la posible eliminación de los aranceles del 100 % que Canadá impuso en 2024 a los vehículos eléctricos chinos, una medida adoptada entonces en sintonía con Estados Unidos.
Pekín, por su parte, ha sugerido que podría levantar las restricciones al aceite de colza canadiense si Ottawa da ese paso.
El Foro representa el 60 % del PIB mundial
Pero más allá de la cumbre, buena parte de la atención está centrada en las reuniones bilaterales entre los líderes, y especialmente en lo que haga el mandatario chino. Xi tiene previsto mañana sábado un encuentro bilateral con Lee, mientras que un anticipado cara a cara con Takaichi todavía no ha sido confirmado por ambas partes.
La cumbre se desarrollará en ausencia de Trump, que el jueves partió de Corea del Sur tras reunirse con Xi y llegar a una serie de acuerdos que suponen una cierta desescalada en la guerra comercial entre las potencias, con rebajas arancelarias, levantamiento de restricciones a exportaciones y el acercamiento en asuntos como Ucrania.
Fundada en 1989 con el objetivo de fomentar la integración comercial, la APEC agrupa a 21 territorios de Asia y América bañados por el océano Pacífico: Australia, Brunéi, Canadá, Chile, China, Hong Kong, Indonesia, Japón, Corea del Sur, Malasia, México, Nueva Zelanda, Papúa Nueva Guinea, Perú, Filipinas, Rusia, Singapur, Taiwán, Tailandia, Estados Unidos y Vietnam.
El foro representa el 60 % del PIB mundial, casi la mitad del comercio global y reúne al 40 % de la población mundial. Sus socios se denominan «economías», no países, para permitir la coexistencia de delegados de China, Hong Kong y Taiwán, siendo una de las pocas reuniones donde coinciden representantes de China y Taiwán, isla autogobernada que Pekín considera una «provincia rebelde».