El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva (d), junto a la presidenta del Supremo Tribunal Federal (STF) de Brasil, Rosa Weber (3i), y los ministros Luís Roberto Barroso (2i) y Dias Toffoli (i), preside hoy una reunión con motivo de la toma de manifestantes bolsonaristas radicales en la víspera a la Plaza de los Tres Poderes para invadir los edificios gubernamentales, en Brasilia (Brasil). EFE/André Coelho

Los tres poderes de Brasil llaman a “defender la democracia” en paz

Brasilia (EFE).- El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y los jefes de los poderes Legislativo y Judicial llamaron este lunes a mantener la “serenidad” y “defender la democracia” en paz, tras el intento de golpe de Estado de miles de radicales bolsonaristas.

“El país necesita normalidad, respeto y trabajo para” alcanzar “el progreso y la justicia social”, señala una nota conjunta firmada por Lula, los jefes del Congreso y la presidenta de la Corte Suprema, Rosa Weber.

Los máximos representantes de los tres poderes se reunieron este lunes para analizar la grave crisis vivida en la capital brasileña el domingo, cuando miles de seguidores del expresidente Jair Bolsonaro invadieron y causaron graves daños en las sedes del Parlamento, la Presidencia y la Corte Suprema.

En la nota, rechazaron los “actos terroristas, de vandalismo, criminales y golpistas” ocurridos en Brasilia y subrayaron que están “unidos para que sean tomadas todas las providencias institucionales, en los términos” que marcan “las leyes brasileñas”.

“Llamamos a la sociedad a mantener la serenidad, en defensa de la paz y de la democracia de nuestra patria”, dice la nota, en la que además de Lula y Weber también estamparon su firma el presidente de la Cámara de Diputados, Arthur Lira, y el jefe del Senado en ejercicio, Veneziano Vital do Rêgo.

Lula, al frente de la situación

El presidente Luiz Inácio Lula da Silva comenzó este lunes con una serie de encuentros de alto nivel en su despacho, el único lugar que se salvó de la depredación realizada el domingo por bolsonaristas radicales que intentaron derrocarlo.

Lula optó por despachar desde su oficina en el Palacio de Planalto para mostrar que los actos violentos de los radicales de la ultraderecha no paralizarán a las instituciones.

El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, preside hoy una reunión con ministros de su Gabinete y miembros del Supremo Tribunal Federal, con motivo de la toma de manifestantes bolsonaristas radicales en la víspera a la Plaza de los Tres Poderes para invadir los edificios gubernamentales, en Brasilia (Brasil). EFE/André Coelho
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, preside hoy una reunión con ministros de su Gabinete y miembros del Supremo Tribunal Federal, en Brasilia (Brasil). EFE/André Coelho

El ministro de Comunicación Social, Paulo Pimenta, dijo que Lula optó por despachar en Planalto “para mostrar que el Gobierno está funcionando en absoluta normalidad”.

“No vamos a permitir que un grupo minoritario de terroristas, criminales, que desprecian a la democracia y a Brasil, hagan lo que están haciendo, y con eso logren el objetivo de paralizar el funcionamiento de las instituciones”, señaló Pimenta.

El líder progresista comenzó el día con un encuentro con los jefes de la Corte Suprema y del Congreso, cuyas instituciones también fueron atacadas por los bolsonaristas el domingo en la tarde, quienes hicieron un llamado para mantener la “serenidad” y “defender la democracia” en paz.

Según el reporte dado por el ministro Pimenta, los radicales de ultraderecha no invadieron el despacho presidencial, por estar protegido por vidrios blindados.

Tampoco sufrió destrozo alguno la sala donde Lula sostiene las reuniones ministeriales.

El asalto a la democracia

El domingo en la tarde miles de radicales que no reconocen el resultado de las elecciones del pasado 30 de octubre organizaron la invasión de las sedes de los tres poderes para tratar de derrocar al presidente Lula.

En la sede del Supremo Tribunal de Justicia, del Congreso y en el Palacio de Planalto, los radicales causaron cuantiosos daños, destruyeron mobiliario, equipos informáticos y obras de arte colocadas en los despachos.

La Policía dispersó a los manifestantes unas cuatro horas y media después del comienzo del ataque coordinado, por el que hasta el momento hay cerca de 1.500 personas arrestadas.