En la imagen de archivo, vista de las Marismas del Rocío en el Parque Nacional de Doñana. EFE/ Raúl Caro

Ecologistas denuncian la sobreexplotación de recursos naturales para producir alimentos

Madrid, 4 abr (EFE).- Ecologistas en Acción ha presentado hoy un informe que analiza la “insostenibilidad” del modelo agroalimentario por la excesiva “explotación de recursos naturales” y la “violación de los derechos humanos de miles de trabajadores por cuenta ajena”, y exige una transformación hacia otro más agroecológico.

El documento, titulado ‘El verdadero precio de los alimentos. La cara oculta de la agroindustria en la Península Ibérica’ examina cuatro casos específicos: el Mar Menor, el Parque Nacional de Doñana, la Albufera de Valencia y la provincia de Almería, en los cuales “el modelo agrario hiperintensivo tiene repercusiones socioambientales muy negativas”.

Por un lado hay que tener en cuenta la sobreexplotación de los recursos naturales y, por otro lado, la de los trabajadores “generalmente migrantes” con empleos precarios para generar una producción de la cual “hasta tres cuartas partes de los alimentos cultivados en estas regiones se exportan a terceros países”, ha explicado durante la presentación la portavoz de la organización ecologista, Elena Alter.

Pese a ello, su trabajo en este informe “no va contra los agricultores”, ha advertido, sino que defiende “la necesidad de cambiar el modelo agrario hacia otro más agroecológico, más sano, sostenible y local”.

El informe pretende sensibilizar a consumidores y responsables políticos, presionar para producir un cambio en el modelo actual de la cadena alimentaria -especialmente en supermercados- y construir coaliciones de personas que trabajen por la soberanía alimentaria en Europa, según Alter.

Otros portavoces de la organización ecologista han detallado Los casos estudiados y así, respecto al del Mar Menor en Murcia, Natalia Llorente ha asegurado que la agroindustria ha derivado en “una mínima diversificación de los sectores” y “los residuos de actividades pasadas, como los mineros, también suponen un problema de contaminación”.

Llorente se ha quejado de los monocultivos, ya que “seis productos acaparan el 80 % de la producción del campo de Cartagena y un puñado de corporaciones regulan qué producir y con qué estándares”, lo que obliga a “forzar la fertilización” y ello ha derivado, entre otros problemas, en la eutrofización del ecosistema del Mar Menor y la consiguiente extinción masiva de especies animales autóctonas.

Otro portavoz de la organización, Javier Jiménez, ha explicado que el arroz en la Albufera de Valencia no supone un cultivo tan dañino para el ecosistema como otros casos expuestos en la presentación, pero los productores locales tienen que competir con arroces de otros países que llegan a precios muy bajos, y además existe un uso cada vez más habitual de fertilizantes químicos y pesticidas sintéticos que “aumentan el problema de la eutrofización y dulcificación de sus aguas” afectando a su riqueza ornitológica, con más de 350 especies de aves.

Para el caso de Doñana, Juan Romero ha redundado en la vulneración de los derechos humanos producidos en las explotaciones agrícolas que rodean el ecosistema, y se ha referido a la “grave amenaza” que supone la agricultura intensiva de regadío para “su flora y fauna únicas”.

Por ello, ha pedido la eliminación de los regadíos ilegales pero también de “los legales en las zonas sensibles” con objeto de “recuperar los sistemas hídricos del río Guadiamar y de los brazos del Guadalquivir” que llegan a Doñana.

Finalmente, la provincia de Almería, con su “mar de plástico” y la sobreexplotación y salinización de sus acuíferos ha sufrido una degradación medioambiental progresiva por la extensión de la agricultura industrial que ha crecido “desde las apenas 1.000 hectáreas a principios de los años sesenta hasta las 32.800 contabilizadas en 2022”.