La filóloga y doctora en Literatura Medieval Elvira Roca Barea, ganadora del Premio Primavera 2023, presenta en una conferencia de prensa celebrada en el Museo de las Brujas de Zugarramurdi la obra "Las brujas y el inquisidor". EFE/Jesús Diges.

“Las brujas y el inquisidor”, choque entre razón y magia en la España de 1609

Zugarramurdi (Navarra) (EFE).- La filóloga y doctora en Literatura Medieval Elvira Roca Barea, ganadora del Premio Primavera 2023, relata en la obra “Las brujas y el inquisidor” el choque entre la razón y las creencias mágicas durante el proceso por brujería en la aldea navarra de Zugarramurdi ocurrido en 1609.

En “Las brujas y el inquisidor” (Espasa), Roca narra cómo lo que parecía un episodio puntual, sin importancia, va adquiriendo una virulencia inusitada. Ante estas circunstancias, el inquisidor general Bernardo de Sandoval envía a Alonso de Salazar y Frías a Logroño, sede del Santo Oficio.

En su primera novela, Roca desvela la figura histórica de Alonso de Salazar, tan olvidada como relevante, y conduce al lector a un viaje por los entresijos de la brujería en el siglo XVII, cuando las guerras de religión, los conflictos políticos y otras circunstancias provocaron una masiva caza de brujas en Europa.

La escritora malagueña, en una conferencia de prensa celebrada en el Museo de las Brujas de Zugarramurdi, ha asegurado que se da la paradoja de que éste es “uno de los grandes casos de brujería de la historia en el mundo”, pero “no siéndolo realmente”.
Para Roca, hay muchos factores a tener en cuenta para entender este caso, como la histeria colectiva, el conflicto religioso e incluso la rivalidad entre Francia y España por el control de Navarra.

Salazar, un hombre extraordinario

La novela recrea un episodio histórico en el enigmático ámbito de la Inquisición Española y rescata la figura de Alonso de Salazar. En una época de persecución en toda Europa, este sacerdote e inquisidor español cuestionó la veracidad de las teorías sobre la brujería.

Salazar, ha destacado Roca, fue “un personaje muy atractivo, con un fino sentido del humor”, que durante el proceso realizado en Logroño contra las brujas de Zugarramurdi vio en un momento dado que todo era una “montaña de palabras” o acusaciones sin prueba alguna.

El sacerdote burgalés, ha destacado, “no tiene glamour alguno” porque “la razón es muy aburrida siempre” frente a “la fascinación de la magia”. Pero fue “un hombre extraordinario” que en esa época complicada que le tocó vivir “no flaqueó en ningún momento”, ya que estaba convencido de que esos hechos denunciados por los testigos “no son posibles”.

La filóloga y doctora en Literatura Medieval Elvira Roca Barea, ganadora del Premio Primavera 2023. EFE/Jesús Diges.

El inquisidor se mantuvo firme en sus ideas al respecto cuando “hubiera sido mucho más fácil transigir” ante la opinión de la mayoría, ha subrayado Roca, quien ha considerado que “el milagro fue que él no terminara acusado de brujería”.

Las ideas de Salazar terminaron no obstante provocando un “giro copernicano” en los criterios de la Inquisición sobre la brujería a partir de ese momento, ha comentado Roca, quien se ha preguntado “a cuánta gente le salvó la vida (Salazar) de su propio fanatismo”.

El papel real de la inquisición española

Roca hace en cierto sentido en la novela una defensa del papel de la Inquisición Española, que “comprendió la importancia de hacer callar a todo el mundo” y “evitar que la gente siga alimentando esta hoguera a base de contarse cosas unos a otros”.

Ha recordado al respecto el “periplo inverosímil” de ocho meses por pueblos y aldeas de Navarra que hizo Salazar “predicando el silencio” e instando a los habitantes a que “dejen de contar barbaridades de sus vecinos”.

La escritora, que tras la rueda de prensa ha visitado las famosas Cuevas de Zugarramurdi, ha analizado los motivos por los que en el siglo XVII se desató en Europa esta caza de brujas y ha aludido a hechos como un “fondo universal de superstición”, al que se sumó el impacto que tuvo la traducción al latín de los textos herméticos griegos.

Otros factores que se sumaron fueron la influencia de la alquimia y la nigromancia, las guerras de religión y la extensión de la imprenta, que hizo que hubiera grabados “reproducidos cientos o miles de veces”, creando “la imaginería que los occidentales tenemos sobre la brujería” y sus tópicos. “Todo Halloween sale de ahí”, ha manifestado.

La brujería, ha continuado, tuvo esa respuesta “porque la gente cree fanáticamente que es verdad” y, de hecho, constan casos de linchamiento cuando una denuncia de brujería no se atendia. “La gente se tomaba la justicia por su mano”, ha señalado.

Acabar con los estereotipos

Roca ha indicado que ya es hora de acabar con algunos estereotipos y ha afirmado que “cuando investigas la realidad, la realidad tiene un aspecto diferente”, aunque ha reconocido que es una labor muy complicada, porque esos tópicos “son muy socorridos y provocan un gran alivio emocional”.

En ese sentido, se ha mostrado poco optimista con la posibilidad de que este libro sirva para eliminar los estereotipos sobre Zugarramurdi, porque “los arquetipos que juegan en contra son de una potencia formidable”.

“La razón frente a Halloween no vale nada”, ha declarado la novelista, quien ha declarado que en el ser humano hay “una tendencia fantástica a creer en todo lo que huela a magia”.