La bailaora y coreógrafa María Pagés. EFE/Iñaki Porto

María Pagés funde la razón y la sinrazón de Oriente con “Tierra Prometida”

Pamplona (EFE).- La rigidez de la razón y la espontaneidad de la emoción se enfrentan este viernes y el sábado en las salas expositivas del Museo Universidad de Navarra (MUN) con el estreno absoluto de ‘Tierra prometida’, creación coreográfica producida por María Pagés Compañía y el CCPM con la bailaora María Pagés y el dramaturgo El Arbi El Harti al frente.

‘Tierra prometida’ nace como una intervención escénica creada ex profeso para interactuar con la exposición homónima del MUN, un viaje por el origen y desarrollo de la fotografía centrado en un viaje a Oriente y su impacto en el desarrollo y evolución de la imagen en la sociedad hasta mediados del siglo XIX.

Esta exposición, ha explicado El Harti durante un encuentro mantenido este miércoles en el MUN dentro del ciclo ‘Cómo hacer cosas con…’, es “el resultado de la razón” y un intento de aprender el mundo “desde una concepción muy definida por la lógica”.

Un acercamiento a lo irracional

Enfrentado a este planteamiento establecen una aproximación coreográfica de la no verdad y el subjetivismo, un “acercamiento a lo irracional” y a la emoción de quienes están tras las instantáneas, “aventureros que dejaron su comodidad europea y se lanzaron esas tierras complejas” para descubrir “ese mundo líquido que se escapa entre lo dedos”, ha señalado.

A pesar de las diferencias entre las artes se establecen también importantes paralelismos y es que, tal y como ha explicado Pagés en este mismo encuentro, cuando uno recuerda un espectáculo coreográfico “ lo que tienen es una imagen, no todo el desarrollo del movimiento” siendo doblemente interesante por el hecho de que en el público “cada uno hará su propia fotografía”.

La bailaora María Pagés (i) y el dramaturgo El Arbi El Harti (d). EFE/Iñaki Porto

En esta ocasión tendrán el privilegio de tomar estas instantáneas en primer plano con un formato muy cercano, sin asientos y con un aforo muy reducido con la aspiración de que “el público sea parte de esa ceremonia”, ha comentado la baliaora.

Lejos de ser Oriente algo externo a María Pagés se le evoca como “algo muy cercano” y con una fuerte presencia dentro del flamenco: “La primera vez que fui a Rabat y escuché al almuédano parecía que estaba cantando por soleá”, ha comentado recordando la llamada a la oración musulmana como un ejemplo de este paralelismo.

Dos años de trabajo

Esta intervención artística es el resultado de dos años de trabajo codo con codo con el MUN, un proceso en el que ha habido “mucho diálogo” e “interrelación” entre los artistas y el equipo investigador creándose “una confianza y una empatía muy importante”, ha destacado El Harti poniendo en valor la “generosidad” y “hospitalidad” del centro.

“Esta exposición la hemos vivido desde su génesis, hemos estado en sus secretos más inconfesables y eso no se hace a menudo”, ha puesto en valor el dramaturgo, una forma de trabajar sin la que, a juicio de Pagés, habría sido imposible llegar al punto en el que se encuentran ahora: “Tiene que ser así para que brote algo que tenga el sentido” .

Se establece de esta manera un diálogo entre dos lenguajes muy marcados: el del arte contemporáneo que fundamenta la línea del MUN con el baile de María Pagés, patrimonio nacional vivo que, según el propio El Harti, no tiene miedo a experimentar con el flamenco pero siempre desde un profundo respeto a la tradición.

“En el flamenco con todo lo que se va relacionando de alguna manera lo va haciendo como propio y ahí radica esa continua evolución”, ha comentado a este respecto Pagés considerando que “a veces el flamenco no es conocido realmente” sino que lo que se concibe de él es “un estereotipo”.