Pamplona (EFE).- La presidenta del Gobierno de Navarra, María Chivite, ha destacado durante el séptimo Congreso Internacional de Arquitectura celebrado en Pamplona la importancia de la arquitectura y la planificación urbanística para promover la convivencia de las personas y favorecer la inclusividad.
La séptima edición de este encuentro se ha celebrado bajo el lema ‘Controversias Urbanas’ en el Palacio de Congresos y Auditorio Baluarte del 15 y al 17 de noviembre y ha reunido a profesionales de la arquitectura, la sociología, la economía y las administraciones públicas para profundizar en la relación entre ciudad, arquitectura y urbanismo.
El congreso es un evento internacional de carácter bienal organizado por la Fundación Arquitectura y Sociedad que tiene como objetivo promover un debate sobre la arquitectura y la ciudad que supere el ámbito arquitectónico y se abra a otras disciplinas.
Espacios que fomentan la interacción
Chivite ha subrayado en la clausura del congreso el papel crucial que la arquitectura y el urbanismo pueden desempeñar en la promoción de la convivencia entre personas, “en la medida que son capaces de crear espacios que fomentan la interacción y la comprensión mutua porque el diseño de espacios públicos inclusivos y accesibles facilita el encuentro entre diferentes”.
Asimismo, ha incidido en la importancia de la arquitectura en la inclusividad ya que “puede diseñar espacios que respeten y reflejen las diversas identidades culturales, religiosas o sociales y que favorezcan el intercambio”.
A lo largo de los tres días de congreso, se han analizado conceptos clave como densidad, edificabilidad, gestión de suelo, regulaciones de planificación urbana y cambio climático.
La fundación ha destacado que en el congreso se ha planteado “un diálogo multidisciplinar, abierto y estimulante de los desafíos sociales, económicos, regulatorios y de gobernanza que enfrentan las ciudades y los territorios”.
La accesibilidad, la seguridad y la sostenibilidad
En este sentido, la presidenta ha apostado por una planificación urbana que priorice “la accesibilidad, la seguridad y la sostenibilidad” y en la que se contemple el espacio público “porque es ahí donde los seres humanos tejemos nuestras relaciones personales”.
El congreso ha reunido a profesionales internacionales de distintos ámbitos, entre los que destacan Richard Sennett, Kunlé Adeyemi, Sheila Sri Prakash, Ken Yeang, Olajumoke Adenowo, Shlomo Angel, Paul Karakusevic o Marina Otero.
En sus intervenciones, se han analizado casos concretos de distintas ciudades, como el plan urbano de la nueva capital de Indonesia, Nusantara, el crecimiento de grandes ciudades como Río de Janeiro y Lagos, y el proyecto sostenible de Singapur.
Durante los seis congresos anteriores, en los que han participado catorce premios Pritzker, se promovieron los vínculos entre la arquitectura y el ámbito social, el desarrollo sostenible y el uso racional de los recursos materiales y energéticos.
Joan Clos: “El urbanismo es política”
El director del Congreso, Joan Clos, ha asegurado a EFE que “el urbanismo es política y la arquitectura es arte” y ha subrayado que los grandes cambios urbanísticos no se van a resolver con “guante de seda”.
Clos, quien fue subsecretario general de la ONU y director ejecutivo de ONUHábitat de 2010 a 2017, ha afirmado que “la forma de la ciudad, la financiación de la ciudad, la regulación de la ciudad, esto es política, política local si se quiere, política aplicada, pero solo a través de decisiones políticas tomadas con carácter, con fortaleza, se pueden resolver temas como la vivienda”.
“Ahora que tenemos mayor inmigración, que tenemos mayor diversidad de población, todo esto cada vez es más complicado y no se puede resolver con un ‘bla bla bla’, con guante de seda”, ha declarado el exalcalde de Barcelona y exministro de Industria, Comercio y Turismo.
Respecto a cómo será la ciudad del futuro, ha subrayado que urbanistas y arquitectos “no lo sabemos y no lo tenemos por qué saber. No podemos hacer planificación del futuro como si ya supiésemos cómo va a ser la ciudad dentro de 30 años, no tenemos ni idea”.
Un urbanismo flexible
En cambio, ha agregado, “lo que sí tenemos que hacer es diseñarla de tal forma que sea adaptable a lo que vayas a hacer y esto es lo complicado”. El buen arquitecto o buen urbanista, a su juicio, “tiene que ser capaz de diseñar un modelo de urbanismo abierto, no cerrado, no uno superplanificado, sino flexible”.
“Los planificadores urbanos no son dioses ni escriben la Biblia; hacen un esquema para que el esquema se mezcle con la vida y cree una realidad nueva”, ha considerado Clos, quien ha reconocido que “los que nos preocupamos por la construcción de la ciudad no somos dioses, somos humanos y falibles animales racionales”.
Por este motivo, ha aseverado que el urbanismo “tiene que ser indeterminado para que se mezcle con la vida, para que la vida entre en las piedras”. Por ejemplo, ha dicho, no es válido “el modelo de Versalles, el jardín o el edificio perfectamente terminado e intocable. Esto no es la ciudad del futuro”.
El conflicto de la arquitectura
“Este es el gran conflicto de la arquitectura, que está hecha con piedra y con estructuras físicas que pretenden ser durables, pero a la vez tienen que ser permeables a los cambios orgánicos de la sociedad”, ha explicado.
Clos ha apostado por ello por “hacer unas ciudades que sean adaptables a lo que vaya a ser el futuro y evitar riesgos como la ciudad del siglo XX, donde todo se hizo para el coche y ahora estamos todos desmontando la ciudad del coche”.
“Cuidadito con enamorarse de una forma absoluta con una tecnología, porque la tecnología cambia”, ha concluido