Mauricia Caneda se abraza a los restos de su tío, exhumados en el cementerio de Berriozar. EFE/Villar López

Los restos de un gallego-estadounidense represaliado en 1936 recuperan la «dignidad» con su familia

Berriozar (EFE).- El estadounidense de origen gallego Ignacio Francisco Caneda Deza, asesinado en 1936 tras un intento de fuga del penal de San Cristóbal donde estaba encarcelado como anarquista, ha recuperado hoy la «dignidad» tras casi 90 años enterrado en una tumba común y ha sido «devuelto al calor de su familia».

Ha sido en un emotivo acto organizado en Berriozar, en cuyo cementerio han reposado sus restos durante décadas, hasta que el pasado año pudieron cotejarse con el de sus familiares e identificarlos como el del joven estadounidense con familia tanto en Nueva York como en O Grove (Galicia), en cuyo cementerio será definitivamente enterrado este fin de semana junto a sus padres y hermanos.

Imagen del acto de entrega a la familia de los restos de un anarquista gallego-estadounidense represaliado en 1936 y exhumado de una tumba común de Berriozar
La consejera Ana Ollo (i) besa a Mauricia Caneda tras entregarle los restos de su tío, represaliado por el franquismo. EFE/Villar López

La lluvia ha obligado a trasladar el acto desde el cementerio del pueblo viejo de Berriozar donde estaba previsto a un espacio al aire libre aunque cubierto, a donde habían llegado unas emocionadas Mauricia Caneda y su hija Rosa González Caneda, a su vez sobrina y sobrina nieta de Ignacio Francisco Caneda Deza.

Tras décadas sin conocer el paradero de su familiar, aunque sí sabían que había muerto en algún momento de la Guerra Civil tras ser encarcelado por una revuelta en 1934, la casualidad hizo que el pasado año familiares de O Grove les enviaran una reseña de un periódico gallego en el que el Instituto Navarro de la Memoria pedía contactar con ellos.

La familia recibe los restos con «gran emoción»

La sobrina nieta, Rosa González Caneda, ha puesto voz al sentimiento de la familia, a la «gran emoción» con la que reciben hoy los restos de su tío abuelo y al «profundo reconocimiento» hacia instituciones y personas que han hecho posible este día tan esperado y significativo para nosotros».

«Profesionalidad, rigor científico y sensibilidad humana» son los tres pilares con los que han actuado tanto científicos como políticos y miembros de las asociaciones memorialistas en «estos meses de esperanza y expectación» hasta que se confirmó la identidad de los restos.

De una extensa y repartida familia, ya que Ignacio Francisco -a quien llamaban «Frank»- nació en Estados Unidos, fue hijo junto a varios hermanos de padres emigrantes gallegos, aunque al fallecer allí la madre volvió hacia 1920 a España, donde su padre se volvió a casar y tuvo más hijos.

Imagen del acto de entrega a la familia de los restos de un anarquista gallego-estadounidense represaliado en 1936 y exhumado de una tumba común de Berriozar
Familiares de Francisco Caneda Deza, emocionadas en el acto de entrega de sus restos, 89 años después de su asesinato. EFE/Villar López

Ya en España Caneda trabajó como marinero y conectó con las ideas anarquistas. Fue detenido y encarcelado en Galicia en 1934, y en 1936 ingresó en el Fuerte de San Cristóbal, donde se perdió su pista, aunque sus hermanos y hermanas «mantuvieron vivo su recuerdo a través de sus relatos a hijos y nietos».

«La memoria familiar conserva el dolor, el sufrimiento de nuestro bisabuelo -y padre de Frank- la angustia que lo consumió al no poder encontrar a su hijo tras su arresto en el año 1934», ha dicho la sobrina nieta, quien ha recordado que, dada la doble nacionalidad de su tío, en su momento llegó a intervenir la embajada de Estados Unidos, sin éxito.

Cumplir un anhelo familiar y descansar

Por ello, para las sobrinas, «poder compartir este momento trascendental representa el cumplimiento de un anhelo familiar que durante casi 90 años hemos guardado en nuestros corazones la recuperación de los restos de nuestro querido tío».

«Para nosotros esto trasciende del acto de brindarle la dignidad de un entierro apropiado. Representa la reunión espiritual de aquel padre que murió con angustia de no saber el destino de su hijo, el reencuentro en la vida eterna que tanto anheló. Después de casi 90 años de separación y dolor, Ignacio Francisco será finalmente inhumado en la misma tumba que su padre y dos de sus hermanos en O Grove, donde por fin podrá descansar».

Será «en la paz que tanto mereció y que durante décadas le fue negada», ha subrayado para mostrar su «agradecimiento eterno» a quienes han hecho posible «este momento de justicia, dignidad y reencuentro familiar».

Su emotivo discurso ha sido refrendado después por el baile de un aurresku en su honor y la entrega de los informes de exhumación y de los restos de su tío, que ella y su madre han abrazado en una caja con su nombre y que enterrarán este sábado en O Grove.

El compromiso de Navarra con las exhumaciones

También ha intervenido la vicepresidenta Ana Ollo, que ha destacado el compromiso firme del Gobierno de Navarra con el Plan de Exhumaciones, por encima de las dificultades para localizar nuevas fosas, y la necesidad de cimentar la convivencia democrática sin olvidar la memoria de la brutal violencia sufrida a partir del golpe de estado de 1936.

“En estos tiempos de retroceso de las políticas de la memoria en muchos lugares quiero reiterar el compromiso del Gobierno de Navarra con las víctimas de la violencia que sacudió nuestra tierra tras el golpe militar de 1936”, ha destacado.

«Seguimos y seguiremos buscando, investigando, prospectando, identificando mientras queden posibilidades, por remotas que sean. Podéis estar seguros y seguras. Y lo hacemos con convencimiento y con orgullo, por más que suenen cada día más cercanos los tambores de guerra del negacionismo, e incluso de la reivindicación de la barbarie; una barbarie que sigue sacudiendo nuestro mundo hoy mismo, demostrándonos que necesitamos memoria crítica para el pasado, pero también para el presente y el futuro”, ha zanjado Ollo.