El nuevo arzobispo de Pamplona, Florencio Roselló (c) recibe el aplauso de su predecesor, Francisco Pérez (i) y del resto de sacerdotes que han participado en la ceremonia de ordenación como prelado en la Catedral de la capital navarra. EFE/Villar López

Pamplona acoge a su nuevo arzobispo, el mercedario turolense Florencio Roselló

Pamplona (EFE).- El mercedario turolense Florencio Roselló ha sido ordenado este sábado como prelado en una solemne ceremonia en la que además ha tomado posesión del cargo de Arzobispo de Pamplona. Mañana lo hará como obispo de Tudela. lo ha hecho ante los principales representantes de la sociedad civil y acompañado de miembros de diferentes ámbitos de la Iglesia en Navarra.

El sucesor del primer obispo de Pamplona, San Fermín, ha relevado así por su retiro a los 77 años a Francisco Pérez. Este ha sido uno de los cardenales y obispos que ha estado presente en la eucaristía de la Catedral de Pamplona de la que Roselló (Alcorisa, Teruel, 1962) ha salido investido con el anillo, la mitra y el báculo que desde hoy le distinguen como obispo.

En sus primeras palabras a los fieles de la diócesis, en las que también ha utilizado brevemente el euskera, Roselló se ha presentado “con la humildad y pequeñez” de “un siervo indigno” pero obediente. Está abierto a escuchar “demandas, sensibilidades, resistencias”, porque también se ha dicho interesado en “escuchar al diferente”, como lo ha hecho en su ministerio sacerdotal marcado por su labor en las cárceles.

La iglesia, también es la casa de los pobres, presos e inmigrantes

La Iglesia es también “la casa” de los pobres, los presos, los inmigrantes, las víctimas de trata, ha subrayado Roselló.

En ese contexto ha reconocido que llega sin un programa concreto “porque primero quiero escuchar”, hacerlo en “una tierra de acogida” como es Navarra. Ha relatado que este martes, al llegar a la Comunidad, paró el coche y besó el suelo como muestra de “entrega” a sus fieles desde “lo más bajo y humilde”.

El agradecimiento a su familia, a la Orden de la Merced, a su pueblo de Alcorisa en Teruel, a los representantes de sus destinos anteriores como Elche, Valencia, Barcelona o Castellón ha sido el cierre de sus palabras. En ellas especialmente ha agradecido la presencia de un grupo de presos, así como la del pueblo y la Iglesia navarra, con su antecesor y ya arzobispo emérito a la cabeza.

Imagen del cardenal Juan José Omella, arzobispo de Barcelona, imponiendo sus manos en la cabeza del nuevo arzobispo de Pamplona, Florencio Roselló, en la ceremonia de ordenación como prelado.
El cardenal Juan José Omella, arzobispo de Barcelona, impone sus manos en la cabeza del nuevo arzobispo de Pamplona, Florencio Roselló, en la ceremonia de ordenación como prelado. EFE/Villar López

La ceremonia ha sido diferente a la de los últimos obispos que asumieron la prelatura de la diócesis, ya que desde el año 1700 se limitaron a tomar posesión porque llegaron ya como obispos ordenados. No es el caso de Roselló, que hasta ahora ejercía como director del departamento de Pastoral Penitenciaria de la Conferencia Episcopal Española, superior de la comunidad mercedaria de Castellón y capellán de la prisión de Castellón.

Se había anunciado la presencia al acto de 33 cardenales y obispos, entre ellos el consagrante principal, el cardenal y arzobispo de Barcelona Juan José Omella, y los también consagrantes Casimiro López, Obispo de Castellón, y Francisco Pérez. Este le ha cedido la cátedra desde la que simbólicamente presidirá la diócesis.

Las cualidades de un buen pastor

En su homilía el cardenal Omella ha enumerado las cualidades para ser un buen pastor, la de “tener una visión global del rebaño”, “cuidar a las ovejas”, “cultivar la paciencia”, “identificarse mutuamente” y “entregar la vida por las ovejas”. También, ha recomendado a Roselló que, con el referente de San Francisco Javier, su corazón “arda de amor por este pueblo y sus gentes”, de forma que tenga presente que es arzobispo de todos los navarros, “no solo de los católicos”.

Antes, la liturgia de la ordenación episcopal había cumplido con el escrutinio al candidato. Este ha mostrado su disponibilidad para cumplir la misión episcopal antes de postrarse en tierra como signo de humildad.

Imagen del nuevo arzobispo de Pamplona, Florencio Roselló, postrado en tierra en el altar de la catedral de Pamplona, donde ha sido ordenado como prelado.
El nuevo arzobispo de Pamplona, Florencio Roselló, postrado en tierra en el altar de la catedral de Pamplona, donde ha sido ordenado como prelado. EFE/Villar López

La imposición de manos de sus compañeros concelebrantes ha dado paso a la unción con el crisma, y la entrega de los Evangelios, del anillo, de la mitra y del báculo de obispo.

Una vez investido se ha sentado en la sede, la cátedra del obispo, donde Roselló ha recibido el abrazo o beso de paz de los obispos asistentes como muestra de acogida en el colegio episcopal.

Cumplidos los ritos especiales, ha continuado la eucaristía, a la que han asistido representantes de la Conferencia episcopal y los diferentes ámbitos religiosos existentes en Navarra. También, varios internos de la prisión de Castellón y de la de Pamplona, dada la vinculación con la pastoral penitenciaria de Roselló, miembro de la Orden Mercedaria.

Extensa representación institucional y social

El actual Himno de Navarra ha sido la pieza musical que ha recibido a Roselló a la entrada al templo, donde también ha sido extensa la representación institucional y social de Navarra. Han acudido el vicepresidente primero del Gobierno, Félix Taberna, así como otros representantes políticos y miembros de estamentos judiciales, empresariales, universitarios o policiales.

Junto a centenares de fieles que abarrotaban la seo pamplonesa han asistido a la primera bendición del nuevo arzobispo, que a su vez ha recibido un sonoro aplauso de todos ellos cuando, ya consagrado, ha recorrido las naves del templo para saludarles.

La Capilla de Música de la Catedral de Pamplona y el organista Julián Ayesa han intervenido en el acto. También se ha sumado la campana María (fundida en 1584 y la segunda más grande de España), para dar relieve a la asunción del cargo en una diócesis con 735 parroquias, 360 sacerdotes diocesanos y 248 sacerdotes religiosos, 1.171 religiosas profesas, y 19 monasterios.