El belén navideño de Ajo, montado en pleno agosto. EFE/ Miguel Ramos.

Un belén navideño en pleno verano

Ajo (EFE).- Mientras que media España disfruta de unas vacaciones propias del verano con sol y playa o naturaleza y montaña, en la localidad de Ajo (Bareyo) parece que el invierno ya ha llegado porque se ha instalado un belén navideño que está atrayendo a muchos curiosos por lo inusual de esa puesta en escena en pleno estío.

¿El motivo? Recaudar fondos para financiar los casi 3.000 euros que supone renovar el antiguo programador de iluminación del nacimiento, que permite jugar con las luces para crear las transiciones del día a la noche.

“Es necesario adquirir uno de tipo digital y también adaptar las luces a led, porque ya no hay de filamentos para reponer”, explica en una entrevista con EFE Pedro Prieto, creador del belén y también alcalde de Bareyo, un municipio de unos 2.000 habitantes que durante el verano triplica el número de visitantes.

Precisamente, se le ocurrió aprovechar el tirón del verano y habló con el párroco de la icónica iglesia San Martín de Tours para que le permitiese exhibir el belén en el mismo pórtico en el que se muestra durante las navidades.

“Muchos vecinos se sorprendieron cuando nos vieron en julio con los preparativos y bromeaban con que nos estuviésemos adelantando”, apunta Prieto, quien defiende que es un activo más en la oferta de Bareyo que, además de sus playas, acantilados y gastronomía, cuenta con patrimonio arquitectónico o la intervención colorista del Faro de Ajo de manos del artista urbano Okuda.

De hecho, asegura que, para ser la “primera vez” que se expone el belén en verano, está teniendo aceptación por parte de los turistas, que se asoman sorprendidos hasta la parroquia para observar la obra y depositar sus donaciones.

Tres personas contemplan el belén navideño de Ajo, montado en pleno agosto. EFE/ Miguel Ramos.

¿Cómo es el belén?

Al misterio no le faltan las cuidadas escenas tradicionales de los pastores, los reyes magos o el portal con el niño Jesús, María y José, pero bajo la Ojerada, una formación rocosa propia del acantilado de Ajo que está esculpida por el viento y el agua y que se asemeja a unos ojos divisando el mar.

Entre sus 40 metros cuadrados de extensión y medio centenar de figuras, también sobresalen oficios cotidianos de la época como el obrador del pan o elementos en movimiento como los carpinteros, el pocero, el caballo moliendo las uvas, el herrero, la lavandera o el pescador en el río.

Desde que era un niño, Prieto se interesó en los belenes gracias a un sacerdote de su ciudad natal, Noja, y desde entonces no ha cejado en profundizar en este arte creando figuras y decorados que, en cada entrega, coloca de forma distinta para que la obra parezca novedosa.

También cuenta con un grupo de voluntarios que le echan una mano en componer y decorar cada año uno de los símbolos más tradicionales de las navidades, pero que ahora se muda al verano.

Por Miguel Ramos.

Detalle de una de las figuras del belén navideño de Ajo. EFE/ Miguel Ramos.