El lehendakari Iñigo Urkullu, (i) saluda a Carlos Iturgaiz del PP, Urkullu cumple este jueves 15 de diciembre diez años como lehendakari, un tiempo en el que, a su juicio, la convivencia en Euskadi está "más asentada" y "los acuerdos entre diferentes y la estabilidad institucional son una seña de identidad". EFE / L. Rico

Urkullu cumple diez años como lehendakari

Vitoria, 15 dic (EFE).- Iñigo Urkullu ha cumplido este jueves una década como lehendakari, unos años en los que ha trabajado por asentar la convivencia en Euskadi, pero desde la situación de tener que afrontar la “cruda realidad” de varias y profundas crisis en este periodo.

Ese fue un término que él mismo utilizó al cumplirse sus primeros cien días de mandato, inmerso en las consecuencias generadas por la “emergencia nacional” provocada por la crisis financiera que comenzó en 2008.

Tomó posesión como sexto lehendakari de Euskadi por primera vez el 15 de diciembre de 2012, un año después desde que ETA declarara el cese definitivo de su actividad terrorista de cuarenta años de sufrimiento.

El terrorismo no fue pues la preocupación fundamental de sus políticas, como las de sus antecesores, pero sí asentar la convivencia en Euskadi, algo que hoy mismo ha vuelto a recordar en su mensaje a través de las redes sociales.

Pero a pesar de que ETA no fue quien le marcó su acción de Gobierno, sí ha tenido que lidiar, como todos los dirigentes políticos de estos últimos años, con dos crisis económicas y con la crisis sanitaria y social provocada por la covid.

Esto ha hecho que haya dejado en un segundo plano cuestiones que al inicio de su mandato parecían prioritarias para su Gobierno, como la consecución de un nuevo Estatus Político.

En los diez años de su Gobierno no ha habido ningún avance real en las reivindicaciones nacionalistas de superar el Estatuto de Gernika de 1979 y afianzar un nuevo estatuto político vasco. No se ha llegado a aprobar un proyecto de ley de Estatuto político como sí ocurrió a finales de 2004 con el conocido “Plan Ibarretxe”, rechazada por el Congreso.

El lehendakari al inicio de su mandato aspiraba a que del Parlamento saliera una propuesta de consulta a los vascos sobre la relación que quieren tener con España, un referéndum que pretendía que se celebrase en 2015.

Pero el debate sobre la actualización del autogobierno vasco se quedó estancado en la Cámara vasca la pasada legislatura, cuando la ponencia concluyó sus trabajos y los grupos políticos pusieron encima de la mesa tres documentos en los que se constataban las grandes discrepancias en torno a cómo superar el Estatuto de Gernika. Desde entonces no se ha vuelto a abordar este asunto.

Urkullu, condicionado por la necesidad de acuerdos con los socialistas vascos con quien gobierna desde 2016, apostó por la “vía vasca”, el acuerdo con el Gobierno español para el desarrollo del autogobierno y la negociación de las transferencias pendientes, en contraposición con la opción catalana.

Precisamente se implicó personalmente con reuniones con los presidentes de los gobiernos catalán y español para tratar de evitar la declaración unilateral de independencia por parte de la Generalitat y la previsible posterior aplicación del artículo 155 de la Constitución.

Comenzó su mandato con el apoyo de tan solo los 27 votos de los parlamentarios de su partido, el PNV, de los 75 de la Cámara. Atravesó un momento delicado con los presupuestos de su primer año en Ajuria Enea, cuando tuvo que prorrogarlos, pero posteriormente ha logrado sacarlos adelante excepto en otra ocasión, en 2019.

Para aprobar las cuentas ha conseguido a lo largo de estos años acuerdos con todos los grupos de la oposición.

Ese ha sido uno de sus objetivos políticos desde el inicio: intentar lograr consensos, a pesar de que desde la oposición le han achacado en numerosas ocasiones que era más una expresión pública que una voluntad real de acuerdo.

“Los acuerdos entre diferentes y la estabilidad institucional son una seña de identidad”, ha dicho hoy el lehendakari. La estabilidad institucional también ha sido una de las marcas de la era Urkullu, muy empeñado en que los gobiernos de las principales instituciones vascas pudieran contar con esa estabilidad para hacer frente a los retos, como avanzar en la cohesión social.

En su décimo cumpleaños como lehendakari ha reivindicado “un modelo de acción política e institucional al servicio de todas las personas, que no deje a nadie atrás”, para mantener a Euskadi como uno de los países de Europa con “menor desigualdad social”.

A dos años de finalizar la legislatura Urkullu no ha desvelado si repetirá como candidato del PNV a lehendakari. Si lo hiciera y concluyese su siguiente mandato llegaría a los 14 años en la Presidencia del Gobierno Vasco de José Antonio Ardanza.