Vitoria, 22 dic (EFE).- Los grupos que apoyan al Gobierno Vasco, PNV y PSE-EE, han aprobado en solitario los últimos presupuestos de esta legislatura en un pleno del Parlamento en el que estos grupos y los de la oposición se han acusado mutuamente de no haber tenido ninguna voluntad de acuerdo.
Los presupuestos han salido adelante sin que se haya sumado al texto ninguna enmienda de los grupos de la oposición. Todos pidieron la devolución del proyecto al Gobierno con sendas enmiendas a la totalidad que fueron rechazadas por la mayoría de nacionalistas y socialistas.
El Gobierno Vasco dio por acabadas las conversaciones con los grupos de la oposición tras mantener con ellos una única reunión. Les acusó de hacer propuestas desproporcionadas y hoy los grupos de PNV y PSE les han dicho que han hecho “postureo” con sus enmiendas.
La oposición ha coincidido en que estos presupuestos son continuistas y en que a pesar de las cifras récord de recaudación hay un “deterioro” de los servicios públicos.
El único año de la legislatura en la que los presupuestos del Gobierno Vasco no recibieron el rechazo en bloque de la oposición fue en 2022, cuando EH Bildu se abstuvo.
Una subida del 5,4 %
Para el próximo ejercicio el Gobierno Vasco contará con 15.025,4 millones de capacidad de gasto, 774,7 más que este año, lo que supone un 5,4 % de subida.
Como todos los años, Salud es el departamento que más recursos tendrá con 4.896,6 millones, (246,1 más), lo que supone un alza del 5,3 %. La mayor parte, 3.889 millones, es para Osakidetza y el presupuesto para gasto farmacéutico es de 570 millones.
Educación es el segundo con más dinero: 3.672,9 millones (190,2 más, un 5,5 % de subida). La subida de la partida de personal de los centros públicos es del 5,4 %, y los conciertos educativos crecen un 3 %, hasta los 785,9 millones.
Trabajo y Empleo tendrá 1.177,4 millones y Planificación Territorial, Vivienda y Transportes tendrá 966,4 millones, 190,2 más (un 22,9 % de subida, el que más crece), gracias a la llegada de 180,8 millones de fondos europeos que serán para programas de vivienda.
Azpiazu acusa a la oposición de electoralismo
Tras las votaciones, el consejero de Economía y Hacienda del Gobierno Vasco, Pedro Azpiazu, ha dicho que le “entristece” la postura de la oposición, “claramente en clave electoral”.
Azpiazu ha añadido que frente al intento de estos grupos de presentar una realidad “tremendista y caótica” estos presupuestos “garantizan la estabilidad y certidumbre” en un ejercicio que va a estar marcado por las “incertidumbres globales”.
Durante el debate, Alaitz Zabala (PNV) ha acusado a los grupos de la oposición de “falta de voluntad de negociación” y de hacer propuestas “solo de cara a la galería”.
Zabala ha dicho que ninguno de estos grupos “ha querido aportar” en unos presupuestos que, entre otras cosas, “siguen garantizando la sanidad pública y universal, siguen impulsando la economía y el empleo y no dejan a nadie atrás”.
Ekain Rico (PSE-EE) ha afirmado que mientras que los grupos que apoyan al Gobierno “ponen encima de la mesa 15.000 millones” para políticas públicas “otros se quedan en la pancarta”.
Ha cargado contra la oposición cuando habla de una “supuesta alternativa” y ha dicho que ninguno de los grupos ha propuesto cambios que hubieran supuesto más del 4 % del presupuesto total.
La oposición ve falta de voluntad de diálogo
Leire Pinedo (EH Bildu) ha lamentado unos presupuestos “continuistas” en un momento en el que la sociedad ve una “degradación de los servicios públicos”, como problemas en la atención sanitaria o una mayor “segregación” en el sistema educativo.
Pinedo ha afeado la “falta de autocrítica” del Gobierno que solo ha “puesto en valor” su mayoría en el Parlamento.
David Soto (Elkarrekin Podemos-IU) cree que los presupuestos son una “oportunidad perdida” y una muestra de “falta de ambición” para hacer frente al “deterioro” en Osakidetza y a la crisis en el sistema de cuidados y climática.
Ignacio Gordillo (PP) ha lamentado la “poca predisposición a hablar” del Gobierno que quería que la oposición apoyara sus presupuestos de forma “acrítica”.
José Manuel Gil (Cs) ha considerado que son unos presupuestos “excesivos” elaborados con una “abusiva carga fiscal pero que no suponen una mejora de los servicios públicos”, y Amaia Martínez (Vox) los ha definido como el “reflejo de un modelo político en franca agonía”.
