Vitoria (EFE).- Miles de vitorianos se dieron cita en el tradicional y emotivo Rosario de la Aurora, en el día grande de las fiestas.
Las fiestas arrancaron con la bajada de Celedón y la primera noche que ha transcurrido sin incidentes graves.
El madrugador Rosario del día grande de las fiestas congrega cada año a los vitorianos en silencio.
Solo roto por cánticos y oraciones, acompañando a la Virgen con el niño.
La procesión comenzó a las siete con fresco, doce grados.
Arrancó en la plaza de la Virgen Blanca y la calle Mateo Moraza para hacer su recorrido tradicional por el casco medieval, por la Plaza de Santa María, Correría, Siervas de Jesús y Diputación.
El Rosario de la Aurora mantiene su tirón
El recorrido, de una hora, se celebró sin problemas, y numerosos vecinos de la ciudad y visitantes acompañaron la imagen de la Virgen Blanca.
La procesión finalizó con la tradicional misa de la Aurora desde las escaleras de la iglesia de San Miguel, ante una plaza casi llena de fieles.
Tras la eucaristía, las cuadrillas de «blusas» visitaron la hornacina de la patrona para realizar la tradicional ofrenda floral y bailar el aurresku de honor. EFE